Permitidme un pequeño momento Sophia Petrillo.
Tesalónica, 2001. Era mi primer viaje a Grecia y mientras me comía un gyros con tzatziki de los que te dejan ardor de estómago para cuatro días voy y le comento a mis amigos que me causaba extrañeza que «Macedonia» fuese tanto una provincia de Grecia como una república colindante. Por la mirada que me echaron supe que estaba tocando uno de esos temas que no dejan a los griegos indiferentes y enseguida se pusieron a recitar a voz en grito los bonitos versos anónimos: «Η Μακεδονία είναι ελληνική και όποιος δεν πιστέυει να πάει να γαμηθέι», dignos de Homero o de Kavafis. El significado lo dejamos para el final. Esto simplemente me sirve de pretexto para hablaros del asunto este del postre de las frutas, que tiene revolucionados a los griegos de mala manera.
Por si acaso no estáis informados, maleantes, jipis, que no leéis ni un periódico ni nada, os aviso que los griegos creen tener el copyright de la palabra «Macedonia» y no llevan muy bien eso de tener unos vecinos miméticos. Esta protesta, que lleva ya muchos años coleando, ha sido el motivo para que Grecia vete la entrada de la-república-que-no-se-debe-nombrar en la OTAN. He visto mucho cachondeito en internet estos días a costa de este conflicto diplomático y estoy indignado por la ligereza con la que la gente se toma este asunto. Se trata de algo muy serio: la identidad nacional. Si dejamos que otros tomen elllpjjjjjj juajaujuajauajuaua… vale, perdón, no me he podido aguantar la risa. Se trata de un asunto realmente demencial. En DDUC, blog educativo donde los haya, aprovecharemos para que los lectores tengan los datos principales a su disposición sin tener que recurrir a la Wikipedia ni nada.
Toda la gresca empieza, como no podía ser de otra forma, con la Antigua Macedonia , la de Filipo II, Alejandro Magno y todo el rollo. Por aquel entonces era geográficamente un reino claramente definido (más o menos). Sucede, sin embargo, que desde que el antiguo reino de Macedonia dejó de existir como tal, los distintos imperios que dominaron la zona (romano, bizantino y otomano) delimitaron una provincia en la zona con el nombre de marras, pero claro, a cada uno le dio por dibujar la raya donde buenamente quiso:
La delimitación de la provincia otomana, con eso de ser la última, había calado lo suyo hacia el siglo XIX (véase este mapa de 1885). Tras dos guerras balcánicas (1912-1913), los ejércitos de Grecia, Bulgaria y Serbia, arrebataron esta región a los turcos y se la repartieron. En aquel momento a nadie le importó mucho que ese topónimo poco tuviese que ver ya con el antiguo reino de Filipo. No es de extrañar, por tanto, que cada uno de los países mantuviese la denominación de «Macedonia» para su respectivo trozo de terruño. Mientras la «República Popular de Macedonia» se mantuvo dentro de las fronteras de Yugoslavia, no hubo problemas, pero cuando en 1991 los habitantes de la infausta región se independizaron bajo el nombre de «República de Macedonia», los griegos se cabrearon y acusaron a los innombrables de usurpación indebida.
Griegos protestando en 1992 por el nombre de la incipiente república cuyo nombre no mencionaré aquí. Las pancartas dicen: «Nosotros los macedonios estamos aquí» y «Macedonia era y es griega»
Dos años después, y gracias a la mediación de la ONU, el problema se solventó temporalmente de la siguiente forma: Para asuntos internos podrá usarse el nombre de «República de Macedonia», y para asuntos internacionales se llamará oficialmente «Antigua República Yugoslava de Macedonia» (En inglés, FYROM -Former Yugoslavian Republic of Macedonia). Así sigue siendo oficialmente hasta ahora. Desde la ONU a la FIFA, todos optan por la denominación FYROM excepto los Estados Unidos, Rusia y China, que andan muy liados como para andarse con minudencias.
Pues eso, que la bronca sigue y sigue hasta nuestros días y que esto no es más que un nuevo capítulo.
Argumentos de peso de algunos habitantes de la FYROM sobre Grecia
Bueno, y llegamos a la parte del análisis serio. Esperad que pongo las gafapasta y cojo mi bloc de notas…
Ya. Os iba a decir que, aunque os extrañe, este asunto levanta pasiones hasta un punto difícil de imaginar para l mayoría de los mortales. Si fuéseis griegos o habitantes de la República ex-yugoslava de Macedonia no os tomaríais este asunto tan a la ligera y no haríais el chistecito de las frutas o del «griego», o puede que sí, pero entonces no estaríais siendo «griegos de bien» igual que no sois «españoles de bien» (sí, ¿qué pasa?, os conozco y sé que no lo sois). La diferencia es que en Grecia es muy muy raro no ser un griego de bien, porque han mamado el nacionalismo que da gloria verlos ahora.
Muchas naciones de los balcanes nacieron como estados en el siglo XIX, el del nacionalismo en el sentido más estricto, y eso se nota. Ese es el caso de Grecia, que clava sus raíces nacionalistas en la Grecia clásica: la de Sócrates, la de Pericles y la de Fidias. Corresponsables de esta identificación fueron países como Francia o Inglaterra (borrachas de romanticismo decimonónico), que forzaron a los habitantes de la Grecia de aquel entonces a asumir el papel de cuna de la civilización occidental y herederos de un gloriosísimo pasado, papel que, para qué vamos a negar, los neogriegos aceptaron dando palmas con las orejas. ¿Es verdadera esa continuidad? Pues sí y pues no, oiga, la cosa es compleja de verdad. Entra el asunto de la religión y del idioma, por un lado, de 2500 años de vicisitudes por el otro… pero yo sólo pretendo destacar la importancia exagerada y definitivamente decimonónica que los griegos, aún hoy, dan a su razón de ser como estado moderno.
Esto ha llevado a una idealización y deformación de su propia historia que merece ser tratada en otro post. Por poner sólo un ejemplo: los griegos de hoy en día consideran que su nación es la madre de la democracia. Intentarles hacer ver que la llamada «democracia» ateniense (sólo una parte de la Grecia clásica y de duración muy limitada) era un régimen imperialista y esclavista en el que no votaban las mujeres sólo provocará una sordera temporal en nuestros interlocutores en el mejor de los casos. De aquí nos quedaremos con que Alejandro Magno representa la quintaesencia de lo griego (estoes de por sí bastante discutible) y por lo tanto no puede entenderse una «Macedonia» eslava y no griega.
Poniéndonos en la otra parte, poca culpa tiene la FYROM de este embolado, y si además tienes la oportunidad de que el pasado del nombre de tu país esté ligado a Alejandro Magno ¿para qué pedir más? A esto añádele unas dosis de irredentismo (¡pobres grecomacedonios, que están sometidos al tirano estado griego!) y ya tienes a tus vecinos del sur echando bilis por la boca. «Ya, oiga, pero es que a Alejandro no se le perdió nunca ninguna sandalia en Skopje», dirán algunos, sí, bueno, pero y eso ¿en el fondo qué más da?
Alejandro Magno el macedonio. Pero macedonio de los de verdad ¿eh? de los de la banderita amarilla y roja y no como los maricones esos de los griegos.
En efecto, ambos estados modernos intentan situar su legitimidad histórica en el antiguo reino de Macedonia, lo cual es bastante erróneo en los dos casos (algo más para los rojigualdas) y verdaderamente ridículo a ojos de este vulgar crustáceo, que tiene clarísimo que es descendiente directo de Argantonio, rey de Tartessos.
La parte divertida es la guerra de videos en YouTube que os recomiendo ver: ejemplo1 (Macedonia is Greece), ejemplo2 (La FYROM contraataca).
¿Soluciones? Como dicen por ahí, la FYROM debería hacer como Prince y pasar a llamarse «♣¤» , o como mucho, «La república antes conocida como la antigua república yugoslava de Macedonia», porque esta conversación de besugos tiene pocas posibilidades de acabar con un final satisfactorio para todos. Sin embargo, y por lealtad a mis amigos, yo lo tengo claro:
«Η ΜΑΚΕΔΟΝΙΑ ΕΙΝΑΙ ΕΛΛΗΝΙΚΗ ΚΑΙ ΟΠΟΙΟΣ ΔΕΝ ΠΙΣΤΕΥΕΙ ΝΑ ΠΑΕΙ ΝΑ ΓΑΜΗΘΕΙ»
Versos con los que comenzaba todo esto y que vienen a decir: «Macedonia / es griega / y quien no lo crea / que le den por culo«. Puede que en griego suene bien por la rima, pero la traducción al recio y viril idioma cervantino es impagable.
¿Cuál es la conclusión de todo esto? Pues que la inimitable musa de este blog, la genial y divina Cristina López Schlichting, siempre lo ha tenido claro: Desde la caída del Imperio Austro-Húngaro, Europa está hecha unos zorros. Con Alejandro Magno estas cosas no pasaban. En caso de duda, Macedonia era TODO. Y punto.
Bueno, con tu toque de guasa, has hecho el trabajo serio que a mí no me apetecía hacer sobre el asunto. Mil gracias por la animación del mapa, en la que se ve perfectamente que estos asuntos o te los tomas a chufla o te estalla una vena del cerebro.
Estimado Camarada: tus chistes multifrutas, de dobles sentidos y los comentarios suscitados en HD han inspirado gran parte de este trabajo de himbestigación. La animación del mapa, por otro lado, es cosa de la Wikipedia, pero el título del post ¡ah!¡el título! Es más griego que el yogur búlgaro.
Yo trabajo en una empresa de seguimiento de medios de comunicación, me trago diez informativos regionales de La Rioja todos los días y cuando puedo procuro oir el final del programa de la Cristy, pero en las tertulias regionales también hay gente impagable.
Hay, en concreto, un artisto llamado Elías del Río que es la ostia: parece que le quitan la metadona a las cinco y media para soltarlo a las siete en la tertulia.
Por cierto, como vasco exiliado en La Rioja por el ibarretxismo opresor, me la traen al pairo las macedonias porque bastante tengo con tener claro si estoy en la tierra del vino, en la provincia de Logroño, en una parte del Reyno de Navarra injustamente arrebatada por el castellano invasor o en la arcadia utópica de la Gran Euskadi Sabiniana (condado de Treviño incluido). Aun asi, mucho interesante el artículo. Y aún recuerdo algo del griego que estudié en bachillerato (letras puras, a mucha honra y con dos cojones).
En las tertulias regionales de la COPE, claro.
¿Copépodo significa grupo de comunicación con patas?
Vale, ya me callo y me voy a dormir. Esto de salir tarde del tajo es lo que tiene, que uno desvaría mucho.
Mil perdones y una de calamares para desagraviar en cuanto abran la cocina.
jajaja la verdad es que esos nacionalistas cuando quieren hacer reír a uno en verdad lo hacen… la verdad es que se me hace, como dicen ustedes una gilipollés el hecho de que en un país no acepten que el país de junto se llame como una provincia aledaña al nuevo país… en fin…
Pues a mí me parece que estás cosas nunca acaban bien, que la gente está muy loca y se dan dos ostias por llamarse de una forma o de otra. Lo que sí es cierto, quitando la barbaridad de lo del «Imperio Austro-Húngaro», es que esa zona está un poco liadilla en cuanto a definición territorial. Lo ideal sería que la gente se dejase de nacionalismos estúpidos que solo llevan a conflictos que no llevan a nada, salvo a eso, a conflictos.
Claro, si es que desde que los griegos perdieron esos billetazos enormes y las cacho monedas con el careto de Alejandro ya no saben dónde están, tanta ventanita y puentecito éurico.
Cuando estuve en Grecia lo primero que vi (además de que las mujeres no salían los viernes y te estaban esperando a ti, turista adolescente) es que sentían bastante desprecio por todos los de alrededor.
O lo que es lo mismo: Madrid es Castilla, Portugal es España, Bierzo gallego, Bierzo leonés, Bierzo libre de una vez, no estás seguro de quién es tu padre, etc.
Render: gracias por el comentario y por los calamares. Los copépodos son crustáceos diminutos del plancton y no tienen relación con la COPE (tengo que aclararlo a menudo, pero mejor eso que provocar confusiones).
Lalo: Es lo que tiene Europa, que seguimos peleándonos sobre la pureza de las sangres.
Eulez: Ya te digo, pierden los papeles. Ni te imaginas cómo se les encienden los ojos a los griegos cuando les sacas el tema. O tienes algo de confianza o te dejan de hablar.
Edryas: En Grecia es que siempre han sido muy de «los de dentro somos griegos y los de fuera son una masa indistinguible» (οι βάρβαροι)
El caso expuesto es otro ejemplo más de cómo los intereses políticos y económicos de occidente han primado sobre la veracidad histórica y la cultura griegas. Grecia, con su mezcla de orgullo y complejos -en los que hemos sido todos responsables empezando desde Erasmo- sigue siendo la gran desconocida, incluso para muchos helenistas.
Me permito recomendar «La falsificación de la historia de Macedonia», N. Marti, Atenas 1983, para más información rigurosa. Se agradece el sentido del humor, Rafa.
De verdad que es flipante!!! Voy a reclamar la pureza del Homo Antecessor de Atapuerca, para afirmar que Europa es Española!!!
Jopé, impagable el vídeo de los macedonios… Si llego a ser Woody Allen, con esa musiquilla, me habrían entrado ganas de invadir Polonia.
Y luego, todo esto les va a dar igual: sean «macedonios», «griegos» o «habitantes de la antigua república yugoslava de macedonia», cuando vayan a Estados Unidos, les preguntarán «Is it true that all your women are so fucking crazy as the chick in My big fat greek wedding, dude?»… Ya ves tú, tanta ostia pa eso.
Grecia y Macedonia. Simplemente otro caso de manipulación de la historia.
Santi: tienes toda la razón. Todos nos interesamos en su momento por Grecia debido al pasado, a la historia antigua, pero conocer su realidad más allá de clichés es muy interesante. Existe una mitología de la Grecia moderna igual que existe una mitología clásica, y a menudo ni ellos mismos son capaces de abstraerse de ella. Gracias por el comentario y por la recomendación.
Juliacgs: me consta que al menos muchos griegos están encantados con esa película. A eso me refiero con que son esclavos del pasado que se les asignó.
Coleccionista: la historia siempre ha estado ahí para quien haya querido hacerle caso. No hay manipulación, hay ignorancia e idealización.
Qué grande es la señora Petrillo.
Makedonia Elliniki!
Macedonia es Greca.
Ναι, ναι, το ξέρουμε. Δεν έχεις διαβάσει; «όποιος δεν πιστέυει να πάει να γαμηθέι»
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Ya lo decían Faemino y Cansado:
«Hoy hay de postre macedonia de frutas»
«Oye, que se han acabado las frutas».
«Bueno, pues macedonia sola»