Guía de campo galáctica (3): el ultracuerpo

Ultracuerpo invasor (Snatcher, Body Snatcher)
Somatocleptis nocturnus

Descripción
Como el lector de esta guía apreciará, la descripción de un ser cuyo ciclo vital se completa asumiendo la apariencia y fisiología de otra especie hospedadora es harto compleja. Al parecer, los ultracuerpos en estado original son una masa protoplasmática fungoide (Kaufman 1978) que ocupan la superficie de su remoto planeta original con más pena que gloria. Sólo tras la emisión de esporas panspérmicas que surcan el espacio alcanzando otros planetas bullentes de vida es cuando los Somatocleptis adquieren interés biológico al hacer réplicas exactas de distintas especies hasta llegar a sustituir sus sociedades por completo. Por tanto, los ultracuerpos pueden tomar virtualmente el aspecto de cualquier especie galáctica. Para descubrir si un ser determinado es en realidad un ultracuerpo se debe prestar atención a su comportamiento, ya que los ultracuerpos carecen de sentimientos y pulsiones típicas de la mayoría de los organismos inteligentes de la galaxia. Existen varios casos documentados (Siegel 1956, Kaufman 1978, Ferrara 1993) de ultracuerpos que invadieron cuerpos humanos y que fueron detectados casi inmediatamente por sus seres queridos, que se veían incapaces de reconocer al humano original. Preste el lector mucha atención a la explicación del ciclo biológico y el comportamiento para obtener más información útil a la hora de localizar a alguno de estos organismos.

Ciclo biológico y comportamiento


La forma de resistencia de la especie son las esporas panspérmicas, capaces de soportar el vacío y las fuertes radiaciones cósmicas durante sus viajes espaciales. Las esporas germinan rápidamente al alcanzar planetas con vida basada en el carbono y el agua. Generalmente llegan a la superficie gracias a la lluvia y caen sobre masas de vegetación o parques (Kaufman 1978) donde emiten unos filamentos microscópicos por los que comienzan a aprehender el genoma de la especie vegetal sobre la que han caído y a parasitarla con el fin de extraer todo tipo de principios inmediatos orgánicos. De esta forma, la espora origina una vaina primaria, generalmente de pequeño tamaño y con algún elemento llamativo (por ejemplo, flores) que han adquirido de la especie vegetal hospedadora.
Las vainas primarias llaman la atención de distintos tipos de organismos inteligentes (aunque insensatos) que las toman consigo hasta su vivienda. Las vainas primarias permanecen inactivas hasta que el hospedador inteligente entra en estado de sueño o descanso, momento en el que aprovechan para emitir nuevos filamentos que progresivamente recubren el cuerpo del hospedador. Mediante estos filamentos, el ultracuerpo asimila el genoma del infeliz y empieza a gestar una forma modificada del mismo, con sus mismas características individuales (proceso conocido internacionalmente como cleptosomatosis).
La vaina primaria aumenta de tamaño y se metamorfosea hasta adquirir el aspecto del individuo cleptosomatizado.
Si el sueño del hospedador es interrumpido a tiempo, el ultracuerpo muere sin completar la cleptosomatosis y el hospedador puede retomar su vida apenas sin efectos secundarios (cansancio y estreñimiento crónico). Sin embargo, cuando el desarrollo ha superado el umbral de viabilidad, el ultracuerpo termina por absorber toda la materia orgánica aprovechable del individuo, que queda reducido a un montón de pellejos (Kaufman 1978).
El ultracuerpo adulto tiene como primer objetivo deshacerse de los residuos del individuo al que le han robado el cuerpo para no levantar sospechas. Seguidamente trata de localizar a otros miembros de su especie que ya hayan emergido de la vaina para establecer sociedades de ultracuerpos destinadas a propagarse a sí mismos y hacer mobbing a la especie original a la que suplantan.
En este sentido es necesario destacar que cuando la población de ultracuerpos supera a la de la especie original, éstos dejan de esconderse y tratan de poner en evidencia a todo aquel que no es como ellos. A menudo lo consiguen señalando con el dedo al susodicho (en el caso de adquirir forma humana) y emitiendo berridos espeluznantes conocidos científicamente como chivatazo (ver ejemplo en la foto).
El ciclo se perpetúa con la generación de vainas secundarias, de mayor tamaño que las primarias si bien con el mismo propósito. Aunque se desconoce cómo se originan exactamente, parece ser que su función es el transporte a grandes distancias con la ayuda de otros ultracuerpos adultos, que regalan estas vainas secundarias a amigos y familiares de otras ciudades haciéndolas pasar por calabacines gigantes sin pesticidas (Ferrara, 1993). Hasta la fecha se desconoce cómo se originan de nuevo las esporas panspérmicas, seguramente porque nunca ha quedado nadie vivo para contarlo.

Conservación
Por su forma explosiva de reproducción y sustitución de la biodiversidad autóctona, Somatocleptis nocturnus debe ser considerada como una especie invasora. Son necesarios estudios más profundos sobre su biología (especialmente en lo que concierne a la bioquímica de la cleptosomatosis) para poder generar pesticidas eficaces que garanticen el control de estas poblaciones una vez establecidas. Por lo general los rifles de asalto parecen eficaces para mantener los individuos a raya (Ferrara 1993), pero sin medidas más específicas parece improbable que estas plagas puedan ser erradicadas con facilidad.

Referencias

Invasion of the Body Snatchers (Don Siegel, 1956)
(La invasión de los ladrones de cuerpos)

Invasion of the Body Snatchers (Philip Kaufman, 1978)
(La invasión de los ultracuerpos)

Body Snatchers (Abel Ferrara, 1993)
(Secuestradores de cuerpos)

Cita final

¿A dónde vas?
¿A dónde vas a huir?
¿Dónde te vas a esconder?
En ninguna parte.
Porque ya no queda…
nadie como tú.

Leer la presentación de la guía

10 comentarios en “Guía de campo galáctica (3): el ultracuerpo

  1. Ains… Yo no vuelvo a coger una florecilla del campo en la vida… T_____T
    ¬____¬ Mmmmmm… creo que en la escuela de arquitectura de Granada hay seres de esos insensibles… Estaré atenta. ;)

  2. Ejem, ejem…, cuando se te suelta la lengua…! Que sepas que estás poniendo en peligro la expansión de nuestra especie…

    Por cierto, esta noche toca emisión de esporas o vainas, a elegir… No se te olvide!

  3. Rafa, estoy estudiando con interés tu “Guía de campo galáctica”. Sé que profundizar en el estudio de criaturas a menudo tan inaccesibles lleva su tiempo. Yo me he permitido hacer algún comentario sobre algunas de las que más me han llamado la atención con la esperanza de que en un futuro puedan acaso gozar de un estudio más pormenorizado por tu competente autoridad en tu guía:

    Los llamados “recién llegados” de Alien Nation (Graham Baker,1988), calvos, con la cabeza algo desarrolladita y con manchitas tienen sus órganos genéiscos en las axilas. Realmente es práctico para el cachondeo (pensadlo bien, el sexo oral así tiene que ser de lo más cómodo), pero un poco antihigiénico para lo demás.

    “La Cosa” (Carpenter, 1982, también, al igual que los ultracuerpos, la asimilación y mimesis de otros organismos parece ser su forma de perpetuación. ¿Cómo hace tan enorme criatura para convertirse en un perrito?

    Indefectiblemente uno piensa ahora en “Hidden” (Craig Strachan, 2002). Existen aquí dos versiones de la especie alienígena (o acaso sean especies distintas). El caso es que tanto la versión buena como la malvada utilizan otro ser vivo como huésped para poder ejercer sus funciones fuera de su entorno natural (estos seres tienen dificultades para desenvolverse por sí mismos y han de manejarse mediante el cuerpo de otro ser mejor adaptado al entorno ajeno). Colonizan al huésped introduciéndose por su boca y lo abandonan por la misma vía. El morreo parece ser el mecanismo más sencillo de transhospedaje. La versión mala del ser es un pingajo repugnante con patas y la buena es un hálito luminoso.

    El incauto relacionaría precipitadamente a los bichos de Hidden con los repugnantes gusanos de “Night of the creeps” (Fred Dekker, 1986 –muy buena, ¿eh?) dados sus similares hábitos de hospedaje, pero estos últimos utilizan el cerebro del huésped como incubadora donde depositan huevecillos. El huésped se convierte así en una especie de zombie, sometido a la voluntad del parásito, pero con el único fin de propagarse e infectar a todo ser humano. Cuando los huevillos eclosionan, revientan el cráneo del huésped, matándolo definitivamente.

    Bueno, llegamos así a un clásico, The Blob (Irvin S. Yeaworth Jr., 1951), esa masa viscosa que lo único que hace es comer y crecer. Sus hábitos sexuales, caso de ser una criatura sexuada, son de seguro muy toscos. Pero se me antoja más como una asociación procariota que cuando le dé por gemarse, entonces el problema se convierte en dos problemas.

    Y por ahí quedan un sinfín de criaturas más que componen la fauna interestelar cuyas descripciones y hábitos tendrán que ser estudiados tarde o temprano. Permíteme darte la enhorabuena por tan magnífico trabajo. He pasado un rato de lo más divertido leyendo tu guía.

  4. La sustitución radical de una sociedad entera explicaría muchas cosas.

    Recomiendo escuchar una canción de Baby Horror: «La invasión de los ladrones de cuerpos»

  5. Amigos: estoy emocionado por el caluroso recibimiento que dais a las sucesivas fichas de la guía galáctica. Espero que sea un síntoma del creciente interés por la biología galáctica y la conservación de muchas de estas fascinantes criaturas ¡os doy las gracias en su nombre!

    Oskar: a la hora de siempre ¿no?

    Gabi: me alegro mucho de que te interese la guía. Efectivamente, lleva su tiempo hacer las fichas, sobre todo porque intento documentarme a fondo y ver las películas pertinentes cuaderno en mano. Muchas gracias por tus sugerencias, quedan adecuadamente archivadas ¡paciencia!

    Julián: el plan comienza con fichas de cada organismo, cuando haya una lista suficientemente extensa habrá taxonomía, filogenia, libro rojo, …

    Edryas: ya me la estoy bajando del e-mule :-P

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