La rebequita: orígenes y evolución del paradigma conceptual de la ropa de abrigo de entretiempo

Moradores del blogoplancton:

Estamos atravesando ese momento del año tan entrañable, el equinocio de otoño, que marca el fin de los pantalones cortos, las camisetas de tirantes y todas esas prendas que enseñan chicha y levantan el espíritu. Se acabaron las piscinas, las raves nocturnas al aire libre y los festivales de teatro vanguardista a los que sois tan aficionados. Llegan las noches en blanco, los abrigos plumíferos y el chándal para pasear al perro con el suplemento dominical de turno y la barra de pan debajo del sobaco. Visiones horrendas, sin duda, pero a las que toca ir acostumbrándose. Es una época muy dada a ciertas situaciones como la que os voy a relatar. Seguro que muchos de vosotros habréis pasado (o seguís pasando) por ellas:

Mamá copépoda– Niño,¿y la mochila? ¿qué pasa, que te vas?

Copepodín– ¡Ah! Sí, que me voy mañana a la sierra con mis amigos-copépodos

MC– Pues, ¿podías avisar no?

C– Ya, es que se me ha olvidado

MC– Hijo, eres de un despegao, ¿Y cuándo vuelves?

C– Pues no sé mamá, cuando nos cansemos

MC– ¿Y dónde vas a estar?

C- (Molesto, en plan adolescente coñazo) Pues por ahí mamá, ¿yo qué sé? Ya veremos

MC– Qué descastao que eres, de verdad. Bueno pues al menos llévate algo de abrigo por si refresca.

C– Qué va, si aún estamos en verano, mira qué día tan bueno hace hoy

MC– Tú llévate algo, una rebequita, que nunca se sabe

Ya sabéis cómo acaba la historia. Copepodín, en un arrebato de rebeldía sesentayochesca, no se lleva nada más que una camiseta y su mamá, capaz de controlar la atmósfera como si fuese Saruman con el Paso de Caradhras, le envía una tormenta o una brisilla heladora como escarmiento. Nunca subestimes la sabiduría de una madre.

Tras sufrir esta y otras experiencias similares, todos acabamos asumiendo que la prenda ideal para llevar cerca cuando parece que no hace frío pero refresca por la noche es una rebeca (o rebequita, si se quiere hacer hincapié en lo poco probable que es que cambie el tiempo, y lo poco que pesa la prenda del «por si acaso»). Son varias las personas de mi alrededor que usan esta palabra (no la prenda, como veremos enseguida), exactamente para esa situación de tiempo cambiante, y a menudo en un tono un poco jocoso, de adolescente escarmentado, que revela el origen materno-filial del susodicho palabro.

Después de un estudio muy minucioso que acabo de enviar al Journal of Chiripitiflautics os puedo adelantar que el 96% de las personas que usan el término «rebeca» no se refieren a lo que significa en sentido estricto, sino a un concepto mucho más amplio de ropa de abrigo ligera que puede ir desde un pañuelo a una cazadora vaquera. Sin embargo, muy pocos de los encuestados sabían de verdad qué era «una rebequita». conocer este dato no es suficiente, así que la redacción de DDUC se puso manos a la obra para llegar al fondo de la cuestión y resolver estas dos preguntas.

¿Qué es, realmente, una rebeca?

¿Cuál sería el heredero moderno de esta prenda?

Reconozco que tenía una idea vaga de qué es una «rebequita» en sentido estricto. Hay palabras que uno tiene asociadas a determinados momentos de la vida, y si me pudieran hacer un test y ver qué imagen me viene a la cabeza cuando me dicen «rebequita», sería una visión de mi abuela (q.e.p.d.), sentada en el sofá antiguo de su casa, amarillento indefinido con estampado de flores, ella con unas gafas ochenteras enormes de pasta negra y una especie de jersey marrón, aquí acababa  mi visión, no tengo más detalles. Ese era mi concepto de «rebeca», el jersey marrón de mi abuela.

Así pues comencé la investigación con el que pensé que sería primer y único paso: buscarlo en el DRAE (no está mal el rollo que llevo soltando para una investigación de sólo un paso, ¿verdad?), y esto fue lo que encontré:

Rebeca. 1. f. Chaqueta femenina de punto, sin cuello, abrochada por delante, y cuyo primer botón está, por lo general, a la altura de la garganta.

Bien, esto aclara muchas cosas. En primer lugar es una prenda originalmente femenina, pero a pesar de todo, el concepto se aplica también si eres varón, lo cual sólo viene a confirmar que el uso que se le da está ya muy alejado del significado primigenio.

De la descripción de la prenda deducimos que el concepto original era algo sorprendentemente concreto (que, por cierto, iría muy bien en la visión que tengo de mi abuela, porque fue leer la definición y aparecer los botonzuelos en la imagen de mi recuerdo). Concluimos además que (reconozcámoslo) es una prenda más bien fea (ahora es cuando todos los que tenéis una rebequita genuina en el armario me deseáis la muerte).

¿Asunto resuelto? De hecho no. He ocultado el encabezado de la definición porque me he llevado una sorpresa y ha provocado que esta investigación se alargue un paso más. Reza el diccionario:

(Del n. p. Rebeca, título de un filme de A. Hitchcock, basado en una novela de D. du Maurier, cuya actriz principal usaba prendas de este tipo).

¡Acabáramos! Así que todo esto de la «rebeca» viene por el nombre de la protagonista de la película de Hitchcok «Rebeca» (Rebecca), de 1940. Es decir, que hay un origen muy concreto para esta palabra. Antes de esa fecha, esa palabra tan entrañable ¡no se usaba! ¿Cómo advertirían las madres a sus criaturas sobre el frío del otoño? Ese es un misterio que dejamos para más adelante, pues no podemos detenernos ahora, estamos a un sólo click de descubrir… ¡la rebeca original!

rebeca_original

Y ahí la tenemos. Una de las rebecas primigenias. La actriz es Joan Fontaine, que hace de segunda mujer del protagonista tras la muerte de la primera (Rebecca). Es decir, que la tal Rebecca nunca aparece en la película, pero sin embargo el nombre de la prenda toma el de este personaje (y título de la película).

Puedo imaginarme a toda una generación de futuras abuelas volviéndose locas en la España franquista por esos jerseys de botones tan majos y tan recatados, con el primer botón en la garganta, ideales para el traicionero otoño. Galerías Preciados debió quedarse sin existencias.

Así pues, misterio resuelto, pero nos queda sin embargo una duda pendiente: en caso de que la palabra «rebeca» caiga en desuso, ¿cuál sería la que ocuparía su nicho conceptual en futuras generaciones? Después de pensarlo un rato, yo creo que la prenda que me llevo a los sitios cuando, superada la rebeldía adolescente, quiero estar preparado para un imprevisible cambio de tiempo es el forro polar (uno finito, se entiende).

Así que, queridos lectores con intención de tener prole en el futuro: si algún día vuestro retoño se pone farruquito y se va a la calle en otoño sin estar suficientemente abrigado, recomendadle que se lleve «el forrito», aunque quizá os estéis refiriendo a un «jarfaier».

Eso es todo.

¡Y lleváos una rebequita si salís a la calle! ¡Haced el favor!

29 comentarios en “La rebequita: orígenes y evolución del paradigma conceptual de la ropa de abrigo de entretiempo

  1. A esas chaquetitas, es decir, a las rebecas, también tienen otro nombre y es jersei bobo, que también tiene su miga saber el porque del nombre. Lo de la peli lo había oido, no sé donde, me parece que fue un crítico de cine de aquí de Catalunya presentando la peli en una de sus tantas emisiones. Pues nada, las mamás copépodos modernas a decir a los retoños copepoditos que se pongan el «polarcito

  2. Pues es una frase protectora y mu tiennna y además soy usuaria de ella en mútiples ocasiones, tanto con copepodines propios como ajenos, eejeje, verdad esié copépodo?

    En mi tierra tb se dice «lllévate un saquito«, ejejej
    y «rebequita» y «saquito» son palabras mucho más bonitas q «forrito” o“jarfaier”. dónde va a parar! jejeej

    El otoño te ha puesto lírico y con morriña, jejeje, me ha encantao el post

    ¡cuídate! y no olvides la rebequita

  3. O el cortavientos, que queda como más chic aún. Lo de la rebequita de entretiempo no se lo he escuchado a mi madre xD. Pero lo jodido del entretiempo es que ni con la rebequita aciertas. Por eso se llamará entretiempo xD.

  4. Venía a desearte la muerte y eso (con que «prenda más bien fea»… no, no, no, Sr. Copépodo, no siga usted por ahí), pero leída la investigación, creo que voy a perdonarte la vida y tal.

  5. A mi madre, de hecho, le encantan las rebequitas, tiene de todos los colores, las azul cielo y rosita pastel son mis favoritas, con botones nacarados, que brillan a ratitos, dependiendo de por dónde les da la luz. Por eso, conozco el concepto rebequita muy bien, miles de abrazos maternales en los que hundía mi cabecita en el fondo de su jerseicito. ¡Qué contagiosas son estas cosas de la nostalgia!

  6. Maqu: ¡esa frase realmente lo resume todo!

    Jezabel: estuve tentado de escribirlo en formato artículo, como el de la mascota de Firefox, pero luego me acordé de que un réferi me lo echó para atrás.

    Joana: gracias por el dato, lo de «jersey bobo» también tiene su punto.

    Lisi: ya te imaginarás que me he acordado de ti con este post. Cuando pregunté en el Twitter qué ropa me llevaba para el sur la inevitable rebequita se materializó. Por cierto, ¡confiesa que las madres tenéis poderes sobre el tiempo! ¡todos lo sabemos!

    Biónica: lo del cortavientos es algo muy en plan «goretés», demasiado sofisticado para la humilde rebequita, diría yo, pero el concepto es realmente amplio, así que…

    Mapoto: ¿No me diga que usted posee genuinas rebequitas? ¡Exijo un post al respecto! (ah, y gracias por su comprensión)

    Kresala: Será que la distancia nos pone tiernos a todos…

  7. Pingback: 23 DE SEPTIEMBRE, DÍA DE SANTA TECLA DE ICONIO « LCMAG

  8. A mi me ha gustao de lo de «despegao» y «desgastao», que mi madre también me lo dice en cuanto abre la boca. Ay, la rebequita, la rebequita… mmm… esto da para un esquech de Muchachada Nui…

  9. ¡Hola Copépodo!
    Pues yo debo de ser muy simple porque siempre digo: Llévate «algo» por si refresca; y ese «algo» puede incluir rebeca, rebequita, forro, forrito, saco, saquito, guayabera, zamarra y ¿sudadera?, ja, ja, ja. Un beso fuerte.

  10. Jeje pues yo soy post-logse y sí sabía lo que es una rebequita, aunque no sabía lo del origen peliculero del mismo… Da para muchos posts lo del origen de muchas de las palabras que usamos habitualmente… ¡Y para muchos más los poderes sobrenaturales que otorga la maternidad! (véase: capacidad sobrehumana de encontrar cosas que tú no encuentras ni a la de tres, meter ingentes cantidades de ropa en maletas pequeñas, ingentes cantidades de maletas en maleteros pequeños, etc)

  11. Hace mucho que te leo desde el anonimato, y por una vez que puedo decir algo, lo voy a soltar, aunque sea una pedantada. No puedo evitarlo, es superior a mí….

    Es sólo una pequeña aclaración, porque es un equívoco que suele ocurrir. La protagonista de la película (y la novela) «Rebeca» no se llama Rebeca. Si os fijáis cómo está escrito en el DRAE («Del n. p. Rebeca, título de un filme de A. Hitchcock, basado en una novela de D. du Maurier, cuya actriz principal usaba prendas de este tipo») en ningún momento dice que la actriz principal sea el personaje de dicho nombre. Rebeca es el nombre de la anterior esposa del protagonista, muerta desde antes de que empiece la historia, cuyo recuerdo ensombrece en todo momento la relación entre su viudo y la mujer con la que se ha vuelto a casar. Es ésta última la protagonista de la película, y curiosamente (para enfatizar la gran personalidad de la mujer muerta, supongo, frente a la pusilanimidad de la actual), en ningún momento se llega a saber cómo se llama ella. De ahí que a la prenda se la acabara llamando por el nombre de la película y no por el del personaje que la lleva.

    Ea, ahora ya podéis llamarme pedante a coro. XD (pero ved la peli, que es muy buena)

  12. Después de escribir el comentario vi que lo había leído mal y sí dices en el artículo que no es el nombre de ella. Mis disculpas, esto me pasa por pedante. ;) Al menos he explicado por qué no le ponen el nobmre de la chica que la lleva cuando eso sería lo lógico.

  13. Áuryn: no pasa nada hombre, está bien que se insista en la curiosidad de que «Rebeca» nunca lleva una «rebeca» en «Rebeca» (más que nada porque el personaje no aparece). Espero que te sigas animando a comentar en el futuro. Me gusta que los lectores «en la sombra» se manifiesten de vez en cuando.

    Panta: jeje, es lo que mola de mis investigaciones, que son de chichinabo y se hacen con dos clicks.

  14. Galerías Preciados inauguró su primer comercio en 1943. En el momento de la peli ya existía Sepu, tristemente recordado por sus calzoncillos más espantosos pero también barateiros.
    Probablemente las dichosas rebecas las hacían las abuelas ellas solitas a golpe de ganchillo.

  15. Qué gran prenda, la tendré que incorporar a mi dromedaria mochila, porque estoy seguro después de leer su post mi estimado Monsieur Copépodo que me sacará de más de un apuro en mis viajes por el mundo. Gracias por sus descubrimientos cinematográficos.

  16. Pues yo también soy un poco sabelotodo, ya sabía lo que era una rebeca, de dónde procedía el nombre, cómo se llamaba la actriz protagonista de la película… así que nada, este post no me ha aportado mucho, pero siempre es un placer leer tus escritos, y además yo soy un poco más pre-pre Logse que tú, me paice a mí, y me ha traído recuerdos…

    Jo… la de correrías que nos pegábamos mi hermano y yo por la sierra con la rebeca puesta…era una ventaja llevarla puesta porque te podías ir más lejos, tu madre estaba bastante más tranquila que sin ella. La verdad es que era una prenda ideal, porque no te daba demasiado calor, pero abrigaba, te la podías abrir, o cerrar, las podías llevar grandes (mi madre las llamaba «desgalichás», no lo puedo traducir bien) o justas. Es decir, el paradigma de la ropa de entretiempo.

  17. No sé, yo siempre he pensado en las rebecas como una prenda muy femenina o de «niño-años-cincuenta» (tipo mi padre y sus hermanos con los pantalones cortos y las orejas de soplillo), o en su defecto, «niño-cuéntame», que también vale, por lo repelente…

    Lo que no sabía era que la definición de la prenda incluía lo de la abotonadura hasta el cuello. ¡Qué recatamiento, madre mía! Yo tengo montones de chaquetas que no entran en la categoría rebequil porque ninguna se abotona hasta el cuello, ¡y no recuerdan a abuelas miopes sentadas en un sillón de orejas estampado de flores!

    Está bien lo de que hayas buscado la etimología, ¡era lo siguiente que estaba esperando de ti! (¡¡Verás qué pesada me voy a poner con lo de la lingüística este año!!)

    Y respecto a lo del término que sustituya a vuestra rebeca en el «vocabulario materno», yo apuesto más por que acabarán aplicando la hiperonimia más lógica, abandonarán la idea de abotonarse hasta el cuello y utilizarán «chaquetita» en su lugar… Las actrices de hoy en día enseñan más cacha que las de antes, sea o no sea otoño… Así que no creo que el séptimo arte les proporcione sustituta para la Rebeca hitchcockiana…

  18. aiss ! qué ilu q hayas pensado un poquito en mi (#8) en este post, ejejej. Muchas gracias mesié copépodo. Puedo saludar? bien, pues saludo a tods pero en especial a panta, si es «Mesié» Pantagruel como creo q es… bueno, si no lo es pues tb para él la especialidad por haberme confundido.
    ta otro momento y graciass >;o]

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  20. El diccionario de M Moliner (que, para algunos gustos, es mejor que el DRAE), dice:

    rebeca (de «Rebeca», nombre de la protagonista del filme de A. Hitchcock, basado en una novela de D. du Maurier, que solía llevar esta prenda) f. Chaquetilla femenina de punto.

    Que es una definicion mas amplia.

    Como curiosidad, el DRAE recoge «rebeca» por primera vez en su edicion del 84, sin modificaciones con respecto a la definicion actual.

    Ademas, en el CORDE, he encontrado los siguientes usos de «rebeca»:

    » estas modernas mocitas de «rebeca» y medias «nylon» se pirran por el Mari-Luz» Fernando Chueca Goitia (1951)
    «Uy, por Dios, mona. ¿Te fijaste en la rebeca rosa que traía de manga corta?» Carmen Martin Gaite (1958)

    Extendiendo al CREA, aparece varios casos de rebecas no femenina:

    «hombre joven con melena corta, bigote de mosquetero, rebeca mexicana de lana blanca, pantalones tejanos, sandalias ibicencas sobre gruesos calcetines de lana.» Manuel Vazquez Montalban (1977)

    » Y en esto que sale Julio Fernández, ese bancario con rebeca: «La postura del PSOE ante la OTAN es un fraude».» El Pais (1986, prensa)

    » Vestido con una camisa de cuadros y una rebeca, despeja cualquier tópico sobre los camioneros.» Cristina Lopez Schlichting (1997, prensa)

    La rebeca, ademas de proteger al portador, tambien juega un papel estimulando los rituales de apareamiento humanos:

    «La encontré a la salida de la iglesia y lo primero que me llamó la atención es que bajo el velo, la falda larga y la rebeca de devota seguía teniendo el mismo aspecto de fresca, lo que me puso caliente en cuestión de segundos.» Jose Maria Guelbenzu (1981)

    » La veía ahora igual que al principio. Se había puesto el elegante vestido con que la conocí y, como único abrigo, llevaba una ligera rebeca de lana. Ni una sola vez miró hacia atrás.» Adelaida Garcia Morales (1985)

    «y le fue quitando con una mano la rebeca, la combinación, las bragas a Rosa, y a mí me quitó el pijama con la otra mano» Eduardo Mendicutti (1995)

    Otro dato curioso: todos los casos encontrados son en España.

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