Amigos del blogoplancton:
A veces el mundo es sencillamente fascinante. A esa conclusión llegamos tanto estudiando la ornamentación peristomial de un musgo diplolépido cualquiera como haciendo una visita a un bazar chino de nuestro barrio. Como reconocido amante del bizarrismo y del horror cruel e injustificado contra las retinas (véase esto, esto, esto o esto) reivindico el papel de los bazares chinos en nuestra sociedad como los auténticos templos del diseño kisch que constituyen.
El equipo redactor de DDUC ha realizado un reportaje exhaustivo en dos (2) bazares chinos colindantes a su sede y ofrece a sus lectores la oportunidad de admirar una pequeña selección de sus artículos más extravagantemente cutres englobados en la categoría de arte sacro-religioso moderno (siglos XX-XXI). El catálogo estará disponible en papel muy pronto.
No me déis las gracias, yo soy así.
Comencemos con un clásico: el buda panzón. Nadie sabe exactamente qué pinta encima de las flores de plástico pero ahí está nuestro fiel amigo siempre dispuesto a ayudarnos en el caso de que un alto directivo oriental de la empresa para la que trabajamos venga a cenar a casa de forma inesperada y queramos hacerle la pelota de forma sutil. Es algo que puede pasar en cualquier momento y queda bien con cualquier mobiliario. Ojito porque si de ídolos orientales se trata hallaremos una gran diversidad que convive en perfecta armonía con otros de origen incierto, como esta versión plastificada de alguna deidad hindú junto a un híbrido hada-rana que hará las delicias en cualquier cumpleaños «de los de cumplir», valga la redundancia.
Y si de armoniosa convivencia entre credos se trata también nos hallamos en el lugar adecuado. Admirad si no la agraciada disposición de elementos pluriconfesionales que se encontró en una estantería con una versión en plástico de La Última Cena seguida de dos visiones distintas de Buda y un ídolo dorado que representa a un toro (quizá un tótem paleomediterráneo) con joyas de vidrio rojo. Una auténtica delicia para la vista que, a modo de moderno friso panatenaico, conmueve el corazón de las personas de espíritu sensible propensas a admirar estas pequeñas maravillas de la cotidianeidad.
No deja de resultarme fascinante cómo han proliferado las imágenes de santos y virgencitas por estos lares. Las versiones de plástico con ojos vizcos de Sto. Tomás de Aquino o Sta. Bárbara se exponen para disfrute general y como reclamo para rellenar ese pequeño santoral que todo buen español debe tener en su casa, por si las moscas. Y mucha atención también a la imagen de la derecha, donde conviven en perfecta armonía sendas figuras en escayola de la Virgen de Covadonga y Blancanieves. No perdáis ocasión de ampliar la imagen y admirar esa expresión, ese gesto tan cuidado… arte bizarro en estado puro.
No se debe olvidar que están englobados en esta categoría aquellos objetos que son susceptibles de emplearse como sincero presente en las grandes ocasiones de la vida como puede ser una boda. Hay un completísimo surtido de imágenes en escayola de los dos felices novios en distintas poses (como la de la foto de la izquierda, montaditos a caballo trotando felices y gozosos hacia su nidito de amor) que cualquier pareja de amigos recibirá con lágrimas de emoción y labios temblorosos si se le es entregada precisamente en el banquete del día de su sagrado enlace mientras la banda del pueblo interpreta alguna canción de Nino Bravo. En el centro encontramos una alternativa algo más abstracta pero igualmente adecuada para una ocasión en la que el amor es el protagonista, y por este motivo es idónea para celebrar igualmente el «Día del Amor» (ya se sabe, entre Navidad y Semana Santa), pues los protagonistas de esta exquisita composición en peluche y fibra sintética son una pareja de «oso amador» (el oso que ama el amorrrrrg) con leyenda emotiva, original y sincera(I love you). Y para los más pequeños de la casa, un elemento equivalente: la niña de Primera Comunión. A pesar del aspecto siniestro que adquieren cuando son dispuestas en fila, estas figuritas decorativas que representan a una niña pelirroja vestida para la ocasión y respetuosamente arrodilladas delante de su misal llegan a exudar espiritualidad. A buen seguro que la preadolescente que tenga una de estas imágenes en su escritorio se centrará en sus estudios con pasión en lugar de entregarse al primer bakala de turno que le ofrezca un puñado de pastis.
Entre los ídolos paganos sin identificar hay también una diversidad apabullante en distintos materiales y cada uno con un toque maestro que lo hace único. ¿Qué representa el busto de mirada indescriptible de la imagen de la izquierda? Nadie lo sabe con seguridad, pero según los expertos consultados puede tratarse del mismísimo Jesucristo (como pone en el pie, aunque éste puede tratarse de un añadido posterior) según una variante herética del cristianismo que se remonta al siglo VI según la cual Cristo fue decapitado o bien es una representación de algún cantante Jevi de los años 80 durante una sobredosis. También es un misterio el significado de la figura que lo acompaña de uniforme militar y mirada perdida en el horizonte y se hace un llamamiento a los lectores con conocimientos en arqueología moderna para darle una interpretación. En las imágenes central y derecha encontramos variaciones de otro ídolo muy frecuente y representado desde la antigüedad: escenas de tauromaquia derivadas directamente de la tradición totémica-mediterránea a la que hacíamos alusión hace poco. Nótese en concreto la calidad y la abstracción de la pieza central, que incluso prescinde del elemento taurino y aún así se mantiene perfectamente reconocible. Un símbolo de distinción en cualquier hogar.
Reservo para el final las joyas de la colección de cada uno de los bazares visitados. En el primero de ellos se encuentra nada más atravesar el umbral de entrada: un fabuloso gato dorado al más puro estilo del vellocino de oro que (¡atención!) balancea rítmicamente una de sus patas sin descanso aparente para saludar y desear suerte a todos los clientes que entran en el recinto a la vez que mueve sus penetrantes ojos, que más que ojos son sendos luceros del alba, de un lado a otro para evitar que clientes demasiado audaces se lleven artículos de primera calidad como los mencionados sin pagar (aunque de eso ya se ocupan los chinos estratégicamente situados en cada pasillo que se mosquean inexplicablemente cuando fotografías los productos en venta sin apenas poder contener las lágrimas de la emoción). «Mire usté, es que varios amigos queremos hacer un regalo especial y como no están aquí para elegir me han pedido que haga fotos a las mejores opciones para enviárselas después». Anécdotas a parte, estuve a punto de llevarme el gato y nombrarlo solemnemente mascota oficial del bloj, pero imaginarme esos ojos vigilantes en el salón…. ¡ufff! No sé si me atrevería.
Del bazar nº 2 yo destacaría, sin lugar a dudas, la más valiosa de todas las piezas expuestas en el reportaje, una auténtica maravilla del buen gusto y de la espiritualidad y un codiciado tesoro (no por nada estaba en lo más alto del mostrador de la caja): el cuadro luminoso de la crucifixión del Cristo de las Llagas Supurantes (no tan impresionante como la versión en primer plano que abre y cierra los ojos, pero está bien). El cuadro, de cuidado estilo realista, se puede enchufar a la corriente doméstica para mostrar unos gloriosos destellos multicolores que llenarán de alegría cualquier estancia y la dotarán del ambiente espiritual requerido en cualquier momento. Cuando la cajera lo bajó para enchufarlo y que pudiera hacerle una foto en todo su electrónico esplendor costaba 25 euros. Antes de volver a subirlo me lo estaba dejando en 20. Lo dicho: a veces el mundo es fascinante.
mira el cuadro luminoso de la crucifixión lo tienen puesto en el restaurante chino de al lao de mi casa XDDD
y el gato dorado que saluda, hay una tienda que tiene un escaparate con al menos 100 gatos de esos saludando al compás. El escaparate simplemente es una tela negra cubriendo todo, y los gatos colocados todos a la misma distancia, la verdad es que impresiona, si paso por alli intentaré hacer una foto. XDDD
Yo reconozco que a veces entro a una tienda de chinos sólo por mirar. Son un verdadero templo del sincretismo cultural.
xDDD ¡¡Pero qué arte tienes!! :D
Se me han saltado las lagrimillas y todo de la risa. x’D
Todo el que me conoce sabe que siento un amor respetuoso y sagrado 8o sea, que me da miedo) hacia el gato del capón (lo del saludo yo no me lo trago)
En mi casa se da un fenómeno parecido: todo lo que hacemos mi hermana y yo parece que es como al agua de Fátima y que cura el cáncer, porque nunca se tira, de tal modo que sobre la tele hay un Jesús de plástico vestido de terciopelo que le regaló mi hermana (cuando era muy pequeña y la fascinaba todo aquello que brillase) a mi madre, y un cuadro de el pato Donald hecho con arena de colores obra de una servidora hace como quince años o más.
Es espantoso. Pero mi madre se niega a tirarlo, porque se lo regalamos con amor. Qué daño hace el amor a la estética, hay que ver.
Impresionante compilación de artículos místicos. Todos hemos tenido que dormir junto a uno en casa de una tia hortera o un amigo con una madre hortera. Sólo recordarlo hace que el terror empieza a apoderarse de mí.
«También es un misterio el significado de la figura que lo acompaña de uniforme militar y mirada perdida en el horizonte y se hace un llamamiento a los lectores con conocimientos en arqueología moderna para darle una interpretación»
Yo creo que es un napoleón venido a menos
Lo del gato está relacionado con una creencia china (creo que los japos también la tienen) de que el gato según levante el brazo derecho o el izquierdo trae la salud o el dinero (no recuerdo que brazo era cada cosa)
Me agrada ver que estas cosas son apreciadas como se merecen, sí señor.
http://yeyo.wordpress.com/2007/04/25/maneki-neko/
¡Maneki Neko! Ahora sí que quiero uno, para la mesa del trabajo, ya verás tú qué risa…
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