El bosque espinoso semiárido
Entramos en materia con uno de los biomas más singulares de Madagascar, si no el que más. Digamos que si, en un paisaje como en el de la foto de arriba, viéseis a Bin Laden dando un comunicado amenazando a los infieles occidentales podríais, sin ningún complejo, llamar a la CIA y afirmar con rotundidad que el individuo se encuentra oculto en algún punto del suroeste de Madagascar, entre Morombe y Taolagnaro. Tal es la originalidad de este paisaje.
El bioma del bosque espinoso semiárido (izquierda) se encuentra, efectivamente, en el suroeste de la isla, la zona más seca de todo el país, siempre con menos de 500 mm de precipitación al año. La mayor parte de esta región se encuentra fuera de la región intertropical. Dos son los problemas logísticos que me dio esta visita: por desgracia sólo pude visitar un área muy pequeña (básicamente la reserva Reniala) durante muy poco tiempo (una mañana) y por una de estas desgraciadas vicisitudes, dejé configurada la cámara a un ISO 800, así que ni tengo muchas imágenes, ni son de muy buena calidad, pero es lo que hay. Recordad que se amplian con un click.
La cosa es que en la flora de esta región de la isla es única y la endemicidad está por las nubes (90%), hasta el punto de que géneros enteros e incluso familias son únicas de esta región. Así ocurre con las didiereáceas, que es «La Familia» de este bioma. Las didiereáceas son unas plantas espinosas, algo emparentadas con las cactáceas, que a menudo determinan la fisionomía del bosque espinoso. En la reserva Reniala era muy abundante la llamada «planta-pulpo» (Didierea madagascariensis).
Didierea madagascariensis o planta-pulpo. Cuidadito no te vayas a dar con ella. En Ifaty y Mangily incluso la usan para hacer unos originales setos (abajo).
Otra didiereácea presente en la reserva, aunque no tan llamativa, era Alluaudiopsis marnieriana.
Por mucho que se parezcan a los cactus, esas plantas-pulpo son inconfundibles incluso desde la distancia como pocas, de ahí que os dijese al principio que este ecosistema no sería un buen escondite para Bin Laden. Por si acaso quedaba alguna duda, volved a la primera imagen y fijáos en la otra especie vegetal inconfundible. En efecto, esos árboles son pequeños baobabs fony (Adansonia rubrostipa).
Algunos ejemplares de baobab fony en Reniala. Se dice del ejemplar de la derecha que tiene 700 años de edad.
De las ocho especies de baobab (género Adansonia) que hay en el mundo, seis son endémicas de Madagascar. El baobab fony es de los más pequeños en porte, pero su característico tronco «botelliforme» es de un atractivo irresistible. Hablaremos más de baobabs en futuras entradas, pero de momento entenderéis por qué dije hay pocos lugares en el mundo con una vegetación tan inconfundible: plantas-pulpo + baobabs= suroeste de Madagascar. Infalible.
Las condiciones de aridez, como pasa en otras partes desérticas del mundo condicionan mucho la anatomía de las plantas. Hemos visto ya ejemplos de plantas espinosas en las didiereáceas, pero no son las únicas (lo de «bosque espinoso» es por algo):
Euphorbia stenoclada. Un árbol que es puro pincho (y sí, endémico de Madagascar).
Otra estrategia habitual en ambientes áridos es la suculencia (acumulación de agua en los tejidos). Las propias didiereáceas y los baobabs se pueden considerar suculentas. A poquito que busquemos veremos más:
Algunas suculentas del bosque espinoso: Aloe divaricata (endémica de Madagascar), Pachypodium geayi (endémico de Madagascar) y Euphorbia oncoclada (endémica de Madaga… vale, lo vais pillando ¿no?).
El bosque espinoso es el hogar de una multitud de animales interesantes, algunos de ellos tan exclusivos como sólo pueden serlo en Madagascar. Entre las aves podemos encontrar algunos representantes de familias endémicas de esta isla. Quizá la más famosa sea la de las vangas (Vangidae), con 16 especies. Algunas veces se ha comparado a las vangas con los pinzones de las Galápagos, ya que conforman una linaje monofilético de aves endémicas de la isla pero que se han diversificado llamativamente para explotar diferentes nichos especializando la forma de sus picos. En la región occidental de la isla, una de las vangas más llamativas es la de pico falcado (Falculea palliata), que se ha especializado en encontrar insectos en las cortezas de los árboles. Veremos algunas vangas más a lo largo de la serie.
Vanga de pico falcado (Falculea palliata)
Otra familia de aves endémica es la de las llamadas «carracas terrestres» (Brachypteraciidae). Sólo cuenta con cinco especies, la mayoría propias de la zona oriental de la isla, pero una de ellas sólo se conoce de la reserva Reniala y alrededores. Este rarísimo microendemismo apenas vuela y se camufla a la perfección en la espesura de las plantas espinosas del área. Tras un buen rato buscándolo nuestro guía dio con él y pude hacerle algunas fotos, se trata de la carraca terrestre colilarga (Uratelornis chimaera).
Uratelornis chimaera, una especie muy difícil de ver que sólo se encuentra en la zona de bosque espinoso cercano a Ifaty. Vulnerable según la IUCN
Algunas otras especies de aves que se pueden ver en el bosque espinoso (aunque no sólo aquí) son:
Tejedor sakalava (Ploceus sakalava), al igual que sus parientes africanos, forma pobladas colonias de nidos colgantes. Loro vasa (Coracopsis vasa), uno de los dos loros negros endémicos de Madagascar. Este individuo estaba domesticado, pero se les puede ver a menudo volando en libertad en el oeste de la isla.
Los fans de los lémures puede que los estén echando de menos. Hay muy pocas especies de lémures que se encuentren a gusto en la zona de bosque espinoso, así que no hablaré mucho de ellos ahora. Uno de ellos es el famoso lémur de cola anillada (Lemur catta), que es la especie a la que más le gusta andar por el suelo. Aunque sí que vi alguno por la reserva Reniala, me reservo el tratamiento intensivo para el capítulo 4.
La otra especie que frecuenta este bioma (pero que no está presente en el área de Ifaty) es el sifaka de Verreaux (Propithecus verreauxi).
Que yo sepa es el único lémur capaz de subirse a las plantas pulpo y saltar de unas a otras como si nada (estas fotos están tomadas en Kirindy, pero las pongo para matar el gusanillo). Aunque yo no lo presenciase creo que merece la pena enlazar un fragmento de un documental de David Attenborough en en que se les ve desplazarse a sus anchas por ellas. En el video podréis ver también sus saltos espectaculares y sus rifirrafes con su principal depredador, el fosa. Prometo extensa documentación sobre ambos en el capítulo del bosque caducifolio.
-PINCHAR AQUÍ PARA VER EL VÍDEO-
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Las megafaunas extintas
Aprovecho que esta entrada queda un poquito más corta que las venideras para meter con calzador un tema interesante que no me cabía en ningún otro lugar. El viajero despistado (muy, muy despistado), se pregunta por qué Madagascar es tan diferente a la cercana África y no hay leones, jirafas, elefantes y gacelas. Nosotros ya conocemos, al menos en parte, la respuesta: al ser Madagascar la isla más antigua del mundo, los únicos mamíferos que hay son aquellos descendientes de los «marineros» que llegaron de alguna forma flotando a esta isla remota. Ya que no hay evidencia de que ningún felino, ni proboscídeo, ni ungulado llegaron de esta forma a Madagascar, obviamente no hay que extrañarse de que no existan ese tipo de megafaunas africanas.
Sin embargo, restos subfósiles muy recientes de los últimos miles e incluso cientos de años, nos hablan de una fauna extinta que en ocasiones llegaron a tener representantes de grandes tamaños y que, quizá con algunas comillas, podríamos calificar como megafauna. No eran leones ni elefantes, pero os gustará saber que en su mayor parte la componen la especialidad local: los lémures.
Se conocen al menos 17 especies de lémures subfósiles extintos por toda la isla. Todos ellos eran mayores que cualquiera de las especies modernas (con las que a buen seguro convivieron) y algunos de ellos estuvieron entre los primates más grandes que han existido nunca. Esto es muy interesante porque pone de relieve que los lémures no es que sean una curiosidad biológica, sino que cuando su ancestro llegó de casualidad a Madagascar inició una diversa y floreciente estirpe de primates que vivieron paralelamente al resto del mundo en un edén casi sin depredadores y sin molestias donde todos los nichos estaban por colonizar. Los lémures no sólo son emblemáticos de Madagascar por ser bonitos, sino porque con todo derecho representan la versión alternativa de la evolución de los primates.
Baste esta galería para haceros una idea de lo que tuvo que ser Madagascar en su esplendor.
Lémures-perezosos (Palaeopropithecidae). Se les llama así porque sus extremidades anteriores son desproporcionadamente largas y se cree que se desplazaban como los perezosos. ¡Esto es un caso de convergencia adaptativa maravillosa! Veo las recosntrucciones y me quedo fascinado. Aquí tenéis las de Babakotia, Palaeopropithecus y Archaeoindris. Este último, con sus más de 200 kg de peso y del tamaño de un gorila es el lémur más grande que ha existido nunca.
Lémures-koala (Megaladapidae). Tres especies descubiertas hasta la fecha pertenecientes al género Megaladapis. Llegaron a medir hasta metro y medio de altura, un pedazo de bicharraco. Este género tiene como característico que sus ojos estaban muy separados entre sí, algo atípico en los lémures.
Existe una tercera familia de lémures extintos, los lémures-mono (Archaeolemuridae), cuadrúpedos y supuestamente de vida menos arbórea que sus congéneres, se conocen al menos dos géneros, Hadropithecus y Archaeolemur. Podían llegar a pesar 35 kg (tamaño babuíno), así que siguen siendo más grandes que cualquier lémur actual.
A esto habría que añadir un género extinto de lemúrido (Pachylemur) y una especie extinta de aye-aye gigante (Daubentonia robusta) casi tres veces más grande que el actual. No hay duda de que los lémures no son una curiosidad natural, un experimento caprichoso de la evolución, sino uno de los grupos de primates con más exito de la historia de la biosfera.
Ahora toca pensar en otra cosa. La mayoría de estos subfósiles vivieron hasta hace muy poco tiempo. Los lémures gigantes empezaron a extinguirse coincidiendo con la llegada de los primeros humanos a Madagascar (hace sólo 2000-1500 años, recordemos). Es de esperar que siendo animales grandes, que necesitan territorios de ramoneo extensos, sufrieran la deforestación más que sus parientes más pequeños. La puntilla la puso la llegada de los primeros europeos hace 500 años, cuando la deforestación se aceleró. No dejo de lamentarme de lo poquito que ha faltado para que hubiese habido alguna esperanza de supervivencia para estos seres tan fascinantes. Las dataciones con carbono 14 estiman que Megaladapis y Palaeopropithecus pudieron vivir hasta tiempos muy recientes. La tradición oral malgache mantiene vivos a estos lémures: cerca de Belo-sur-Mer hay historias que hablan de una ser gigante mitad hombre, mitad lémur que vive en lo más recóndito del bosque y que encajaría con lo que sabemos de algunos de estos animales. Lo siguen llamando tre-tre-tre-tre, y está documentado por viajeros europeos del siglo XVII. Incluso en 1995, también en la región de Belo-sur-Mer, han habido supuestos avistamientos por habitantes locales de lémures desconocidos para la ciencia que encajarían con lo que se sabe de los arqueolemúridos. ¡Ah! El aye-aye gigante se extinguió en 1920. Esta información la he encontrado en la wikipedia; por muy remota que sea la posibilidad, me fascina la idea de la proximidad de estos seres ¿legendarios?.
Un par de apuntes «megafaunísticos» antes de acabar: hubo hipopótamos en Madagascar. Al menos tres especies, según el registro fósil, todas ellas del género Hippopotamus, y también se mantienen vivos en la tradición oral y algunos informantes aseguran haberlos visto.
Y por supuesto, si hay que hablar de megafauna malgache, hay que cerrar con el indiscutible rey de los animales que alguna vez vivieron en la Gran Isla: Aepyornis, el pájaro elefante, el ave más grande de la historia de nuestro planeta.
Las dataciones con carbono 14 estiman que pudo haber bicharracos de estos correteando entre los baobabs hasta hace tan sólo 120 años. Hay evidencias de que al menos en algunos lugares se les cazó, desde luego su recuerdo pervive en cuentos y leyendas locales al igual que pasa con los lémures gigantes. Al menos un europeo (Étienne de Flacourt) los vio con vida allá por los 1658. En la actualidad es muy frecuente encontrar fragmentos de sus huevos en algunas playas de Madagascar, y varios se encuentran reconstruidos en museos de todo el mundo, empezando por el Museo del Mar en Toliara. Del tamaño de una sandía, estoy seguro de que se han hecho tortillas apoteósicas con ellos.
Huevos de Aepyornis, Musée de la Mer, Toliara
Lo que me jode de la megafauna de Madagascar no es que esté extinta (como ha pasado con la de todos los continentes excepto la africana), sino que la se extinguiera hace tan poco tiempo.
Nos vemos la semana que viene con la tercera parte.
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«La naturaleza de Madagascar contada para europeos»
1. Introducción
2. El bosque espinoso semiárido. Las megafaunas extintas
3. El bosque tropical caducifolio
4. El interior y las tierras altas
5. La pluvisilva montana
6. Información práctica
Magnífico como siempre. Especialmente remarcalbe las notas sobre la megafauna. Una pureba mas de que las extinciones del plestoceno en europa no son solo debidas a los cambios climáticos, pues no es un hecho aislado como bien cuentas en estos apuntes sobre madagascar.
¿Habrá que resignarse a aceptar que la labor de destrucción del ser humano sólo acabará cuando ésta se convierta definitivamente en «autodestrucción»? Me niego a aceptarlo, pero la Historia sólo nos da pistas en un sentido…
Tus baobabs me han traído a la memoria la primera vez que oí tal palabra y lo que me gustó. Fue en la serie «Droides: Las Aventuras de R2-D2 y C-3PO», donde el dueño de los androides se llamaba Mungo Baobab.
Luego me enteré que eran esos enormes, peculiares y hermosos árboles.
Ahhhh… qué tiempos.
La primera vez que oí algo sobre el ave elefante fue en un libro de mitología arábiga (pre-islam), donde se la tenía por un animal fantástico y peligroso, procedente de lejanas tierras al sur.
Esperando más entregas…
Has tratado con la acostumbrada maestría este espinoso asunto.
¿Los pollos elefante estos son parientes de las avestruces o es un caso de convergencia evolutiva?
Otra cosa que me llama atención, es que entre los animales (estoy pensando en los insectos por ejemplo), por diferencias sutiles te sacan una familia nueva, y las Euphorbiaceas por ejemplo, agrupan a plantas tan diferentes como nuestras lechetreznas, las cactiformes y arbustivas africanas, y otras formas arbóreas… y todas en la misma familia… ¿da la impresión de que hay dos raseros para medir plantas y animales?
Y lo de que por pocos años no conseguimos salvar a estas faunas… me parece una visión demasiado optimista, todavía está por ver si conseguimos salvar a las que han llegado hasta nuestros dias…
Salud
Xema: lo alucinante es que estas extinciones no fueron en el pleistoceno, ¡fueron esta mañana, geológicamente hablando!
Mecacholo: Algo inevitable sí que era. El ser humano modifica su entorno de forma tremenda, no puede convivir con grandes animales que necesiten espacios relativamente grandes e inalterados para su supervivencia, o al menos no sin una gestión de los recursos enfocada a la conservación.
Radagast: ¡Me alegro de que me haga esa pregunta! Se dice que el Aepyornis es el pájaro gigante «roc» que aparece en «Las mil y una noches». Teniendo en cuenta que hubo ciertos contactos comerciales entre Arabia y Madagascar durante la Edad Media, no sería descabellado pensar que algún avistamiento del Aepyornis pudo desembocar en leyenda.
Macroinstantes: Los pollos estos eran ratites, igual que las avestruces, los kiwis, los casuarios o las moas. Es decir, que sí que estaban emparentados con estas otras aves (todas sin capacidad de volar y de origen gondwánico), aunque están colocadas en una familia aparte.
El otro tema que mencionas es muy interesante. También existen plantas que perteneces a géneros o especies diferentes por diferencias casi imperceptibles, pero es cierto que a menudo encontramos casos llamativos. Estoy pensando también en el género Senecio que incluye desde yerbajos malencarados hasta impresionantes plantas leñosas de altas montañas tropicales. En el caso de las Euphorbia, lo mismo: el cardón canario, la lechetrezna y la planta-pincho esta. Podría decirte que todas ellas tienen como carácter compartido inflorescencia en ciatio, casi exclusiva del género, pero lo mismo no te convence. Ya desde Linneo se sabe que los caracteres florales son mucho más estables que los vegetativos. Originalmente sí se consideraba que los distintos rangos taxonómicos debían tener cierto tipo y grado de diferencias. Hoy en día se asume que los rangos son sólo convenciones, y que si acaso sólo la especie presenta una entidad propia diferenciada.
Todo este rollo para decirte que sí, que a mí también me parece que los raseros son muy distintos en función del grupo de turno (no sólo animales y plantas) y no te sé decir por qué.
¿Qué me decís de los sifakas trepando por las plantas-pulpo? A mí me dejó alucinao.
Bueno, hablando de especies y familias, tengo entendido que los genetistas están dando muchos «disgustos» a los botánicos …
Yo la primera vez que oí hablar de baobabs, o mejor dicho que leí por primera vez que había un árbol que se llamaba así, fué en «El Principito»
fernandoacm: ¡cierto! La filogenia molecular (que no la ejercen en exclusiva «los genetistas» sino también los propios botánicos) ha dado sustos y sorpresas de todo tipo, pero la decisión de a qué taxon se le otorga una categoría taxonómica u otra sigue siendo, en gran parte, arbitraria. Que yo sepa, las euforbias siguen siendo euforbias, así que la pregunta de Macroinstantes sigue siendo pertinente.
En realidad es evidente que no existen los mismos criterios, la linea de separación entre dos especies diferentes no deja de ser arbitraria en función del o de los criterios adoptados.
Ni aún basandonos en criterios morfológicos mas o menos evidentes deja de ser una postura digamos que aventurada, siempre habrá un nivel de variabilidad individual que nos obligará a interpretar de una u otra manera lo que vemos y por otro lado, el punto de vista desde el que enfoquemos el tema nos permitirá acercarnos con mayor o menor acierto a la hora de clasificar.
En tu nuevo post acerca de la «taxonomia tolkiniana» tratas de forma muy aguda este tema.
¡Uy! Pero es que el asunto de las especies es distinto. Aquí el tema es en qué punto se toma la decisión de cortar para asignar una taxon a un rango taxonómico por encima de la especie (en el caso propuesto, el género Euphorbia). Hay un consenso generalizado en que son criterios arbitrarios (entre otras cosas porque se detalla tanto la filogenia que no habría rangos taxonómicos suficientes). Sin embargo, una gran mayoría de los biólogos creen que ontológicamente la especie tiene una entidad propia. No quiero decir que tengan razón (este tema me gustaría desarrollarlo en el futuro), pero teóricamente las especies son algo al margen de las convenciones. Piensa por ejemplo en el concepto biológico. La cohesión reproductiva le da a la categoría «especie» unas propiedades únicas ausentes en las categorías subespecie, variedad, género, familia, etc.
Como te digo este es un tema aparte que espero desarrollar pronto.
Totalmente de acuerdo.
La expresión «nivel de variabilidad individual» no ha sido muy afortunada, al decir individual me refería, o eso intentaba, al observador… que es el que decidirá el criterio a aplicar.
Saludos.
PIENSO IR A VACACIONAR O TRABAJAR EN MADAGASCAR, ME GUSTARÍA OIR CONSEJOS DE PERSONAS QUE HAYAN ESTDO EN ESTE PAÍS, QUISIERA SABER POR FAVOR SI ES UN PAÍS TRANQUILO COMO CUBA, SI NO HAY VIOLENCIAS NI ARMAS DE FUEGO POR DOQUIER, LE TEMO A LA VIOLENCIA Y LAS ARMAS ME DAN PAVOR, NUNCA HE VISTO UNA Y NI QUISIERA VER. EN FIN TODO LO QUE ME PUEDAN DE DECIR DE MADAGASCAR ESTARÍA MUY AGRADECIDA
GRACIAS
ADELA
La única recomendación que me dieron en ese sentido es evitar deambular por Antananarivo de noche. Por lo demás Madagascar es famoso por ser un país absolutamente pacífico en el que sólo hay que tener en cuenta las precauciones habituales cuando se viaja: no descuidar el equipaje y llevar el dinero y el pasaporte contigo en un lugar poco accesible.
Un saludo