Ayer se presentó un informe realizado por la Fundación Biodiversidad sobre la evolución de la huella ecológica en nuestro país. La «huella ecológica» es una especie de índice que se puede usar para calcular cuál es nuestro impacto en la biosfera, y suele medirse por áreas. Alguien una vez se preguntó cómo podría representar de forma gráfica y práctica todo nuestro consumo de recursos (alimento, agua potable, electricidad, etc) y se le ocurrió calcular qué superficie terrestre necesitaría una persona para mantener su tren de vida. El porcentaje de suelo que correponde a los alimentos vegetales que consume, el de los pastos que necesita el ganado que consume, el área que ocupan las fábricas que se encargan de mantenerlo vestidito, la de océano donde se pescan sus lenguaditos y lubinas, la que necesita su porción de central nuclear, etc etc.
Lo cierto es que el rollo este de la huella ecológica resulta muy práctico como indicador de lo cafres que somos con nuestro entorno. Si la suma de las huellas ecológicas de los habitantes de un país supera el área de dicho país, es evidente que resulta deficitario y que recibe recursos del exterior (es decir, que «raspa» la huella ecológica de los de fuerapara vivir mejor). Esto, amigüitos, no es así por nada, sino porque las leyes de la termodinámica no están precisamente de vacaciones: de donde no hay no se puede sacar, la magia no existe y la energía y recursos que se extraen del planeta son finitos (qué bien me habría venido este informe el Blog Action Day). Las desigualdades entre los países ricos y los pobres también se ven reflejadas, como no podía ser de otra forma, en la huella ecológica.
Interesantísima imagen encontrada aquí que reproduce el área que deberían tener en realidad los países según su huella ecológica. Se pone de manifiesto quién se pone las botas a base de exprimir a sus vecinos (pinchar para ampliar)
Pero no quería enrollarme; si queréis saber más sobre la huella ecológica usad la Wikipedia, que para algo está, y si por casualidad os da por calcular cuánto de hipertrofiada está la vuestra, podéis hacerlo aquí (en inglés), y luego me contáis.
Yo lo que quería era comentar la propia naturaleza del informe (descargable en pdf), que no sé muy bien si sólo te dejan acceder a un resumen o qué, porque parece un poco deficiente, la verdad. Quizá lo que me pasa es que no estoy acostumbrado a leer este tipo de documentos y echo de menos la chicha que hay en cualquier publicación científica, pero viene a ser una presentación en PuntoPoder, cutre por más señas en lo que se refiere a la estética: mala calidad de las imágenes (que a veces se pixelan por agrandarlas más de lo posible), abuso de los colorines, información a veces inconexa… y todo para asemejarse a una especie de clase teórica sobre lo que es la huella ecológica. Resultados jugosos más bien pocos, y vías de solucionar la evidente sobreexplotación de nuestros recursos graciosamente ausentes. Todo son nombres de normativas, eso sí, en muy diversos colores. No sé si esto es sólo una especie de versión popi-digestiva para el público general pero que sí esconde iniciativas serias detrás o si se va a quedar todo en… eso, en colorines.
Por comentar algo, los españoles tenemos de media una huella ecológica de 6.4 hectáreas cada uno. véanse aquí una comparación de la evolución entre 1995 y 2005 de la huella ecológica (relación huella/biocapacidad). Así como resumen resulta que los españolitos tenemos una huella ecológica que es casi el triple de lo que nuestra piel de toro se puede permitir. Esto es muy malo, sobre todo si te pilla una crisis energética o un Apocalipsis Zombi (especialmente esto último), pero además podemos admirarnos de cómo nos han crecido los pies, pues en los últimos diez años esa huella ha crecido un 34%, en su mayor parte como consecuencia del incremento de consumo energético.
Gráfica autoexplicativa (pinchar para agrandar)
Por regiones los que nos llevamos la palma somos los madrileños, que consumimos a un ritmo casi 20 veces por encima de lo que el triangulito mesetario da de sí, a mucha distancia de Canarias (10.4), Comunidad Valenciana (7.2) y Cataluña (6.1). Una mención aparte merecen Ceuta y Melilla. En realidad son estas ciudades quienes se llevan la palma (relación huella/biocapacidad 42 y 39 respectivamente), pero es hacer trampa, porque era de esperar que una ciudad, así tal cual, no debe ser de las cosas más sostenibles precisamente. Las comunidades realmente sostenibles, con una relación huella/biocapacidad inferior a uno son las dos Castillas y Extremadura. Vamos, que si alguna vez se nos plantea cómo tiene que ser vivir en equilibrio sostenible ya sabemos dónde hay que mirar.
¿Esto valdrá para algo? Ya he dicho que el informe en sí me parece un poco soso y demasiado teórico, pero resulta tibiamente esperanzador que a nivel político se aborden estos temas, que al menos dé la sensación de que hay vida en el Ministerio de Medio Ambiente, y en cualquier caso sí que es cierto que podrían llevarse a cabo políticas definitivamente mucho peores (y siento sacar mi parcialidad a relucir, pero es que a veces te lo ponen a huevo).
Es que este país es la leche… yo no creo que seas parcial con lo de las declaraciones de Rajoy, es que no hay otra forma de verlas. Lo malo de esto es que con esta oposición, poco se puede exigir al Gobierno. Es bueno que salgan estos informes y que la gente lo comentemos porque, desde luego, por parte del PP nada se va a conseguir en este sentido.
A mi me parece imprescindible que todo el mundo sea consciente de las repercusiones que tiene cada cosa que hace y las decisiones que toma, pero tampoco hay que ser excesivamente severos. No me gusta que se carguen las tintas sobre el consumidor particular porque está bien formar ciudadanos responsables, pero no está bien crear un estado permanente de mala conciencia, simplemente porque al final se logra que a la gente le venza la frustración y opte por el «de perdidos al río». Hay que hacer énfasis en qué cosas puede uno mejorar y en qué cosas deben cambiar los responsables públicos. No es justo hacer campañas para que la gente cierre el grifo cuando se enjabona la cabeza (cosa que está muy bien) si luego se mantiene una política agraria y ubanística ecológicamente descabellada. Del mismo modo, no es justo que nadie se sienta mal por no vivir en un bloque de apartamentos en el centro o no usar el trasporte público o comer pescado, si su ciudad es ruidosa y contaminada, el transporte público penoso y no se limitan las capturas de pescado.
Este medidor de huella es especialmente burdo. Yo he hecho algún otro test (creo que en la página de Adena hace un año al menos) en el que se incluían más detalles de los hábitos de consumo y los esfuerzos individuales para reducir la huella, como el aislamiento de la vivienda, la fabricación de compost, los electrodomésticos elegidos, etc.
Aún así, me alegro de que lo hayas puesto en el blog para que nos deprimamos juntos. Por cierto ¿has visto que los viajes en avión nos desmadran la huella? Incómodo, isn’t it?
Estoy de acuerdo con lo que dices, Ofelia. Yo de hecho dudo que la responsabilidad ciudadana sea capaz de tener un efecto sensible en la adquisición de un equilibrio sostenible, y posiblemente si se dieran las circunstancias la mayoría de la población no estaría dispuesta a realizar la revolución en los hábitos de vida que sería necesaria para alcanzar ese equilibrio. Yo suelo ser bastante pesimista, pero eso no significa que no considere importante ciertos gestos, como el de la motivación de los políticos por buscar soluciones.
El test lo he puesto por curiosidad más que otra cosa, efectivamente, es burdo, y efectivamente escuece que viajar te suba tanto la huella.
La viñeta del final es la leche xDDD
Pues sí, estamos bastante poco concienciados y derrochamos a saco… pienso que está bien que nos den tanta bola con lo del cambio climático, a ver si así la gente reacciona un poquito. En Andalucía no reaccionamos ante la sequía hasta que no tuvimos restricciones de agua, desde entonces, desde chiquitito, mi madre me ha dicho siempre: niño! cierra el grifo si no lo estás usando! no me tires el agua!
A ver si es verdad que nos damos un poquito de cuenta de lo que estamos haciendo.
antes no sabia que era la huella
La viñeta del final sobra. Creo que el interés por la ecología no tiene ideología. La izquierda está tan interesada como la derecha por el cuidado del medio ambiente, no hay más que ver cómo viven. Una cosa es hablar, utilizandolo para que te den votos y otra es vivirlo realmente. España sigue sin estar formada, seguimos guiándonos por los sentimientos y los estereotipos. La ecología tenía que estar fuera de la política, para no ser utilizada . Un saludo. Espero haber dejado huella.
Estimado amante de la libertad. La viñeta era perfectamente pertinente porque allá por octubre de 2007 (que es cuando se publicó esta entrada) Rajoy hizo unas lamentables declaraciones que aparecen enlazadas (y quizá con las prisas no ha leído) con la consiguiente repercusión mediática. En esta santa casa tenemos por costumbre decir lo que nos parece mal, venga del político que venga, y puede usted comprobar que, de hecho, el partido en el gobierno ha sido criticado aquí muy a menudo por diferentes actuaciones ambientales nefastas.
La ecología tenía que estar fuera de la política, para no ser utilizada
No podría estar más en desacuerdo. Declaraciones como la de Rajoy en 2007 ponen de manifiesto que el problema es precisamente que los políticos no se toman en serio la conservación del medio ambiente.
Buenas tardes
Realmente en occidente y mas en España hemos consumido por encima de nuestras posibilidades y de una forma irresponsable, ya que para conseguir este nivel de consumo, no solo hemos destrozado nuestro medio ambiente sino que también se ha abusado mucho de paises del 3º mundo, negociando con dictadores, etc.
Ya es hora de dejar de confiar en los políticos y ser mas responsables de nuestros actos, comiendo menos carne, realizando un consumo de productos locales, comprando comida ecológica, etc. Los pequeños cambios son muy poderosos!