Tras una estapa más de silencio y discontinuidad, espero que de verdad esta sea la definitiva y pueda retomar los asuntos blogueros como en aquellos tiempos gloriosos pre-2011. Para hoy tengo un post ligerito muy entrañable. Resulta que entre las cosas que tengo pendientes para pasar felizmente a la era post-T estaba la de traerme a casa muchos, muchos libros, carpetas, documentos y separatas que guardaba en el que pronto será mi ex-laboratorio. Esto me ha supuesto un trabajo logístico y y de recolocación de los libros de mi casa de 40 metros cuadrados del que, la verdad, estoy muy satisfecho. Algunos sabéis que me ha dado también por regalar libros por twitter y cosas por el estilo. En un momento dado surgió una nueva duda: ¿Qué hacer con los apuntes de la carrera?
Era inevitable que reparara en los apuntes, ya que el volumen que ocupaban (sí: ocupaban) era muy jugoso y deseable. Al principio, la idea de deshacerme de ellos me daba mucha aprensión. ¡Son los apuntes de la carrera, insensato! Pero dándole vueltas al asunto me di cuenta de que por una parte, objetivamente, eran por completo inútiles. Desde que me licencié en biología, nunca jamás he recurrido a ellos para nada, ni una sola vez. Por supuesto que me he documentado sobre temas de biología, pero lo hice con libros, artículos o internet, pero no vi necesarios los apuntes. Creo que en parte el interés por conservarlos se debía a un atavismo muy curioso fruto de la inseguridad del recién licenciado: cuando acabas la carrera puedes creer que realmente toda esa montaña de papel es una valiosa fuente de información. Sin embargo, no sales de la universidad en vano, y muy al contrario, a lo mejor sin darte cuenta en su momento, has ganado en la capacidad de encontrar y sintetizar por ti mismo la información, sin intermediarios.
El único motivo por el que en realidad los conservaba era por un apego personal. No eran valiosos por su información en sí, sino por lo que habían supuesto para mí: mucha dedicación y esfuerzo. Claro, las cosas que se hacen con cariño, se valoran más. Sin embargo, como estoy siendo presa de un ataquito de orden y limpieza, al final (y siempre después de hacer un breve sondeo en Twitter, ofcors) tomé la decisión de reciclar la gran parte de ellos.
Mis apuntes estaban invariablemente tomados en hojas cuadriculadas y perforadas, normalmente no los pasaba a limpio, aunque sí que hacía bocetos a lápiz para hacer luego dibujotes a bolígrafo, porque siempre he sido muy visual y si no tengo el cromo delante, como que no me entero. La mañana que me pasé filtrándolos hice algunas fotos de recuerdo de algunos de esos dibujos a tres tintas.
Una de branquias (Zoología de cordados) y de ctenóforos (Invertebrados no artrópodos)
Anatomía externa de los quelicerados en la entomología de 5º
Esto es todo lo que aprendí de copépodos en la carrera, por cierto.
¡El impulso nervioso! (Fisiología animal), qué recuerdos
Ratones transgénicos (genética)
Algunas de técnicas de bioquímica
¿Y qué se ha salvado de todo esto? Usando el concepto de @er_koldun los «apuntes indultats» han sido muy pocos. Únicamente aquellos en los que el profesor fue capaz de ir más allá de lo que ofrecen los libros, o bien algunas asignaturas o partes de las mismas de las que tengo muy buenos recuerdos: la asignatura de geobotánica, invertebrados no artrópodos, parte de la microbiología, algunas prácticas o trabajos…
A la izquierda: ¡a la hoguera! A la derecha: los apuntes indultats
Además, me he quedado con los «ultrarresúmenes» que me hacía antes de los exámenes: una especie de chuleta densa con algunas palabras clave y con los palabros más difíciles de memorizar, los ciclos metabólicos con mi taquigrafía mnemotécnica, etc.
Ejemplos de «ultrarresúmenes»
Las prácticas de invertebrados, que sí que pasaba a limpio con mucho cariño, pero en plan manuscrito, claro.
Y claro, también me he encontrado con los entrañables dibujines de mi compañero de pupitre, Biosfofo, que amenizaba mis horas de estudio con adecuados comentarios.
Bueno, pues eso fue todo. La gran mayoría del espacio de los apuntes ha quedado desocupado haciéndome la vida un poco más fácil. Ahora es el momento en el que me decís que no tenía que haberlo hecho y tal, pero en el fondo, aunque ha dado algo de penita, también sé que ha sido lo correcto, que yo siempre he sido muy de guardar, ¡pero no se puede guardar todo!
Esos «ultrarresúmenes» son chuletas. Es obvio. :-P
PD.- ¿Has leído ya la tesis? Sé que la presentaste, pero ignoro si se ha leído. Lo digo solo por efectos de llamarte con corrección Dr. Copépodo :-P
Los apuntes de la carrera y qué hacer con ellos. Todos hemos pasado por ese trance :)
Ya lo dije en el tuiter, a mí me han resultado muy útiles algunos apuntes ahora mismo. Sobre todo ese tipo de cosas que no están (o son difíciles de encontrar) en los libros de texto. Aunque también es cierto que solo empecé a pillar apuntes decentes a partir del tercer curso. O del cuarto. Bueno, en realidad es que es cuando empecé a ir clase regularmente.
Sobre las anécdotas acerca de aquellos tiempos, pues siempre es gracioso ver lo que te ponían otros en los apuntes. O uno mismo. El otro día me sorprendí leyendo la primera práctica de Laboratorio de Física que entregué y donde escribí que tenía la sensación de que me iba a gustar mucho esa asignatura. El profesor escribió debajo «Por supuesto!». No sé, me da como ternura del menda que era entonces. Ay, tierno infante.
Vamos, que no tirar. Se guarda bien y a casa de los padres, que viven mejor que nosotros y tienen espacio de sobra.
Viendo el libro de prácticas de invertebrados me he acordado de los famosos cuadernos de campo de Félix Rodríguez de la Fuente.
Qué apuntes más ordenaditos: yo escribía cuatro cosas y el texto formaba figuras en el folio (siempre blanco y liso) siguiendo el desarrollo de las ideas, el resultado era un esquema no sólo de conceptos sino de líneas de razonamiento. Muy pocas imágenes, el folio era la imagen. Fui un estudiante raro: jamás faltaba a clase, y rara vez estudiaba más allá de un repaso de mis notas…leí mucha literatura (léase novelas) durante la carrera.
Pasé de de mis apuntes como del papel higiénico usado conforme iba aprobando las asignaturas, sin ni siquiera pararme a considerar su destino.
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Yo hice más o menos exactamente igual que César. Al menos él es un sabio.
yo aún tengo en casa (bueno, de mis padres, que me he ido muy muy lejos a hacer la maestría) mis apuntes y dios sabe cuantas fotocopias… creo que el día que me deshaga de ellos simplemente me desharé de todos (nada de guardar uno o dos entrañables). por cierto que buenos apuntes, los míos son desordenados y horribles y eso de pasar en limpio es una mariconada: uno vive una sola vez, no en sucio y en limpio,
Yo tengo los míos todavía, no sé por cuanto tiempo. Sinceramente lo de «Virgen Santa, Virgen Pura, haz que apruebe esta asignatura» en estos momentos significa mucho para mí esa frase, le recuerdo el Trabajo de Fin de Grado.
Dani: son chuletas para llevar al metro, pero hubiesen sido impracticables en los exámenes; la sutileza no es lo mío.
Eulez: valoré esa circunstancia, sobre todo a la hora de pensar en qué debía quedarme. Y luego por otra parte, surge la reflexión de lo difícil o lo raro que es dar con un profesor que, al margen de que sea bueno, sea capaz de aportar algo a la asignatura que no esté realmente en los libros y que por lo tanto haga a sus apuntes insustituibles. Me he dado cuenta de que tuve muchos buenos profesores, pero muy pocos de los otros.
César: ¿hacías dibujos con el texto? Vaya, una pena que te deshicieras de ellos, creo que es una forma muy original de tomar apuntes. Ah, los cuadernos de campo de Félix, eso también me trae recuerdos ¡pero eso sí que no los tiro!
Gracias a todos por comentar
Muy bueno el post. Sí señor.
Estoy de acuerdo con Eulez, a falta de espacio, buscar almas generosas que lo cedan, pero tirarlos, nanay, aunque sea por el valor sentimental.
César ¿en los apuntes no ponías nada de tu parte? ¿Era sólo lo que sacabas de clase?… seguro que todos hemos escrito alguna cosita de nuestro propia harina.Por eso mismo no los tiraré mientras pueda.¿Quemarlos? Pero ¿dónde se ha visto que vuelva tamaña inquisición? ;) , aunque pueda haber dudas sobre la velocidad de los fotones yo no anatemizo mis apuntes de relatividad especial.XD
Saludos
¡¡¡Bien!!! Has hecho lo mejor. Siempre hay algunos apuntes que queremos conservar, por apego o por lo específico de la asignatura que hace que esa información no sea fácil de encontrar en una biblioteca, pero los demás para los que aún no han aprobado o al contenedor azul.
Además te ahorras unos cuantos viajes escaleras arriba, escaleras abajo en las mudanzas :P
Yo ya los he tirado todos hace tiempo. ¿Todos? No, aún resiten los de hidráulica ya que a éstos sí les encontré, en su día, utilidad. De resto, nada. Y es que no soy ni románco ni coleccionista así que todos los demás acabaron rápidamente en el cubo de la basura.
Pues yo no tenía ese problema: fotocopiaba los de mi amiga Elena, que iba a clase todos los días y lo escribía todo, todito. Eso sí, ¡hacía los mismos ultraresúmenes!; muy útiles, por cierto.
Un beso,
Yo tengo que hacer quema. Se salvarán todos los apuntes de Microbiología, eso sí. Y los de Enzimo, que la sensación de sacar megafórmulas mediante complejos pasos de demostración me generaba una sensación de superpoder difícil de repetir -difícil era la asignatura, hueso de la carrera!!-… ah, me sentía física cuántica con esos apuntes. A ver si los encuentro, me has dado una idea xD
Esto demuestra la inutlidad de la universidad
Pero hombre, pa lo que queda de aquí a Fallas, te tenías que haber venido a lanzarnos a una buena cremà, así de paso nos tomábamos unas birras!
La verdad es que los apuntes carreriles tienen un fetichismo especial, yo conservo muchísimos y siempre he estado tentado de hacer un post recopilando los más fascinantes dibujillos que los poblaban. Porque a nivel de conocimientos no aportarían mucho, pero la de espidermanes, aliens y demás bichejos cinefilocomiqueros que los decoraban es sobrecogedora.
«Ahora es el momento en el que me decís que no tenía que haberlo hecho»
Desde luego que no diberías¡¡¡
Los apuntes de un estudiante son una parte de su alma, y no deberían nunca ser condenados a la hoguera…
..yo que soy un poco ratón de biblioteca tengo guardados magníficos mamotretos de apuntes (ajenos) encontrados por aquí y por allá.
Incluso un par de proyectos fin-de-carrera… ¡preciosos!!
…casi tan bonitos como tus páginas de biología….;)
Bueno, y aquí hablabas solo de los apuntes propiamente dichos, porque en el sótano de casa de mis padres aún andan todas las fotocopias, incluso repetidas… Más de una vez, típico de estudiantes malos, me presentaba en enero/mayo en la copistería preguntando por los apuntes de cierta asignatura, y cuando me preguntaba la dependienta, ya temblando y viéndolas venir, llegaba mi respuesta clásica: «TODO»
jejej, enternecedores los dibujillos :)