Se buscan wargamers

Hace ya bastantes meses que me dio por nueva afición: la de pasar unas cuantas horas de los domingos jugando a wargames, o sea, a juegos de guerra de los de tablero. Todo empezó con una entrada en el bloj de SuperSantiEgo que me llamó la atención en el que además se hacía un sutil llamamiento a jugadores potenciales y, ya véis, al final me enganché y todo. La escasez de jugadores es el factor limitante principal para esta actividad (por mucho juego de ordenador que haya, competir contra seres humanos es algo que no se puede simular), así que tomo el relevo para hablaros de en qué consisten estos jueguecitos y si alguno se anima a probar, pues bienvenido sea.

Lo primero es aclarar un poco qué son y qué no son. Muy posiblemente muchos estéis pensando en el Risk (me da la sensación de que estas cosas siempre se explican igual, pero es que es cierto que cuando le explico a alguien todo esto, siempre acaban acordándose del Risk). Bien, el parecido de los juegos de los que os hablo con el Risk es bastante leve. Sí, hay un tablero que es un mapa y sí, hay tropas que se dan de leches, pero nada más. A ver, no tengo nada en contra del Risk, que de hecho me gusta, pero quiero incidir en que la complejidad, así como las posibilidades, de estos otros juegos es mucho mayor. Como símil de partida veo mucho más aproximado que penséis en las últimas versiones del Civilization (el videojuego), y aún así no se parecen mucho.

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Despliegue de medios

Por describirlos rápidamente: se trata de juegos de simulación histórica en las que cada jugador lleva uno o varios bandos y controla sus actividades militares y políticas a través de unas cartas que se pueden usar para mover o comprar tropas, combatir o llevar a cabo distintos eventos más o menos históricos. Por seguir un poco con el símil del archiconocido juego de mesa: en el Risk, reconozcámoslo, no hay mucho que pensar. Se tiran los dados y punto. Aquí, sin embargo, si bien tiene su componente aleatoria (las cartas que te tocan y, sí, las tiradas de dados) existe una flexibilidad mucho más grante de la componente estratégica. Qué hacer, cuándo hacerlo y para qué, además de la siempre fascinante dimensión diplomática a la que hay que añadir la gracia de centrarse en una época determinada, con sus vicisitudes particulares a veces muy detalladamente retratadas por los demiurgos jueguiles, que llegan a currárselo mucho.
Un purista me dirá que en realidad estos juegos con cartas no son wargames en el sentido estricto, y no seré yo el que le discuta eso, pero si hay una denominación más exacta, que lo diga.

Como esto puede que sea poco elocuente, tomaré por ejemplo la partida que jugamos ayer mismo al Here I Stand, un juego ambientado a comienzos del siglo XVI en Europa, cuando Lutero clava sus 95 tesis en Wittenberg.

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Tablero al inicio del juego

En este juego hay seis posibles bandos, pero como sólo éramos tres jugadores, a cada uno nos correspondía llevar dos. Tras el sorteo a mí me tocó liderar la casa de los Habsburgo ni más ni menos que con Carlos V a la cabeza y garantizar la integridad del Imperio en la Península Ibérica, Flandes, Alemania, sur de Italia, demás posesiones del Mediterráneo y las Indias Occidentales. Además me correspondía también el control de los Estados Pontificios con el Papa León X con la responsabilidad de mantener la pureza de la fe católica e impedir la difusión de la herejía protestante en Europa a golpe de debates teológicos y quemas de libros. Otro de los jugadores (Jmongil a la sazón) se encargó del temible Imperio Otomano (Con Solimán el Magnífico liderando el cotarro), que en seguida pondrá sus ojos en Hungría, y Francia (siendo rey Francisco I). Finalmente el tercer jugador controla la Inglaterra de Enrique VIII además de la Reforma protestante encabezada por el propio Lutero, que al comienzo carece de poder militar, pero como se verá de hecho da mucha guerra.

Durante los primeros impulsos, Lutero difundió sus herejías con éxito en algunas ciudades alemanas sin que el Papa, con sus quemas de libros y debates, pudiese impedirlo. A la vez Enrique VIII sitió y subyugó con éxito Edimburgo, sometiendo de esta forma a Escocia. Los turcos conquistaron Belgrado y se aproximaron peligrosamente a Budapest y los Austrias se armaron hasta los dientes y de paso descubrieron el río Mississippi y conquistaron a los Incas.

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Detalle de las fichas donde se llevan los asuntos de la gente importante

En el siguiente turno los turcos se hicieron con Budapest. Esto tuvo como consecuencia la entrada del Habsburgo en la contienda. Carlos V se reunió con su ejército en Viena y plantó batalla al infiel otomano. Pese a que las fuerzas estaban relativamente igualadas, un ataque por sorpresa del rey cristiano (y una buena tirada de dados) aniquiló totalmente al ejército de infieles y Solimán fue tomado prisionero.

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Batalla de Budapest. Carlos V se enfrenta a Solimán el Magnífico

Mientras tanto, aprovechando que el emperador Habsburgo estaba distraído, Francisco I le arrebató con éxito Bruselas y Amberes para mayor gloria de Francia. Como no podía ser de otra forma, esta vil maniobra le valió la excomunión desde el Vaticano. Por su parte, Enrique VIII en su frenética búsqueda de un heredero varón, se divorció de su primera esposa mientras Lutero proseguía imparable la Reforma en Alemania.

En el siguiente turno de diplomacia las tensiones se rebajaron: Carlos V firmó la paz con Francia a cambio de la devolución de Amberes y se le levantó la excomunión a Francisco I. También se firmó la paz con el imperio Otomano manteniendo el control sobre Budapest; Solimán fue liberado a cambio de recursos. Poco duró esta estabilidad: Inglaterra sitió y conquistó Amberes sin que Carlos V pudiese hacer nada (una tempestad le impidió llegar a tiempo). Por su parte los turcos, con su ejército mermadísimo, se dedicaron a piratear el Mediterráneo. El Papa seguía sin poder contener la Reforma, pero consiguió apoderarse de Florencia y Génova, que no está mal.

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Carlos V y Francisco I conspiran contra Enrique VIII

Tras una durísima negociación diplomática, Francia y el Habsburgo se aliaron en el siguiente turno. Una armada conjunta franco-española derrotó en el Canal de la Mancha a los ingleses, lo que permitió la recuperación de Amberes por Carlos V y el sitio y conquista de Calais por Francisco I, con lo que Inglaterra tuvo que replegarse a lamerse las heridas. Poco importó esta gloriosa gesta contra la pérfida Albión ya que tras el recuento de puntos al final del cuarto turno (y la conversión del Protestante en potencia militar) resultó que se alcanzaban ciertas condiciones de victoria, así que ganó Lutero.

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Tablero al final del juego

Bien, si crees que esto puede gustarte, quizá seas un wargamer en potencia y no lo sabes, como me ocurrió a mí, o quizá lo seas ya pero no tienes con quién jugar. En todo caso, y sobre todo si vives en Madrid, puedes ponerte en contacto conmigo (dirección de correo arriba a la derecha). El aprendizaje es durillo, porque los juegos son complejos, pero la satisfacción de jugarlos con algo más de práctica es muy estimulante. Otros juegos de los que hay disponibilidad en nuestras partidas son «Napoleonic Wars«, «Sword of Rome» o «Republic of Rome» (más bien un juego de política), y ya que me pongo, aprovecho para poner fotos de los dos juegos que he comprado recientemente (más sencillitos que los anteriores, pero que están muy bien y son ambos para dos jugadores):

España 1936: con este título ya os podéis imaginar de qué trata.

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«Hannibal: Rome vs. Carthage«: un clásico reeditado ambientado en la 2ª Guerra Púnica.

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21 comentarios en “Se buscan wargamers

  1. interesante, mi experiencia en wargames se limita a risk y a unas pocas partidas de Warhammer, este ultimo es de los que no se juega en un tablero sino en un campo de batalla miniatura, algo entretenido pero si no conoces bien las regalas se torna tedioso

  2. Pero hay algo que no me ha quedado claro… ¿hay que sacar la tirada exacta para entrar en casa?

    Juas, el Battletech al fondo… con mi queridos Marauder y Crusader…

    Prueba el Risk 2210, se parece bastante más a esto que te gusta. Y el Dune, ains, bendito Dune…

  3. Joer ya me gustaría a mí encontrar gente dispuesta a jugar, pero las tardes de domingo mis colegas las dedican a la vida marital, así que juego poco. Envidia os tengo malajes…

  4. P-pero… ¿¡Que es esto?? ¿¿Wargames HISTÓRICOS?? ¡NO! Los que molan son los de magos y orcos, hombre. Yo la verdad es que adoro estos juegos. Que diantre los adoro… estoy enamorado de los putos wargames. Debo tener como seis millones y otros seis enlistados para su futura adquisición.

  5. Se buscan cuentistas para reanimar cadáveres exquisitos. Lugar de encuentro: el mundo alunarado o el lugar donde los muertos andan. ¡Peazo de off topic!:)

  6. «me correspondía también el control de los Estados Pontificios con el Papa León X con la responsabilidad de mantener la pureza de la fe católica e impedir la difusión de la herejía protestante en Europa a golpe de debates teológicos y quemas de libros»

    Como a un santo dos pistolas.

  7. Oye. Acabo de repasar la regla de llevar dos bandos a la vez. Antes de determinar si un bando aventaja a los demás en 5 o más ptos, hay que calcular la media aritmética entre las potencias con las que se juega. Como le dimos un buen repaso al Inglés, sale un promedio tal que no da la victoria a Alejandro. ¡Habría un quinto turno!
    Por tanto, los Habsburgo hicieron bien dejándose engatusar por Francia, para hacer un ataque conjunto al británico. Con el acuerdo de permutar Amberes por el divorcio de Enrique VIII, Alejandro no habría ganado pero se quedaría peligrosamente cerca.

  8. Creo que con mi último comentario acabo de espantar a los que empezaban a sentir una cierta curiosidad por el tema. jejejeje

  9. SuperSantiEgo: y tanto, tienes toda la razón (pero sobre todo cuando ya llevas un rodaje)

    Lanarch: Ahora no me acuerdo de lo que pasa cuando llegas a casa, tengo que consultar las FAQ de la última edición de las reglas.
    Pues al Dune no he jugado aún, y le tengo unas ganas…

    Milgrom: Pues cuando te bajes a los Madriles, ya sabes…

    Kike: ¡Todos esperamos de ti que alguna vez diseñes uno!

    Coleccionista: «Como a un santo dos pistolas.» No lo sabes tú bien. El poder de excomulgar te corrompe desde el principio.

    Jmongil: ¿ah sí? Esa era una duda que tenía pendiente: cómo se contabilizaban los puntos llevando varios bandos. Bueno, y sobre la decisión final, como ya dije, no creo que fuese la más ventajosa para el Habsburgo… ¡pero con diferencia era la más divertida!

    Sobre lo otro no te preocupes: mucho me temo que nadie ha sentido curiosidad (excepto los que ya estén en el ajo).

  10. A mí me gustan mucho los juegos de mesa, no tanto los wargames, a los que, bien es cierto, tampoco he dado muchas oportunidades. De pequeño tenía un amigo que se compró el Terecer Reich. Nos pasamos 6 horas arrancando fichitas minúsculas de cartón de las plantillas de ejércitos y demás. Ni que decir tiene que ese día no jugamos. Meses más tarde, mi amiguete consiguió convencernos de que debíamos lanzarnos a la vorágine de la Segunda Guerra Mundial. Por supuesto, él era Alemania. Otro era Inglaterra. A mí me dieron Francia y Polonia. Qué hijos de puta, ¿verdad? Como podéis imaginar, Alemania me pasó por encima en ambos frentes en cuestión de dos turnos… Jugaron durante horas aduciendo que se llegábamos a 1941 yo llevaría a los USA. Nunca llegamos a 1940…
    Recuerdo que jugamos en otra ocasión, o tal vez solo lo intentamos.
    Prefiero los juegos un poco más inmediatos. Ahora que bien podría darle una oportunidad a algún jueguecito interesante.

  11. hace tiempo que no tengo tiempo para juego tan complicados, pero la verdad, es que tiene buena pinta, ademñas a mi me encanta la historia, mmm = me convences

  12. Yo espero que un día no me ponga unos dados en la mano y en función de la tirada me dejen enrtar o no en casa, menudo papelón. Y por cierto, Dune forever.

  13. Zombi. El Third Reich es un wargame de tomo y lomo, y encima de los ambiciosos, pues se precisan como mínimo 15 tardes para jugar una partida completa.
    Es lógico, por tanto, que te pasaras horas viendo como te apisonaban impúnemente.

    Es un juego que me gusta mucho, pues como simulador del conflicto es de los mejorcitos, pero siendo tan desmesurado es de los juegos que mantengo en reserva hasta la jubilación, que es cuando pienso que podré acometer partidas semejantes, si la presbicia no me traiciona, claro.

    Pero como faltan todavía muchos años para eso, preferimos centrarnos en juegos más dinámicos, vistosos y divertidos, si bien, menos fiables como simulación histórica. Es una realidad en los juegos de este género: la fiabilidad como simulación histórica de un juego es inversamente proporcional a su jugabilidad.
    Por eso, en el extremo opuesto tenemos al Risk, que lo juega todo quisque, si bien no simula ná. Es una cuestión de gustos.

  14. Caballero, me he bajado las reglas del Hannibal, asi algun día aliviaré tu soledad y te daré la oportunidad de que cambies la historia a mi costa

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