No me resulta agradable tener que hacer esto, pero como representante en el blogoplancton de la clase de los copépodos no puedo permanecer impasible ante la noticia que ha conmocionado la opinión pública el día de hoy, que además es la primera ocasión de la que tengo constancia en la que los copépodos acaparan la actualidad informativa.
La noticia, que podéis leer íntegra aquí y que han reproducido en algunos blojs de habla hispana y profusamente meneada, se puede resumir de la siguiente manera:
El llamado experimento Lohafex tiene como objetivo generar un sumidero de carbono en el fondo oceáno para disminuir los efectos del calentamiento global por la acumulación de dióxido de carbono atmosférico que incrementa el llamado efecto invernadero. Recientemente llevaron a cabo un ensayo que consistía en la fertilización de una zona del Atlántico Sur con seis toneladas de partículas de hierro. El hierro es a menudo un factor limitante del crecimiento de los organismos fotosintéticos. La idea es que un subidón tan tremendo de hierro puede disparar el crecimiento del fitoplancton, los organismos fotoautótrofos del plancton, capaces de multiplicar su población muy rápidamente, absorbiendo y fijando cantidades ingentes de dióxido de carbono durante el proceso. Una vez que tienes esa enorme cantidad de algas microscópicas llenitas de carbono, estas acaban muriéndose (?) y se hunden para siempre en el fondo del mar, aliviando parcialmente el dilema ambiental.
El problema es que los científicos estos no contaron con los copépodos. Toda esa masa verde de carbono, en lugar de hundirse disciplinadamente en las profundidades abisales, atrajo la atención de lo que New Scientist ha definido como «una jauría de hambrientos copépodos» que se dieron el banquete de su vida. A su vez, estos rechonchos copépodos sirvieron de alimento a otros crustáceos, en este caso anfípodos, y así, pasito a pasito, el carbono que tan duramente fue absorbido por las algas se ha quedado, de nuevo, en las capas superficiales de la biosfera.
De forma injustísima los copépodos han sido maltratados por la opinión pública y se han convertido en el chivo expiatorio del fracaso de este experimento. El pasado domingo, unos siete billones y medio de copépodos se manifestaron en las calles de la Dorsal Medioatlántica para protestar por el injusto trato que han recibido. La manifestación tuvo lugar sin incidentes ni percances destacables, aunque un grupúsculo de tres millones de copépodos calanoideos de ideología maxilípeda acabaron dando la nota causando daños materiales e hiriendo a una colonia de sifonóforos que pasaba por allí. Además se pudieron ver algunas banderas pre-cenozoicas, pero que no representaban al espíritu pacífico del acto.
El área ocupada por la manifestación de copépodos fue de aproximadamente 500 hectáreas.
Algunas imágenes de la manifestación de copépodos, cedidas por «El Copepodómetro», que demuestran los límites demarcados.
Más imágenes de una jornada memorable.
Eeeemmm, esta última ya no me acuerdo si es de otro sarao distinto.
Teniendo en cuenta estas instantáneas del momento de máxima afluencia…
calculamos una presencia de copépodos de 150 por centímetro cuadrado, copépodo arriba, copépodo abajo, con lo que extrapolando al área estimada de 500 hectáreas (aprosimadamente) obtenemos un total de…
¡¡¡¡Siete billones y medio de copépodos!!!!
(y eso que no se han contado los que andaban en las aceras laterales, en los balcones y parasitando a los peces que pasaban por allí) Por favor, no hagáis caso a las estimaciones de los medios vertebradistas que estiman la participación en tan sólo unos cuantos cientos de millones
Cuando la cabecera de la manifestación llegó a la corriente de Bengala se leyó el manifiesto, pese a que el grueso de la manifestación aún no había podido apenas moverse ¡tal era la concentración de los manifestantes!
MANIFIESTO DE LA ASOCIACIÓN DE COPÉPODOS DEL ATLÁNTICO SUR
Copépodos y copépodas, amigos crustáceos, miasmas e invertebrados varios:
Nos hemos reunido aquí todos para protestar por el trato que nos están dando los medios de comunicación como culpables del fiasco del experimento Lohafex.
CONSIDERAMOS
Que ser copépodo es algo muy nuestro no exento de dificultades, y que está en nuestra naturaleza devorar el fitoplancton como única aspiración vital para después pasar a alimentar al siguiente nivel trófico. Negarnos nuestro sustento supondría el exterminio de millones y millones de potenciales huevos de crustáceo que podrían convertirse en copépodos adultos y seguir reproduciéndose. ¡Negarnos la alimentación provocaría la muerte potencial de millones de copépodos!, ¡un genocicio en toda regla!
EXIGIMOS
A las autoridades competentes el reconocimiento como parte fundamental del plancton marino, ¡los copépodos somos importantes!
(el público aplaude enfervorecido)
EXIGIMOS
Que no se nos limite ni se nos acose por querer alimentarnos y reproducirnos provocando explosiones demográficas
EXIGIMOS
Que no se considere que nuestro alimento es sólo un sumidero de carbono que debe hundirse en las profundidades abisales, ¡¡queremos comer!!
EXIGIMOS
Que puesto que han sido los mamíferos, con sus flatulencias y sus quemas de depósitos fósiles, los que han desequilibrado el dióxido de carbono atmosférico, sean ellos también los encargados de desfacer el entuerto cometido
(rugidos de apoyo de la multitud)
Pues eso, que me encargaron que lo hiciera saber, y eso es lo que he hecho. Y por hoy ya está bien de tonterías.
Gracias por el chivatazo, Lanarch.
¿Por qué esto me recuerda tanto al denostado twitter del berberecho? Freedom for the cockle! Stop the cockle genocide!
Si el berberecho hubiese tenido un apoyo masivo como el de los copépodos, otro gallo habría cantado…
Tienes razón, pero claro, los berberechos tienen muy difícil organizar macromanifestaciones. Pobretes.
Es la mejor frikada de Copepodos que he leído en la vida.
Desde luego debería darte vergüenza andar por ahí, mar adelante, jorobando experimentos.
Ahora que parecía que habíamos encontrado un medio para meter el carbono debajo de la alfombra y así poder incrementar el ritmo del emporcamiento de la atmósfera, vienes tú y tus coleguillas y arruináis egoístamente nuestras ilusiones.
Pero andaos con cuidado. No sabéis con quien estáis tratando. Semos mamíferos. Semos importantes. La próxima vez lo haremos mejor; es posible incluso que os fumiguemos antes.
Ya se sabe que no hay mejor remedio para nuestros entuertos que una buena huida hacia delante.
Ahora en serio. Excelente entrada, Rafa.
(Por cierto, se escribe «aproximadamente»)
Ya sospechabamos que esos copépodos no podían traer nada nuevo. Reeducación, reeducación…
Lisérgico.
Saludos.
«aprosimadamente» es como escribir «Ejpaña» o «semos», es algo más que un error ortográfico, es una declaración de intenciones.
Ah, es que a veces soy un poco cortito. Es lo que tiene ser mamífero, ¿sabes?
¡El fitoplancton para quien se lo trabaja!
Y quién coño les ha permitido a los copépodos pasearse con descaro por las calles de reciente construcción de la Dorsal?
Esas zonas son de propiedad privada y están vedadas al público, por lo menos hasta que el contratista termine las obras de «Mohorovicic d’Or».
Que yo tengo intereses ahí y tanto bichejo asqueroso me va a joder la urbanización con excelentes vistas al Manto, leñe!
Si es que das libertades y tal y luego te vienen con protestas que molestan a la gente de bien. Que los gaseen a todos!
pues será broma (muy buena por cierto), pero ya en serio, quien coño se creen para andar modificando a composición química del mas así como así, eso incluso me huele a que podría terminar en consecuencias aún peores para el medio ambiente
Jaja, me has hecho reír.