Coincidiendo con la detección de varios casos de gripe del pollo en Turquía fui testigo el pasado fin de semana de un hecho insólito. Estando en la Plaza de España me crucé en un semáforo con un señor (aparentemente japonés, pero no me la jugaría) de unos 50 años con una mascarilla. Aunque la gente que me acompañaba intentó convencerme de que hay muchos motivos por los cuales alguien puede llevar mascarilla en Madrid, la combinación de las últimas noticias y la procedencia, presumiblemente oriental, del sujeto en cuestión disparó mi excitable imaginación. ¿Estamos a las puertas de las escenas de pánico colectivo que se vivían en el Este de Asia hace unos años? (aquella vez que hasta podías bajarte emoticonos del Messenger con mascarilla) ¿Tenía el protagonista miedo a ser contagiado? ¿o (aún más escalofriante) sólo pretendía protegernos de los virus que él incubaba?
No puedo evitar acordarme de la peli Doce monos ¿es este el virus definitivo que extinguirá a la raza humana? ¿No sería una tronchante ironía del destino que el ser humano, capaz de viajar a la Luna y de inventar la freidora a pilas y el adelgazador a calambrazos se extinguiera por algo como la gripe del pollo? si es que parece sacado de un tebeo de Mortadelo y Filemón. Claro, cuando la gripe del pollo llama a la puerta del mundo «civilizado», se le cambia el nombre y se le llama gripe aviar, o SARS y al virus, pues el H5N1, ni más ni menos. Como «pofesional» del gremio me encantan los palabros impronunciables que nadie entiende, pero me mola más la genuina gripe del pollo. Ya pasó con el mal de las vacas locas, rebautizada como «encefalopatía espongiforme bovina», ¡toma ya! (literalmente, que el cerebro se te queda hecho una esponja ¿nadie ha hecho una película gore sobre esto?). Demostremos nuestro honor afrontando la gripe del pollo con valentía, y a ver qué pasa.
Es una pena que no se tenga las costumbres de los nipones. Cuando están resfriados llevan mascarilla para evitar contagiar a los demás.
Aquí sin embargo se estornuda en la cara del vecino. Una lástima
Un saludo
pd. eso son los problemas del que dirán.
Espero que no pase demasiado con lo del pollo, pero llevan ya bastante tiempo metiéndonos miedo con el tema.
Anoto una reflexión que llevo un par de años haciéndome: los médicos (y las autoridades sanitarias) están tendiendo cada vez más a poner a sus pacientes (o ciudadanos) en lo peor. Te dicen que es muy posible que tengas un cáncer, o que puede venir una pandemia apocalíptica. Y luego todo queda en agua de borrajas.
¿Será que es la nueva política de comunicación que les han enseñado? «Dile a alguien que se va a morir, porque cuando luego solamente le cortes la pierna va a respirar aliviado».