Conversaciones etílicas a las 6:45 a.m.

Un atavismo de los estudiantes de la universidad de Murcia es el de ser especialmente propensos a las fiestas, incluso para estar en la universidad. Cualquier excusa es buena para montar un buen sarao con dosis relativas de creatividad. Entre la “Bienvenida” (que duró como dos meses), las distintas fiestas de guardar y los fines de semana “porque sí”, uno no deja de ver gente borracha en las paradas de autobús del campus de Espinardo y en la zona de marcha del centro de la ciudad (incluso a horas tempranas del día). Para esta semana está prevista la celebración de San Alberto Magno, patrón de los científicos (vete tú a saber por qué los científicos tienen patrón). Eso significa que el viernes es fiesta en las facultades de ciencias (también pasa en las otras universidades), pero además, aquí tienen otras costumbres que hacen que toda la semana sea un derroche constante de alcohol.

Hoy lunes son “Las paellas”. Originalmente significaba que los estudiantes se iban a un descampado a hacer paellas y después se emborrachaban. Hoy se hace todo igual, excepto por las paellas: la gente se reúne a las 13:00 para emborracharse y ya está (debo confesar que la ausencia de paellas me decepciona). Mañana martes es el día de “Las batas”. Los estudiantes recorren por la noche los locales de la “ruta etílica” con sus batas de científico y con un pañuelo cuyo color identifica el gremio. En este caso sí que se mantiene lo de las batas. El miércoles es el día de “Las brujas”, y originalmente la gente iba disfrazada a la universidad para emborracharse después. Lo habéis adivinado: ya nadie se disfraza, pero sí que se siguen emborrachando. Y así ad infinitum.

Yo no estoy aquí para emborracharme, pero el sábado es el sábado y salí de marcha por el centro. Ya le advertí a mi compañero de piso: “Mira, que yo no soy muy de volver a casa a las siete de la mañana ni nada de eso y hoy estoy desganado, yo me vuelvo pronto”.

Pues bien, a eso de las 6:45 volvía al piso yo solo (mi compañero y yo nos separamos por motivos logísticos) pasando un poco de frío y lamentando que la gente con la que salíamos se hubiera vuelto a casa y dejándome con ganas de más. Al pasar por una calle medio vacía me encuentro a un chico vestido muy elegantemente (con su chaqueta, su camisa, su corbata y sus pantalones, vamos, parecía salido de una boda) vomitando arrodillado en el alcorque de un árbol. Pasé de largo ante la lamentable escena, pero me di cuenta de que se había quedado apoyado en el tronco, como dormido.


Aquí entra en acción mi debilidad por la gente tirada en la calle. Yo no soy lo que se dice una persona caritativa. No suelo dar dinero a los mendigos, ni colaboro con ninguna ONG ni nada, soy un tacaño y un egoísta, pero hay algo que puede conmigo y es ver a alguien tirado en la calle. Pienso que sería muy triste que a mí me pasara algo (angina de pecho, puñalada, muerte súbita, neurocistomatosis, o cualquier cosa de las que salen en “House”) y me cayera al suelo inconsciente y la gente pasara a mi lado como si nada. Eso puede que pase en EE.UU., pero el día que sea habitual entre nosotros, habremos perdido parte importante de nuestra humanidad. Por esta razón, yo siempre que veo a alguien tirado en la calle le despierto y le pregunto que si está bien. Nunca nadie ha necesitado mi ayuda, por suerte.

Pues bien. Retrocedí unos metros y le pregunté al chico que si necesitaba ayuda. Él va, se recompone y me suelta “¿Sabes qué es lo peor de todo? Que no queremos reconocer que somos unas piltrafas”. Esa respuesta, la verdad, no me la esperaba. El tío se incorporó, dignísimo, como si unos segundos antes en vez de vomitar hubiese estado ayudando a una ancianita a cruzar la calle y me dijo con un tono confidencial que lo siguiera: “Ven, ven, vamos a hablar un poco”. Y como no tenía sueño y no tenía nada de lo que hablar en el blog, pues lo seguí.

El chico era estudiante de medicina y tenía muchas ganas de sincerarse y dejó algunas perlas como:

– ¿Quién te dice a ti que yo soy bueno? Mañana puedo ser pediatra y estar atendiendo a tu hijo y tú te piensas que yo soy bueno porque tengo un título, y sin embargo he estado vomitando aquí en el suelo como un perro.

(Aclaro que sus declaraciones han sido retocadas y dotadas de la coherencia que en aquellos momentos no tenía). Yo intentaba consolarle diciéndole que por emborracharse un día que tampoco pasaba nada, pero no había consuelo posible para aquella alma cándida, que veía indigno lo que le pasaba a su cuerpo.

Estuvimos charlando un rato más, pero no lo recuerdo claramente (en parte porque lo que decía tampoco es que tuviera mucho sentido, aunque era divertido oírle filosofar sobre el sistema universitario). La cosa es que al final me aburrí y le dejé que vagara por las solitarias calles de Murcia, no después de que me asegurara que sabía volver a su casa.

En fin, no sé si esta historia tiene algún tipo de moraleja, pero me parece digna de recordarse y por eso la pongo aquí, antes de que se me olvide.

Y en relación con este tema no se me puede olvidar la presencia de una pintada en las calles del centro de Murcia que me ha llegado muy hondo (prometo colgar una foto de la misma):

LA HUERTA MUERE Y TÚ TE EMBORRACHAS

Me chifla.

11 comentarios en “Conversaciones etílicas a las 6:45 a.m.

  1. «¡Oh!, fin de una aristocracia,
    la barba canosa y lacia,
    sobre el pecho, metido en tosco sayal,
    las yertas manos en cruz,
    tan formal, el caballero andaluz»,
    que decía Machado. Si es que las tradiciones…

  2. ¡Buenas! Muy curioso, un tipo muy curioso, el pobre médico. Recuerdo ahora una parida que se mandaba por email cuando casi nadie teníamos correo ni internet. Decía una cosa así: Si tuvieras que elegir entre un tipo borracho, mujeriego, medio drogadicto, con problemas de sueño y sobrepeso; y otro tipo serenísimo, educadísimo, estricto con sus cosicas, austero y fiel, ¿a quién escogerías como lider mundial? Uno respondía que al atento y educado (uno siempre se valora con el rasero de la ética global, claro) y resultaba que ese era Hitler. Y el otro Churchill.

    En fin.

    Por cierto, me mola tu nuevo blog. Menos cansino que el otro, con sus Popups y tal.

  3. Vaya…. menuda imagen de murcia. Creo que debo discrepar en algunos puntos.

    Lo de las borracheras es completamente cierto, pero sí hay paellas y sí hay brujos. Sino pásate el jueves por la plaza de toros :-) ( por cierto, que la noche de los brujos es el jueves y no el miércoles ).

    En lo de las paellas no pondría la mano en el fuego, pero sé que hace algunos años y no muchos todavía se hacían las paellas ( y por supuesto las borracheras ) y que si no se hacen ahora es ( según tengo entendido ) porque se han prohibido.

  4. Está bien que haya aclaraciones, Fizban, que luego no me entero de cuándo son las cosas.
    Yo también quiero aclarar que esta entrada no tiene ningún juicio de valor sobre Murcia: es habitual que el ambientillo universitario rezume fiestas y borracheras, pero también te digo que lo que estoy viendo aquí no lo había visto antes (en frecuencia de fiestas y participación en las mismas).
    Quizá en la Merced todo se mantenga más o menos igual, pero el número de paellas que se han preparado hoy en el descampado de Espinardo ha sido de dos (2). Eso sí, había concierto.
    En definitiva, yo transmito las cosas como las veo y como me las han contado la gente de aquí (y al final he comido paella porque me han invitado los del departamento de al lado). En todo caso la experiencia con el futuro pediatra me ha gustado, y la pintada no sé si la conoces (está en el cine Rex), pero me ha llegado al alma.
    Y el jueves estaré en Madrid, así que no podré comprobar si la gente se disfraza o no, pero ya tengo el pañuelo de biólogo para los descuentos en la cerveza de la ruta etílica.

  5. Que dolor de cabeza me ha dado este post ¿resaca, quizás? jeje.

    Por cierto, cuando te escribo los comentarios desde firefox no entran y no sé si el problema es mío o de la página. Saludos

  6. Pues no se si aquí en Santiago de Compostela la frecuencia de fiestas será mayor o menor que ahí en Murcia, pero a mí también me sorprendió al principio cuando llegué a la Universidad la cantidad de borracheras que se pilla la peña. Y me sorprendió precisamente porque no te esperas una conducta tan estúpida y nociva por parte de gente que se supone ilustrada.
    A lo mejor es deformación profesional, pero yo veo mucha gente que tiene un serio problema a largo plazo de alcoholismo y problemas hepáticos. Y estoy hablando de esa gente incapaz de salir y divertirse sin beber. Vale que un día te tomes o unas copas, o que bebas un par de cervezas cuando sales, ¿pero realmente es necesario tajarse de mala manera cada semana?

  7. Me han llegado rumores de que este año las paellas se hacen todas el viernes, pero no les doy demasiado crédito, ya que después del jueves de brujos los cuerpos no están para muchas paellas.

    De todos modos la información que yo tengo es de hace algunos años, pero no pensaba que fuera a cambiar tanto la cosa. Sin duda estoy seguro de que habrá brujos el jueves.

  8. A mí me da la impresión de que en los últimos años las borracheras han degenerado. Me explico, hace unos años, cuando empecé a salir, la gente solía hacer botellones para socializar. El objetivo era conocer gente y echarse unas risas, y para eso valía la paella, el bocata o las patatas bravas, regado con alcohol para que la comida baje y coger el puntito.

    Últimamente, sobre todo en la gente más joven, el objetivo parece que es tajarse. Hay mucha gente que no concibe el salir y no pillarse una borrachera. Y también se ha incrementado el consumo de drogas (léase marihuana, hachis o incluso coca) en chavales de 15 o 16 años.

    ¿Es esto normal? ¿Tan mal estamos que nuestro objetivo es salir a perder el sentido?

    Todos nos hemos tajado alguna vez (hay días en los que el alcohol te afecta más, o no has comido nada y con una copa estás mal, o simplemente que te estabas echando unas risas entre copa y copa y has bebido más de la cuenta). Supongo que la diferencia está en saber que no es bueno (como le ocurría al médico) y que sea algo esporádico.

  9. Pues yo es que no quería decir que los chavales de ahora son mucho más borrachos y potencialmente cirróticos que antes porque luego me decís que soy un cascarrabias y un abuelo cebolleta así que paso. A mí me agradó mucho la conversación filosófica con el médico y eso es lo que quería contar.
    Ya sabéis que soy coleccionista de momentos singulares.

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