Estaba pensando que hace mucho que no suento un rollete sobre cómo algunas ideas equivocadas tienden a echar raíces en las mentes de los científicos (bueno, en las mentes de todos nosotros) hasta que alguien mira con la suficiente agudeza como para descubrir que hay nuevos y elegantes planteamientos que resuelven el dilema de turno. Es una de las cosas que más me gustan de la ciencia y hay ejemplos por todas partes, así que miro una postal que me trajo un amigo del Museo de Historia Natural de Bruselas para inspirarme. Se trata de un esqueleto de mi dinosaurio favorito, el Iguanodon. No la tengo aquí por casualidad. Su historia resume los planteamientos imperantes en la biología de los últimos siglos.
Dicha historia comienza en 1822 cuando un médico inglés, Gideon Mantell, encontró un diente fósil. (Él siempre decía que fue su mujer la que lo descubrió, pero más bien parece que darle un toque de «casualidad» o de emoción a estos descubrimientos era lo que estaba de moda en aquella época). El diente, bastante grande y con bordes serrados, no se correspondía con ningún animal conocido. Sin embargo, haciendo gala de una excelente perspicacia científica, Mantell le vio similitudes con el de la iguana, por lo que dedujo que debía pertenecer a un reptil gigante (por el tamaño del diente) y herbívoro. Publicó su descubrimiento en 1825 bajo el nombre de Iguanodon (diente de iguana). Años más tarde se encontró un esqueleto bastante completo pero desarticulado y sin cráneo en Maidstone (arriba-izquierda). Los dientes hallados junto a él permitieron a Mantell reconocerlo como un Iguanodon e intentar la reconstrucción. En el esqueleto se halló también un hueso grande, con forma de cuerno, que quizá por asimilación completa a las iguanas, fue colocado en el rostro:
Arriba podéis ver el dibujo de Mantell. Tened en cuenta que por aquel entonces ni siquiera existía el concepto de dinosaurio, así que Mantell se limitó a hacer que se pareciese lo máximo posible a una iguana moderna, por lo que lo dibujó gracilmente posado sobre una rama. Tampoco es que se le pueda pedir más con los datos que tenía, pero en todo caso imaginarse a una iguana de diez metros subida a un árbol no parece una posibilidad muy creíble.
El sucesor del legado de Mantell fue otro inglés, Richard Owen, verdadero artífice del concepto y el nombre de «dinosaurio» (lagarto terrible). Owen estaba en la línea de Cuvier y otros catrastofistas. Aunque el debate sobre la evolución ya existía Darwin aún no había publicado «El Origen de las especies» y la visión más ortodoxa admitía que los dinosaurios y demás animales extintos en realidad databan del Diluvio Universal. Por consiguiente, la interpretación de Owen sobre todos los dinosaurios consistía en una panda de animales torpes, pesadísimos, mosntruosos y estúpidos, y el Iguanodon no era una excepción. En lugar de la iguanesca versión de Mantell, Owen opta por algo como esto:
Nótese que aún tiene cuernecito en la cabeza. Reconstrucciones de este tipo fueron muy frecuentes en la Inglaterra científica de aquella época. Es un chascarrillo muy famoso que los paleontólogos más eminentes celebraron la cena de Año Nuevo de 1854 en una maqueta gigante de Iguanodon acondicionada.
En 1878, ya en plena era de Darwin, se encontraron en una mina de carbón de Bélgica casi 40 esqueletos completos de Iguanodon en un estado excelente de conservación, con cráneos y perfectamente articulados. Louis Dollo fue el encargado de montarlos para el Museo de Historia Natural de Bruselas, donde se pueden admirar hoy. Sin embargo, por aquel momento el paradigma del origen de la biodiversidad había cambiado. Los dinosaurios no debían ser ya seres inferiores, estúpidos y torpes. Dollo imprimió una visión mucho más grácil de estos seres, hasta el punto de que los enderezó para darles una posición bípeda, arrastrando su larga cola por el suelo, como un canguro en reposo. Además (gracias al buen estado de los restos) advirtió que el cuernecillo que Owen situó en la cabeza era, en realidad, un pulgar puntiagudo (quizá defensivo). Así quedaron los esqueletos de Dollo: bípedos, arrastrando la cola y dando el «ok» a todo el mundo, y así los hemos visto hasta hace muy poco.
La visión de Dollo fue, con diferencia, la que más tiempo ha perdurado: unos seres relativamente ágiles, bípedos y fascinantes. Quienes conservéis cromos, muñequitos o libros de dinosaurios de vuestra infancia, veréis así a los iguanodones, ya que el último aspecto importante que se añadió a su reconstrucción tardó en hacerse popular pese a descubrirse a principios de los años 80 del siglo XX.
Dicho detalle, creo que atrubuible a David Norman, reside en el hecho de que Dollo tuvo que forzar la articulación de las vértebras posteriores para que la cola se doblase como él quería (atención a la flecha roja en el esqueleto de Dollo). Si prescindimos de esa trampilla, la cola del Iguanodon debería ser más o menos recta, con lo que en realidad el cuerpo del animal en vida debería estar mucho más inclinado hacia delante, manifestando una postura, en realidad cuadrúpeda:
Es prácticamente obligatorio que veáis excelentes reconstrucciones de Iguanodon por Raúl Martín aquí, aquí y aquí. en espera de que me de o no permiso de reproducirlas
Por suerte los niños de hoy ya pueden disponer de muñequitos de iguanodones perfectamente fieles a la reconstrucción actual:
Hoy en día el Iguanodon es de los dinosaurios mejor conocidos. En particular ciertos detalles sobre su masticación son interesantísimos (pero no vienen a cuento) y se supone que eran unos animales gregarios y bastante abundantes en toda Europa. Las reproducciones modernas (como las de los documentales de la BBC) lo imaginan cuadrúpedo (aunque pudiese erguirse ocasionalmente) y rápido, usando su enorme cola como contrapeso. Personalmente, lo verdaderamente irónico de toda esta historia es que de los tres paleontólogos del siglo XIX que participaron en su reconstrucción, el que más se aproximó fue el propio Mantell al imaginarlo como una grácil iguana cuadrúpeda de diez metros. A veces la vida da unos rodeos impresionantes.
Eres como la versión bloguera de los docus de la 2. :) Solo que tú no das sueño.
Hay que admitir que Dollo, a pesar de su rastrera modificación del cuerpo del delito, hizo avanzar considerablemente la ciencia paleontológico, ya no sólo con su descubrimiento sino con la idea de los «lagartos-bípedos», un concepto importantísimo que ni siquiera se planteba.
No se si esto es off-topic pero tenía que decirlo: Llevo TODA LA VIDA intentando ver las maquetas. El año que viajé a Lonfrés me enteré de que estaban expuestas en un parque en el quinto pimiento y por tanto muy lejos del museo, con lo que me las perdí. Me resulta no sólo curiosísimo sino además una obra de ingenio y amor asombrosa.
Y otra cosa: Adoro las ilustraciones fotorealistas de dinosaurios. Me hacen viajar al mesozoico.
Siempre me ha parecido muy intereante la diferente interpretación de los restos fósiles. La verdad es que los científicos no sabéis nada y no haceis más que liarnos a los demás ;)
La página de las ilustraciones de dinosaurios me parece impresionante, no te puedes imaginar lo útil que me va a resultar, porque tenía unas dudas en un esque me de color àra un reptil y con esos dibujos me has abierto un abanico de posibilidades impresionante. Al final, la cosa esta del blog va a servir para algo
Totalmente de acuerdo con Kike: qué sería del cine de mosntruos sin la inspiración de los dinosaurios bípedos.
Y sí, las galerías son impresionantes, y no sólo tienen dinosaurios.
A lo mejor no era tan raro un iguanodon en un rama, si habia hongos de metros de altura e invertebrados de mas de 1 metro de largo.
Hasta hoy tambien pensaba que el iguanodon era bipedo.
En foro hay un usuario que hace unos dibujos de dinosaurios increibles.
Yo quiero un poster de esos
Ademas en el foro CPI han comentado que, ademas de la parte artistica, son muy realistas.
más fotos
Rafa: ¿puedes subir el limite de enlaces en los comentarios? que cree que soy un Spamer XD
No pasa nada, yo los apruebo manualmente después, es que te aseguro que sí que llega mucho SPAM
Interesante tomo nota (el post me ha parecido cojonudo)
Siempre me gustó mucho la historia del iguanodon, y la evolución de su representación.
Como bien has dicho yo me acuerdo de que mis libros de dinosaurios de cuando era peque enseñaban una especie de lagarto bípedo comiendo hojas de lo alto de un árbol.
Muy interesante el post <:0)
Pues yo no conocía la historia de Iguanodon y la verdad es que es muy interesante, tendría que indagar un poquito más en estas cosas, pero las vacaciones y el calor me están reblandeciendo los sesos xDDD
Y donde venden los muñecos esos del iguanadon? es que no los encuentro por ningun lado. Enhorabuena por el blog, la de tiempo que llevo leyendo sin decir na :$ gracias por todo.
George, creo que si buscas suficientemente a fondo en un bazar chino puedes encontrar todas las versiones pasadas, presentes (y puede que futuras) del Iguanodon. Gracias por animarte a comentar.
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quiero saber si la evolucion del iguanodon ha sido afectada en su biologia?? cntestarme por favor gracias!
dinovida: un trabajo fabuloso