Si recientemente os hablaba de la librería Brattle como mi rincón favorito de Boston, en el caso de la ciudad de Nueva York el equivalente sería, sin duda, el «American Museum of Natural History«, no sólo por sus fondos (que son para caerse de culo) sino porque en ningún otro sitio he visto un éxito mayor a la hora de aunar una exposición de densa carga científica con una capacidad didáctica tan estupenda.
Aclaro que me refiero concretamente a la exposición de la planta 4ª (que durante mi visita me llevó casi 5 horas verla al ritmo que yo quería), que se bautizó con el nombre de «La evolución de los vertebrados», ya que está dedicada a ella y más concretamente a la de los dinosaurios y los sinápsidos. Estos tíos consiguen mostrar sus contenidos siguiendo la sistemática más actualizada pero a su vez hacen comprensible a todo visitante qué es lo que está viendo y por qué se dispone de esa manera. Me explico.
En una primera sala te reciben una serie de paneles explicativos sobre por qué la evolución se explica mejor mediante árboles (cladogramas). Efectivamnte, aunque en el pasado había otras formas de ilustrar el proceso evolutivo (escaleras, sucesiones lineales,…) en la actualidad se tiene bastante asumido que la evolución no es más que la ramificación de linajes de organismos, y que no hay «niveles» o «jerarquías» en el sentido que se manejaban en el pasado. Normalmente estos cladogramas se articulan en nodos (puntos de ramificación) que definen una nueva característica compartida para todos los linajes derivados de ese nodo, y sólo para ellos. Para este tipo de carácter se usa el palabro «apomorfía».
Ejemplo de cladograma: un árbol genealógico de la evolución de un grupo de organismos. En rojo aparecen destacados todos los que proceden de un ancestro común y con el que comparten ciertas apomorfías.
Todo esto se cuenta de una forma mucho más inteligible y gráfica de lo que puedo hacerlo yo aquí en un video en pantalla gigante de un par de minutos narrado por Meryl Streep. Al final del mismo se nos revela que, en realidad, las salas que vamos a visitar son el árbol de familia de los vertebrados, y que los fondos están dispuestos realmente como si de un cladograma se tratara; un cladograma que es la historia de los vertebrados, ¡la nuestra! (bueno, la vuestra, que yo soy un crustáceo)
El punto de partida de la exposición es la apomorfía que define a todos los vertebrados:
Y de ahí en adelante veremos, al llegar a cada nodo, un modelo tridimensional para sobetear cada una de las apomorfías que nos encontremos. Por ejemplo, los dinosaurios terópodos vienen definidos por una pata posterior de tres dedos:
Y junto a las subsiguientes apomorfías, explicadas con modelos, paneles y videos, los auténticos fósiles de dinosaurios y demás animalacos que quitan el sentío.
Y así una sala detrás de otra.
Hasta que uno se queda borracho de fósiles y más contento que unas castañuelas.
Esta forma de disponer los contenidos en un museo fue alabada en su momento por el biólogo y divulgador Stephen Jay Gould en su ensayo titulado «Evolución al pasear», incluido en el libro «Un dinosaurio en un pajar». En él destacaba además que, por fin, los primates no aparecen como pináculo de la evolución sino en su rama correspondiente del cladograma de los mamíferos (donde son una rama más bien basal).
Decía Gould:
«Elogiemos, pues, la gran escala de este delicioso intento de agitar nuestra maquinaria mental mientras ejercitamos el cambio (…) que hizo posible la evolución humana: la postura erecta y la locomoción bípeda»
Que bueno tío! Visitar el museo debe ser como vivir la evolución en primera persona, mientras paseas entre fósiles, cladogramas… ;)
Impresionante, dan unas ganas tremendas de visitarlo. Lo mismo que el Museo de Ciencias de Madrid ¿¿eh??
Jo, yo quiero ir… tiene que ser alucinante de ver…
:3
¡Saludetes!
Si necesitaba una excusa para ir a Nueva York, ya tengo una. Mi querer ver ese museo.
Mola un montón, los dinosaurios son enormes. Y en las fotos explicativas ¡los dibujan con plumas! Parque Jurásico está científicamente desfasado! ¡Son pájaros!
Tiene que ser impresionante ver todos esos restos tan bien colocaitos…como dice Lorenzo es una excusa perfecta para ir a N. York
La verdad es que esa planta es la que merece más la pena de todo el museo (ya te imagino, querido copépodo, ¡disfrutando como un enano!), porque el resto de plantas, aunque son bonitas y, sobre todo, entretenidas pa los niños, son un poco superfluas, como el museo del traje de Madrid o como visitar un museo sacado de Futurama… ¡¡¡Sólo falta la sala de cabezas de famosos metidas en peceras de cristal!!!
Joder qué envidia. Te odio, copépodo. Estuve en el de Londres y nada que ver, desactualizado y pequeño.
¿El Natural History Museum desactualizado y pequeño? Vaya, me rompes todos los esquemas.
No sé que me gustó más si la visita guiada de Monsieur Copépodo o la voz de mi Meryl, qué gran actriz hace que te creas ese rollito de la evolución ;)
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