El síndrome del impostor: aviso a doctorandos


Escribo este post en caliente y sin revisar, porque sé que si no, lo acabaría borrando. Disculpas a las retinas damnificadas.

Desde hace meses tengo pendiente una de esas entradas del estilo «Diez consejos de la Señorita Pepis para realizar tu tesis doctoral», de los que hay tantas versiones y de los que tanta gente (incluyendo incautos becarios recién llegados, que no saben nada de la vida) se atreve a opinar. No iba yo a ser menos. Mis diez consejos iban a ser muy racionales, aunque algunos de ellos definitivamente bastante heterodoxos. Me da la sensación de que mi visión de cómo debe ser el proceso de doctorarse puede diferir de la visión de al menos una parte importante de «académicos». No me decidía a escribir dicho post, pese a tener varios borradores por ahí rulando y finalmente creo que no lo voy a escribir. Aún no me siento preparado para ello. Sin embargo, una combinación de circustancias que serán debidamente desveladas en las próximas líneas me ha hecho cambiar de opinión en un aspecto: este post es para dar un único consejo de toda esa larga lista potencial. Concretamente creo que se trata del consejo que me parece más necesario por ausente en otras recopilaciones por el estilo, por desconocido y por necesario para un gran número de personas con las que me he cruzado a lo largo de este proceso (para muchas de las cuales, llega ya un poco tarde). Obviamente, el consejo va al final, y primero la larga y prescindible explicación.

Para los afortunados que estáis fuera del ámbito académico, esta actitud respecto a la tesis puede sorprender un poco, pero basta que tengáis un amigo o familiar metido en un doctorado para corroborar que, efectivamente, algo raro pasa con eso de la tesis que hiere susceptibilidades y hace a la gente actuar de forma extraña. Sin ir más lejos, en esta santa casa la propia palabra «tesis» ha sido tabú, especialmente durante ciertos periodos, nunca he hablado de ella y ni siquiera dije en su momento que el pasado 16 de mayo dejé atrás mi fase larvaria predoctoral. La historia de este bloj, que va ya para 7 años, es en gran parte la historia de mi vida durante mi tesis, y me doy cuenta de que siempre fue un tema dejado deliberadamente al margen. Esto fue así por una razón muy sencilla: estaba avergonzado de ella.

El mundillo de la investigación científica es muy complejo y a menudo definitivamente mejorable; es difícil de explicarlo en pocas palabras, pero una característica que es evidente es que hay mucha presión: presión por publicar más y en mejores revistas, presión por estar en el cuartil superior de cualquier índice o parámetro imaginable, presión por ser el que más sabe, el que mejor lo hace y el que mejor lo cuenta. Ahondar en lo bueno o malo de estos aspectos, en el origen y destino de esta burbuja inflacionaria de la «»»»excelencia»»»» es algo que daría para mucho y como dijo aquel paisano, «eso es otra historia que debe ser contada en otro lugar». El caso es que quizá por esta presión o por la causa que sea, muchos protoinvestigadores desarrollan un complejo acerca de sí mismos y de la contribución que hacen como doctorandos. Los «afectados» creen que han sido aceptados por chiripa, de forma inmerecida y que en cualquier momento se descubrirá la verdad: que no saben hacer la «o» con un canuto y se les mandará a tomar viento. A mí me pasó esto. Yo estaba convencido de que había conseguido una beca con facilidad por tener buen expediente, pero que como científico no valía un cagao. No se me ocurrían soluciones inteligentes, no me daba cuenta de las cosas, no era capaz de hacer aportaciones originales, etc. Mi percepción, la más sincera que podía tener conmigo mismo, era que todo el mundo, todos mis compañeros (tanto los más experimentados como los recién llegados), hacían las cosas mucho mejor que yo: avanzaban más rápido, aprendían más deprisa, eran mejores científicos, hacían observaciones más inteligentes… vamos, que estaba totalmente fuera de lugar, que no estaba a la altura de mis obligaciones. Esto no tiene nada que ver con la modestia: es un ejercicio de (supuesta) sinceridad con uno mismo que raramente se verbaliza, precisamente por no querer desvelar que uno es un fraude. Esto genera dinámicas de trabajo nefastas que bloquean el avance de la investigación, generan culpa e inician un círculo vicioso de frustración bastante chungo que seguro que ha sido el responsable de muchos, muchos abandonos.

Por gran fortuna para mí, durante este periplo compartí laboratorio con grandes compañeras, amigas y científicas, y por suerte para todos nosotros, una noche con varios pacharanes de más empezamos a hablar más de la cuenta y hubo una «iluminación recíproca» sobre los complejos que todos y cada uno de nosotros compartíamos: todos y cada uno pensábamos que individualmente, éramos un fraude, que los demás eran mejores científicos y así con todos y cada uno de los «síntomas», uno por uno, repetidos por cuadruplicado y con una semejanza asombrosa. Cuando uno pasa por esto puede seguir apegado a su percepción y pensar que todos los demás están equivocados o puede empezar a sospechar que quizá no está capacitado para valorar ciertos aspectos de uno mismo, que quizá el único engañado es él. Esa noche, en un bar y no en un laboratorio, mi formación como investigador avanzó mucho, muchísimo más que cualquier otro día en seis años.

La percepción que tenemos de la realidad es una interpretación de nuestro cerebro, pero basta pensar en alguna de esas ilusiones ópticas asombrosas para darnos cuenta de que dicha interpretación no tiene por qué reflejar la realidad misma. En nuestro grupo de doctorandos descubrimos que éramos «daltónicos» respecto a nuestro propio trabajo. A partir de ahí, al menos para mí, hubo un cambio sustancial a la hora de abordar la rutina diaria y los problemas de corredor de fondo que implica un proyecto como es una tesis doctoral. El complejo no desapareció: yo seguía pensando, seguía percibiendo que mi tesis en construcción era una basura, que apenas contenía datos, que era simple, insuficiente, que no estaba a la altura y que cualquiera con un mínimo de entrenamiento podría hacerlo mejor. La única diferencia es que ahora tenía la sospecha fundada de que, aunque intentara ser sincero y objetivo, simplemente era incapaz de valorar mi propio trabajo correctamente. Verbalizar mis dudas con gente en mi misma situación me ayudó mucho, y poco a poco descubrí que el problema tampoco se limitaba (como era de esperar) a nuestro laboratorio, sino que mucha gente realizando el doctorado y con la que tenía suficiente confianza como para «salir del armario», me confesaba exactamente las mismas dudas y temores, incluso gente a la que siempre había admirado y a la que, científicamente, tenía en un pedestal. Es más, acabé descubriendo (para mi genuina y sincera hilaridad) que mi trabajo también despertaba admiración y reconocimiento entre algunos de mis compañeros. (Aunque obviamente eso se debía a que conocían mi trabajo sólo de forma superficial y no habían dado con sus inmensas lagunas; lo vais pillando, ¿no?).

Si al fin y al cabo uno es un científico, finalmente lo racional es asumir que estamos acomodados en la parte tocha de una distribución normal (normal, lo de la campana de Gauss, digo) haciendo lo que buenamente podemos con mayor o menor fortuna, y que padecemos un problema de percepción, pero que no somos un fraude. Que existan los «fuera de serie» que escriben artículos como churros, publican en natures, sáienses, pínases y demás es una consecuencia esperable de una distribución normal, aunque pueda resultar a menudo más descorazonadora que otra cosa, sobre todo cuando la evaluación de los méritos científicos parece insistir en desechar precisamente esa parte central de la campana y quedarse únicamente con lo «excelente», aunque ese, insisto, es otro tema. Como digo, ese «daltonismo» no desaparece de la noche a la mañana, pero se puede sobrellevar y educar. De hecho, recién llegado a mi nuevo hogar científico de post-doc, son diarias las ocasiones en las que pienso que he tenido mucha potra, que me han contratado por pena, que mi experiencia investigadora aquí no vale nada, que no estoy a la altura, etc etc. Sin embargo, he aprendido a pasar e incluso a reírme de esta percepción (que creo sincera para mis adentros sin poder remediarlo) y a recrearme en los momentos en los que me doy cuenta de que los años no pasan en balde (tampoco para las cosas buenas), y que sé hacer más cosas de las que creo, tengo ideas originales que aportar y que mi trabajo se valora. Esta actitud genera dinámicas de trabajo eficaces, todo el mundo está contento y feliz y yo hago una vida normal pese a mis problemas de percepción. Comieron perdices y tal.

Bueno, pues no.

Hace semanas tuve una conversación con un chico que está iniciando su doctorado. No tengo una relación muy estrecha con él, aunque por lo poco que le conozco ya tengo datos que me indican que es una persona entusiasta, con gran iniciativa y mucha voluntad para superar dificultades (todas ellas cualidades necesarias para trabajar en ciencia). Unas cuantas palabras dejadas caer en cierto momento me hicieron sospechar que la historia continúa repitiéndose, que este doctorando estaba pasando por algo que me resultaba familiar, y no me equivocaba. Cree que no es suficientemente inteligente, que todos los demás en el laboratorio son mejores, que no está a la altura… los mismos síntomas que mis compañeras y que yo mismo y que tantas otras personas. Me sentía impotente al insistir sobre que la naturaleza de su problema radica en su percepción y no en la realidad, porque él, aunque entendía lo que estaba diciendo, era reacio a asimilarlo, quizá confundiéndolo con ganas de animarlo sin más o de darle simples palmaditas en la espalda. Era duro ver cómo el problema se repetía, generación tras generación, y me hizo pensar en cúan extendido estará este fenómeno del que tan poco se habla. En internet, sin ir más lejos, todos conoceréis blogueros que están haciendo una tesis o que la han hecho, pero difícilmente (al menos yo no lo he leído nunca) se ven reflejado este tipo de temores que, sospecho, son una genuina epidemia que afecta muy negativamente a muchos aspector personales y laborales. ¿Qué tipo de antro es este de la investigación cuya fauna predoctoral está plagada de inseguros patológicos con miedo a ser puestos en evidencia? ¿No es ridículo? ¿Por qué nadie habla del tema? (Aquí citaré como excepción al ínclito Eulez y su síndrome EDC, que tiene mucho que ver con lo que estoy contando.) ¿Por qué tanta gente tiene que pasar inútilmente por lo mismo?

El último capítulo de esta reflexión tuvo lugar hace unos días. Hasta ahora solía pensar que este asunto estaba especialmente ligado a la investigación en España, pero hablando con una compañera estadounidense que se doctoró el año pasado de repente mencionó un concepto: el «síndrome del impostor«, y sólo con el nombre entendí perfectamente de lo que estaba hablando. Efectivamente, todo este asunto de sentirse un fraude es bien conocido desde los años setenta, cuando se le bautizó con esta denominación tan apropiada. Me he quedado boquiabierto al leer varios artículos de aquí y de allá describiendo con pelos y señales lo que al parecer es un sentimiento cuasi-universal en determinados ambientes (muy especialmente en el académico, aunque no es el único, y al parecer afecta más a mujeres que a hombres). ¿Hace cuarenta años que esto está descrito y muchos científicos se sienten unos farsantes durante toda su vida? ¿Cómo es posible que esto siga siendo tan desconocido? ¿Cómo puede ser que en lugar de refugiarnos todos en nuestras respectivas inseguridades no existan cauces para preparar a doctorandos y demás profesionales de forma adecuada a enfrentarse a estas situaciones?

Es por esto que, saltándome mi promesa, sí que voy a dar un consejo de la Señorita Pepis para doctorandos en potencia y en acto. Un consejo que nunca he leído ni oído a nadie pero que, por todo lo expuesto anteriormente, me parece muy necesario para evitar muchos malos tragos y mantener la eficacia en el trabajo diario:

No evalúes tu propio trabajo: no estás capacitado para hacerlo de forma objetiva, aunque lo intentes

Y hasta aquí, el consejo de hoy. Lo mismo todos conocíais ya esto del síndrome del impostor y todo este post ha sido una perogrullada, pero, ¿Qué esperábais de un mal científico?

111 comentarios en “El síndrome del impostor: aviso a doctorandos

  1. ¡Excelente! Acabas de hacer una gran labor social, al menos para mi que me describes al pelo. Estoy por salir del estado larvario y éste síndrome vive conmigo. Al menos ya lo tengo identificado y podré domesticarlo! Saludos y gracias!

  2. Genial macho. Me encantan estas versiones rameras que haces de los consejos de la Señorita Pepis. Haces que esta señorita parezca mas real y cercana jejeje.

    Yo conocía el síndrome del impostor pero tristemente no lo había relacionado con mi situación personal hasta pasados unos años. Efectivamente es una sensación muy extendida y según yo lo veo… fomentada por los propios investigadores de otras épocas (y por algunos de esta). Pasando el tiempo desde que pasamos por una época de nuestra vida, las cosas que solían tener importancia dejan de tenerla y nos acordamos solo de algunas cosas. Tendemos a valorar de épocas pasadas lo que ahora consideramos importante… y no solemos recordar lo que por entonces era importante.

    En mi caso particular empecé muy pronto en un laboratorio (demasiado pronto diría yo) cuando realmente y legalmente aún no merecía estar en uno (acababa de terminar 2º de Biológicas). Me sentía alienado, muy afortunado por la oportunidad pero totalmente inmerecedor… era un impostor demasiado joven. Sin embargo mi jefe me sacó del error, confió en mi, le dio importancia a mi trabajo y premió tanto mis logros como castigó mis errores y me hizo mejorar. Bien es cierto que yo ya había estado trabajando en otros sitios (de camarero, en tiendas, etc) y estar en un laboratorio me hacía sentir bien, trabajando en lo mio, mi formación estaba destinada a eso y era mi lugar.

    El resultado es que acabé mi carrera en 6 años, con 3 publicaciones a mis espaldas, con un currículum muy extenso pero cansado ya de trabajar. Pero ese es otro tema. A lo que voy es a que en mi caso, mi jefe y compañeros me ayudaron a no sentirme un impostor sino un principiante con mucho que aprender pero una gran potencialidad.

    Muchas gracias por este post. lo crecomendaré a todos los compañeros que se sienten así (a todos porque aunque no lo digan… este sentimiento está muy extendido). Gracias

  3. Je je. Describes con maestria algo que nos ha pasado a todos. Y, tal como apuntas, es un sentimiento que nunca desaparece del todo. Yo tube una iluminación parecida, aunque muchos años después de terminar la tesis. También durante una noche ligeramente etílica le comenté a un investigador, director de un centro de referencia, vaca sagrada en su campo y objeto de mi total admiración que una de mis pesadillas era descubrir un dia que toda mi linea de investigación contenia algun error de base, que todo estaba mal, que nada de lo que habíamos publicado era correcto y que eramos incapaces de darnos cuenta. Su respuesta fue: «A mi me sucede lo mismo, todos los dias». Estas cosa alivian un poco aunque un cierto malestar nunca desaparece. Por eso, tu consejo es excelente. Lo pasaré a mis becarios :-D

  4. Yo tengo una perspectiva un poco diferente. Todos los que estamos en la zona gorda de la campana esa, no estamos estáticos. Día a día, hora a hora, nuestra posición tiembla y nos movemos a izquierda y derecha. En contadas ocasiones, podemos llegar a un par de sigmas. En resumen: nosotros mismos estamos dentro de nuestra campa de Gauss. La cosa es que las escasas incursiones en las áreas marginales te pillen con la mente despierta.
    Otra cosa: cada vez tengo más claro que las tesis son para que caigas en el complejo del impostor y para que, posteriormente, aceptes que te puedes pasar ese complejo por el forro sin ningún remordimiento.

  5. Yo creo que el complejo del impostor se da en muchos, muchísimos sitios (yo no soy investigador, pero lo he sufrido en mis carnes) De hecho, posiblemente sea una buena señal de que estás trabajando en algo que no tienes totalmente bajo control, y, por tanto, estás aprendiendo…

    En vuestro caso, digo yo que eso está más asumido, pero en el mío (trabajo de desarrollador informático) y resto de trabajos fuera de la academia, no es tan seguro.

  6. Como yo te llevo varias órbitas solares de ventaja, verás algún día lo bueno que que eras, lo bien que lo hacías y lo en serio que te tomabas las cosas, incluso te asaltará un pensamiento demoledor: «si hoy tengo que hacer ese mismo trabajo, lo haría mucho peor». Y cuando eso ocurra, felizmente te habrás olvidado de este comentario.

    ¡Ánimo, cope! ¡Feliz solsticio de invierno!

  7. He tenido que buscar «ínclito» en el diccionario, ya creía que me estabas insultando. Bueno, no estoy seguro de que no haya sido un insulto.

    Pues sí, esto es el síndrome EDC, de libro. Era de esperar que hubiese un síndrome real porque es cierto que es algo muy común. En física es increíblemente habitual, especialmente porque de verdad hay gente muy inteligente, con una facilidad increíble para cosas tremendamente complicadas, metida en investigación y porque los profesores, especialmente los teóricos, machacan al alumnado durante la carrera si no son así de brillantes. La cuestión es ¿puedes ser útil aun no siendo un cerebrito? Bueno, pues la respuesta es claramente sí. Te adaptas y lo haces, aunque a lo mejor no puedes unificar las fuerzas de la Naturaleza. Hay otras cualidades necesarias en investigación además de la «pura» inteligencia, muchísimas más. Pero eso sí, es cierto que no vale cualquiera, igual que cualquiera no puede sacarse una carrera de ciencias pero peor aun. Esto es así y genera un ambiente de presión muy jodido.

    Pero esto puede hacer daño precisamente al revés: cuando el doctorando en cuestión es alguien a quien todo le ha ido muy bien siempre en el terreno académico (y no miro a nadie) y de repente ¡zas!, resulta que no es suficiente. Que por muy listo que fueses dentro del sistema y por muchas buenas notas que sacases, resulta que no has caído en el lugar adecuado, resulta que no tienes la imaginación suficiente, resulta que… lo que sea. Vaya, va a ser que por tu tesis doctoral no te van a dar un Nobel. Menudo chasco.

    Otros nos hemos llevado el chasco mucho antes (en mi caso, durante la carrera) y no hemos sufrido de esto en el momento de la tesis. Ya teníamos claro lo que había y lo que podíamos dar de sí. Más o menos.

    Lo de la excelencia da mucho de sí también. Tanto el Dr. Litos como yo como tantos otros científicos de «clase media» opinamos que si nosotros no habría excelencia. Que hace falta una masa crítica de gente necesaria para que se forme esa distribución de la que hablas y pueda haber un extremos superior que publique en Nature. Es más, como dice el Golem, son las fluctuaciones las que a lo mejor te llevan de repente a hacer algo realmente relevante. Pfff, a saber. Pero lo que está claro es que hace falta un número mínimo de «observaciones» para generar una distribución. Si no, son puntos sueltos sin ningún sentido. La clase media es necesaria. Pero algunos, especialmente los que gobiernan en España ahora mismo, no lo pillan.

    Y sobre lo del consejo final, no estoy muy de acuerdo. Me parece una conclusión post-trauma. Dentro de dos años no estarás de acuerdo con ella. Puedes valorar tu trabajo y lo harás. Yo soy capaz ahora mismo (5 años después de la tesis) de escribir papers científicos yo solo, después de haber hecho TODO el trabajo científico (con la implicación emocional que eso supone) y de hacer de referee de mí mismo. Suelo acertar más o menos con mucho de lo que me dicen los referees de las revistas. Antes era incapaz de hacer semejante cosa. Se trata de conseguir desligarse emocionalmente de tu trabajo en la medida de lo posible. Eso lo consigues con el tiempo, como tantas otras cosas, y no significa que no lo disfrutes, especialmente cuando lo haces bien y cuando aprendes cosas nuevas.

  8. «Esa noche, en un bar y no en un laboratorio, mi formación como investigador avanzó mucho, muchísimo más que cualquier otro día en seis años.» !!
    jajaja, gran frase pardiez !! .. y luego dirán que el alcohol es malo!

    Suscribo lo que cuentas y casi diría que he experimentado ese «sindrome» aunque no lo he llegado a racionalizar como tu has hecho probablemente por sufrirlo en otro ámbito e intensidad,…
    pero, ¿y no acabará este síndrome convertido en la coletilla-chascarrillo de tanto maleta suelto por el campo (haberlos haylos tambien) y que como los niñatos cuando suspenden el examen repitan incansables «pues a Einstein le suspendían en matemáticas»?

    ( y no va con segundas intenciones ) esa sensación de desubicación debe ser válida para un «investigador-bueno-con-sindrome» como para un «genuino-manta», quicir, algún caso habrá en que uno se sienta un fraude y, coño!, por fín tenga razón ! no?

    claro que si es un mal investigador no estará capacitado ni para «retro-investigarse» por lo que si un investigador se plantea su ubicación y/o propia existencia investigadora podemos dar por aprobado/interesante su aportación al campo de la investigación, al menos en el campo de la retro-investigación-de-investigadores…. no?

    (me empieza a doler la cabeza, lo dejo)

  9. Buena entrada, Cope. Has descrito muy bien una serie de sensaciones que, al menos en mi caso, van siendo más intensas y recurrentes en la fase final de la tesis, cuando llega el momento de recopilar y poner el lazo a los últimos 4 o 5 años de trabajo. Incluso ahora que me han hecho una oferta de postdoc sin haber acabado la tesis, no puedo evitar pensar que a la mayor parte de la gente le cuesta encontrar un postdoc, que alguien ha debido equivocarse conmigo y que seguro que no doy la talla, que algún día quedaré en evidencia.

    Sin embargo, conforme iba leyendo el texto, iba pensando para mí mismo «esto es un síndrome EDC de eulez de definición». Y en realidad, creo que se trata de lo mismo: cuanto antes asuma uno que no será el gran revolucionario de su disciplina, mejor. En su momento me ayudó bastante conocer el EDC, igual que un consejo que siempre me dice mi director: «No caigas el error de pensar que la tesis es el documento final, la obra cumbre de tu vida académica. Es lo primero que haces y es casi seguro que no será de lo mejor que hagas».

    Puede que en parte este síndrome se deba a que la gente que se mete en la investigación suelen estar (habitualmente, no siempre) en la parte superior de la campana de Gauss durante la carrera. Y al pasar a la tesis se forma una nueva campana, evidentemente con una media más alta. Así que prácticamente todo el mundo queda situado más a la izquierda de lo que estaba y uno debe descubrir y asumir su nueva posición en la campana. Y luego está, evidentemente, la competitividad de este «submundo» que es la investigación, que tampoco es que ayude…

  10. Somos almas gemelas, pequeño crustáceo (todos, muy probablemente). En cuanto al consejo de la Pepis, a mi me parece acertado, pero tiene fecha de caducidad. Es cierto que el sentimiento del impostor no suele desaparecer, pero llegará un día después de un tiempo en tu postdoc que seras capaz, como dice Eulez, de valorar adecuadamente tu trabajo. Será cierto que el fantasma del impostor estará pululando por ahí, pero todo el sufrimiento de la tesis, o el de la carrera (si no eras del primer cuartil), te habrá enseñado que ves mas tus fallos que tus virtudes, y que, por lo tanto debes aprender a ver tus virtudes y a explotarlas. También, a asumir tus errores con propósito de enmienda pero sin flagelación.

    No somos EDC, pero da exactamente lo mismo, ellos también la cagaron, se equivocaron y además algunos eran mu mala gente. Alguien debería dejar bien claro de una puta vez que si los americanos solo tuviesen a los SEAL como ejercito, los iban ha invadir desde Liechtenstein que casi no tiene ni policía.

    Leer este post debería ser obligatorio justo antes de firmar para empezar la tesis. Cuanto dolor se ahorraría.

    Muy bueno Copépodo

  11. En cierto modo es algo que se va cultivando en la atmósfera de un grupo de investigación y no algo personal, me explico.
    En el grupo que estuve este verano los compañeros tenían todos caras de póker, excepto cuando algo salía bien que sonreían mucho. Como nadie sabía en que andaba casi nadie pues ves gente que sonríe mucho y tu atascado en tu proyecto empiezas a pensar que a ti no te sale nada, que no vales, que eres peor que él etc. Claro que cuando se hacen los seminarios te das cuenta que posiblemente estén igual que tú pero ese espíritu «competitivo» y que se prime la falta de comunicación pues genera estas sensaciones.
    Yo no se como es en España ya que no me dejan saberlo, pero fuera yo percibí algo de tono teatral en tu manera de actuar en el laboratorio cuando haces ciertas pruebas, y mucha labia y saber salir del paso antes de tener resultados válidos (vamos vender la moto a tus compis y jefa de que todo va..aunque no vaya) y si no vales para eso pues te frustras.
    Pero bueno ya te contaré si algún día me dejan hacer un doctorado xD
    Un beso!

  12. Hola. No puedo dar testimonio ni como investigador mediocre ni como impostor. De hecho habitualmente lo único que investigo es si la camiseta me ha llenado el ombligo de pelusas.

    Pero tiempo ha, cuando estaba en último curso de licenciatura, uno de mis profesores reclutó toda mi clase para procesar datos demográficos de la tesis que estaba cocinando. Así nos tuvo durante un trimestre un puñado de horas a la semana cargando datos en los ordenadores.

    Decía que para nosotros sería una interesante experiencia. Bueno, muy seguro no estoy de eso, pues no nos enteramos gran cosa de para qué servían esos datos. Y el programa empleado se quedó obsoleto hace eones. Baste decir que, si bien Bill Gates seguramente ya había hecho la primera comunión (o su equivalente hereje), los monitores eran de fósforo verde. Y que dos de los aparatos de la sala, los más modernos, tenían ¡disquetera de 3.5!.

    El caso es que el último día mi compañera de faena y yo nos dimos cuenta de que una buena parte de las cifras obtenidas no tenían sentido. Como no era plan ponerse a averiguar dónde habíamos metido la gamba, le echamos huevos y rellenamos las casillas con cifras al azar, pero dentro de valores verosímiles. Dudo mucho que el «doctorando» se pusiera a revisar nada.

    En esta tesitura logramos acabar los primeros (servidor se ganó un sobresaliente en la asignatura). Y bastante antes que la mayor parte de la clase. Como anécdota, dos compañeras recuerdo que estaban sorbiendo mocos entre lágrimas con cara de impotencia. Por lo visto una de las dos tecleó «C:\del *.*
    Sin comentarios.

    En fin, que años después pude leer en la prensa que el doctorando ya era doctor, y que su tesis era la reostia (vaya usted a saber por qué), fruto de años y años de recopilación de datos. ¿Habría revisado los de aquella clase de panolis de quinto? Quizás. Pero probablemente los dio por buenos y extrajo sus (¿apasionantes?) conclusiones a partir de los mismos.

    Así que me dije a mi mismo: je.

  13. Una vez más me descubro ante la labor copepódica de plasmación de unas impresiones y situaciones que todos los que estamos en el mundo dentífrico hemos vivido alguna vez.

    Creo que la frase «coloquial» que resume esta sensación de impostor vendría a ser: «mi tesis es una mierda». Es algo que se acentúa cuando llega el momento de concretarla darle forma y presentarla: asistes a otras tesis, y todas te parecen brillantes; ojeas tesis escritas, y te parecen más gordas y llenas de datos que la tuya (yo llegué a obsesionarme con… ¡el número de figuras! ¡Todas tenían más figuras que la mía!). Yo creo que en gran medida es un síntoma del mundo en que vivimos, donde sólo cuenta la apariencia, la cantidad, las solicitudes se evalúan «a peso»… nos va calando muy hondo.

    Pero es relativamente fácil cambiar el chip, con un poco de sentido común, y observando mucho a tu alrededor, hablando con la gente, como te pasó a ti. Y sobretodo, con el paso del tiempo. Mi vergüenza para con mi tesis fue tanta en su momento, y con el tiempo he sabido apreciarla tanto, que tengo pendiente hacer un post (incluso varios!) hablando de ella en el blog, para demostrar lo absurda que me pareció en su día y ahora, casi cuatro años después, lo interesante que me he dado cuenta de que ha resultado para otros investigadores. Lo cual no quita, por supuesto, que cada vez que la abro para consultar algo por mera curiosidad nostálgica, piense «vaya truño de tesis que me casqué». Es increíble cómo se queda dentro esta sensación.

    Y por un lado está bien, hay que ser crítico y ser consciente de que todo trabajo se puede mejorar, y que si tuviésemos tiempo infinito para la tesis, no la cerraríamos NUNCA. Pero hay que entender que la tesis es un trámite, el primer paso en la carrera investigadora y un proceso que lo más que aporta es un aprendizaje en sí mismo. Igual que el resto de esta «carrera», como bien dice Eulez la masa crítica es la clave, hay que estar dándole al callo, a lo mejor sólo consigues cerrar puertas pero evitas que los que vienen por detrás se pierdan por esas puertas que no llevan a ningún lado. A mi me ha ayudado mucho el empezar a dirigir a alguien, me resulta muy curioso que mientras que mi trabajo no va a tambalear los cimientos de ninguna disciplina, el transmitir mi experiencia, mis errores y aciertos, a un joven que empieza y que tiene más aptitudes que yo mismo, puede ser una contribución a la ciencia muy valiosa. Estoy orgulloso de ser ese modelo, con mis deficiencias y carencias, pero con mis pequeñitas virtudes, que para algo pueden valer.

    Finalmente, resaltar que esto de la masa crítica viene condicionado por algo que pocas veces se enfatiza: la ciencia es TRABAJO EN EQUIPO. Uno no va a descubrir cosas él solo, no va a ser brillante él solo, necesitamos de todos los demás, y se valora muy poco cosas que yo considero cruciales como: saber delegar, saber recurrir a los colaboradores adecuados, pedir ayuda cuando toca, saber enlazar resultados, saber buscar información… como bien se apunta más arriba, todos tenemos pequeños momentos de brillantes y de estulticia absoluta, pero debemos mantenernos en el término de trabajo constante y saber aportar nuestra parte al equipo, la parte donde más fuerte somos.

    Ah, y por supuesto, que todo esto SE ENTRENA; yo estaba obsesionado con que no se me ocurrían experimentos originales ni ingeniosos, leía papers y no les veía ningún fallo, etc, pero con el tiempo acostumbras al cerebro a pensar de determinadas maneras y a abse de lanzar sugerencias o plantearte pruebecillas va y resulta que acabas desarrollando una metodología de trabajo particular que al que viene de fuera le resulta novedosa e ingeniosa. Eso no es ningún don, es cuestión de prueba/error y empecinarse en que las cosas salgan bien. Que no hay que restarle mérito, pero tampoco nos flipemo viendo «genialidad» y «brillantes» everywhere, que evidentemente hay compañeros que son la envidia de los demás, auténticos genios, pero son excepciones más bien.

    Buf, menudo tocho, perdóneseme pero es lo que pasa cuando el autor da en el clavo, que nos incita a contar nuestra experiencia.

  14. Ya te lo han dicho prácticamente todo el Dr. Litos y los demás en cuanto a la razón que tienes (y en lo poco en lo que te equivocas) pero quiero compartir mi experiencia.

    Creo que te conté mi experiencia el el Centro de «excelencia» (aunque todos sabemos que la calidad de vida los hace más bien centros de excrecencia). Fue una cosa que me cambió la vida y la perspectiva profesional, para mejor, estoy convencido. Destruyó mi fe en el sistema de investigación y mi autoestima como investigador pero, como dijo el otro, «what is dead may never die, but rises again, harder and stronger» y aquí estoy, de nuevo en el rollo pero con una actitud muy distinta.

    Estoy convencido de que todos los cambios entre el 2009, cuando dejé la FPI, y el 2011, cuando entré en mi laboratorio actual, me dieron una mentalidad mercenaria, para bien y para mal. Para «mal» porque no me ajusto al prototipo de investigador pre-(y post-)doc que tanto gusta a tantos IPs, de sacrificar tu vida por tu proyecto y tu ciencia, incluso cuando se acaba la financiación. Y para «bien» porque acometo las cosas con profesionalidad: me preocupa hacer bien mi trabajo porque es mi medio de vida y si hace falta hacer algo se hace, para obtener un buen resultado pero pocas mierdas de perder el tiempo en gilipolleces o aceptar la responsabilidad de las cosas que salen de culo por decisiones superiores.

    Creo que es precisamente esa profesionalidad me ha hecho mucho más cínico respecto a los resultados de lo que hacemos y lo que es una mierda o lo que es estupendo es muy relativo. Depende del contexto, especialmente cuando aprendemos las cosas que se hacen para publicar y de las que nadie suele hablar. La publicación es un medio para un fin, nada más, y decirle a alguien «de fuera» que «trabajo investigando cómo mejorar la vida de las personas con transplantes», por usarme de ejemplo a mí mismo, es tan cierto como decir en qué trabajo exactamente, sólo es una cuestión de venderlo mejor.

    Por cierto, a una compañera mía del labo le ha colgado su jefe a dos pares de estudiantes de medicina de cuarto, una cosa completamente absurda. Pues bien, mucho mejor el síndrome del impostor que la falta de humildad que traen estos cerebritos. Ya mismo estamos planeando qué novatada cascarles…

  15. Como justo acaba de decir @DrLitos, todo se resume en ese pensamiento, «mi tesis es una mierda». Y que levante la mano el que no haya pensado eso nunca. Y lo peor de todo es pasar de «mi tesis es una mierda, soy una mierda de investigadora» a «este trabajo es la caña» y volver a «es una mierda». Yo noto que cuanto más me meto en la fase de escritura, más paso por eso.
    En fin, tienes toda la razón del mundo, voy a compartir por ahí :)

  16. Pingback: El síndrome del impostor y el valor del trabajo | elDronte

  17. Gracias Cope por esta entrada. Como han dicho por ahí, creo que es un síndrome que se podría extrapolar a otros ámbitos aunque bien es cierto que los que nos dedicamos a la investigación, vivimos bajo la presión continua y mortífera de publicar más y mejor, en las mejores revistas y antes que los demás que trabajen en lo mismo. Que tantas publicaciones tienes, tanto vales y llega un momento en el que vives para trabajar y no trabajas para vivir.
    Es muy duro.

    Creo que le has echado un par contando esto en primera persona, porque efectivamente, no eres el único que lo ha sufrido.

    Confía en ti. Un abrazo!

  18. Muchas gracias por este post! Lo cierto es que he sentido que me retratabas en el último año que hacía el trabajo fin de máster, y cuando ya lo tenía prácticamente hecho casi lo dejo porque mi jefa me lo tachó entero… Y como espero poder hacer la tesis, es animante saber que todos somos iguales.
    Estoy con DaniEPAP en que es extrapolable a otros campos: mi madre suele decir que para lo más importante de su vida (ser madre) no existen cursillos :P

  19. Pingback: Lo Mejor de la Semana (2-8 de Diciembre) | Hablando de Ciencia | Artículos

  20. Como dije, sospechaba que se trata de una epidemia muy habitual, pero no me esperaba la buena acogida de la entrada. Muy especialmente me alegro por todos aquellos a los que os ha servido para sentiros identificados y quizá plantearos las cosas con algo más de tranquilidad. Es la primera vez que además de tantos comentarios recibo bastantes correos privados contándome todos casos muy parecidos. Me alegro muy sinceramente si ha servido para algo. Intentemos ser más sinceros con esto, porque nuestros compañeros quizá estén pasando un mal trago. Gracias a todos por comentar.

    Félix, Radagast, Luis, DarkSapiens, Dani, bespigares, Eva: lo dicho, a mandar, y me alegro de que os haya sido útil

    Óscar: además del síndrome del impostor hay muchas otras dificultades, malfunciones y vicios que hacen de la investigación sea algo que no debería. Tener el apoyo de tus compañeros y de tu jefe debió ser una gran ayuda, espero que puedas dejar atrás los otros «temas» que mencionas de pasada. Ánimo.

    Daniel: gracias por pasarte por aquí y por compartir tu anécdota.

    elGolem: sí, es muy razonable que no estemos siempre en la misma parte de la campana, intentaré estar con la mente despierta. No sé si alguna vez escribiré mis «consejitos» de los que hablo, pero en todos los borradores había una mención a que los tuyos siempre me parecieron los mejores. Te lo digo por si nunca lo llego a escribir.

    Jaime: desde luego, seguro que se da en muchos otros campos. No puedo evitar sorprenderme de lo extendido que parece en el mundillo académico, pero con ello no quería insinuar que sea el único ambiente.

    Metodyko: Feliz solsticio a ti también. Aprovecho para aclarar que a mí, ahora, no me preocupa sentirme un impostor. Esto era más bien por si a alguien le podía servir. No estoy tan seguro de que llegue a pensar eso que dices, más bien creo que ahora sería capaz de repetir toda esa tesis en menos tiempo y mejor hecha, pero claro, de eso se trata el aprendizaje.

    Eulez: «ínclito» es una palabra que me gusta mucho y que apenas hay ocasiones de usar. No es nada personal :-P. Muchas gracias por comentar, he pensado mucho en el EDC. Creo que no me sentía del todo identificado con él (frente al del impostor) porque el problema que yo veía no era el de querer hacer las cosas como un genio, sino el temor a no estar haciéndolo siquiera medianamente bien. El perfeccionismo patológico es una de las reacciones de muchos impostores, aunque no todos. Por último, estoy muy de acuerdo con tu postura y la del Dr. Litos sobre los científicos de clase media. Ese es uno de los grandes problemas, que venden la excelencia como algo bueno cuando la consecuencia es el canibalismo y el apocalipsis del centro de la campana de Gauss.

    Trebol-a: jejeje, eso también tiene su miga, muy paradójico, también le di algunas vueltas sin saber llegar a ninguna solución. Pues sí, obviamente también hay genuinos mantas, es razonable. Por eso creo que la actitud que hay que tener es intentar hacer las cosas lo mejor que puedas, sin comerte mucho la cabeza en si eres o no un manta. Teóricamente si eres malo MALO es muy probable que te inviten amablemente a irte del equipo (conozco casos así); pero también hay un extremo bajo de la campana. Muchos de los que han comentado aquí te dirían que ellos son los GENUINOS mantas, todos ellos.

    Multivac42: Me ha gustado tu explicación de la «recampanización», creo que tiene mucho sentido. Lo de la oferta de postdoc es muy buena noticia, y sí, un indicador para tranquilizarse y confiar más en uno mismo. Mucha ánimo.

    Banchsinger: ¿Tú también? Madre mía, epidemia es poco X-D Gracias por tus palabras, aunque por suerte yo ya tengo a mis fantasmas domesticados. Lo que es necesario es hablar sin tapujos de estos miedos con la gene que está empezando.

    Pérez: totalmente de acuerdo

    María: seguro que eso influye un montón. Conozco de oídas laboratorios con ambientes tóxicos en los que no hay trabajo en equipo y la gente tiene esa «cara de póker». No puedo imaginarme un ambiente más nefasto.

    jmongil: Madre mía, menudos sinvergüenzas estábais hechos. Habría que saber el efecto que tuvieron vuestros datos adulterados, no tenemos forma de saberlo, pero esto que me cuentas me parece digno de contarse como historia de miedo. Como he dejado dicho por ahí, esto es sólo un granito de arena más en la poliédrica realidad investigadora. Lo primero que me preguntaría en vuestro caso es si os pagaron por ello, u os reclutaron como mercenarios. No hace falta que me respondas, me temo.

    Dr. Litos: muchísimas gracias por tu lúcido comentario que suscribo totalmente. Es curioso, creía que tu tesis había sido modélica y que habías disfrutado con ella, aunque claro, lo de «mi tesis es una mierda» es simplemente el indicador de que estás llegando a su fase final, jajajaj, o eso dice una amiga mía. Muy buenas puntualizaciones del trabajo en equipo y de la ciencia como actividad colectiva, de verdad que me han gustado mucho.

    Illuminatus: me he acordado mucho de ti también preparando el texto. Me alegro mucho de que estés contento ahora, has sido una de mis fuentes de historias investigadoras para no dormir más inquietantes. También me ha gustado mucho esa reflexión sobre si la publicación es el fin o el medio. Se pierde el norte de las cosas.

    Karme: no estoy seguro de si el simple «mi tesis es una mierda» es exactamente equivalente al síndrome este, porque como muy bien dices, lo primero no sólo pasa siempre, sino que es condición indispensable para poder presentar la tesis, jajaja, o eso dice una compañera mía. En todo caso, mucho ánimo.

    Amara: sí, sí, el problema grave es perder el norte. Lo de trabajar para vivir, con lo sencillo que es, y lo poco que se hace, ¿verdad?

    Ununcuadio: bueno, lo de tachar entero… jejeje, también creo que todos hemos pasado por eso, y hay muchas formas de hacerlo (yo ahora lo puedo decir después de haber drigido dos proyectos de fin de carrera), pero en fin, ese es otro tema ;-)

  21. Madre de dios…me he sentido completamente identificada…el problema es que empiezo pronto, ¡porque estoy haciendo el máster y he desarrollado esa paranoya constante!!
    ¡ánimo gente!

  22. Bueno en mi caso esto se dio hasta el extremo. Yo trabajo en un grupo grande y un día cuando mi jefe me estaba recriminando que no hacía lo suficiente, que la gente trabajaba a otro ritmo… que los demás eran mejores que yo! (como veis en mi caso no era solo mi parte oscura la que intentaba hundirme). Puse las manos sobre la mesa le mire a los ojos y le dije que: » xxx, mi percepción personal de mi es que soy de los mejores estudiantes de doctorado que tienes» (dije eso porque no me atreví a decir lo que pensaba que realmente es que creía que era el mejor). Me habría gustado tener una cámara para que vierais la cara que se le quedo… Pero llegar a este punto me costo 3 años durante los cuales mi jefe se aprovecho de ello y me provoco mucho sufrimiento.

  23. Ay dios, que creo que yo también tengo ese síndrome! Y eso que no me dedico a la ciencia, si no a intentar trasladarla a la industria. Pero sí, compartimos esa sensación. Y este post me anima a ser más positiva cuando creo que el nuevo «proceso» que he desarrollado es una mierda, que cualquiera lo podría hacer mejor y que mis ideas no aportan gran cosa.
    No se si te servirá de algo, pero desde que te conocí, y a pesar de que no conozco directamente tu trabajo, he pensado que eres una de las personas más brillantes que conozco y que tus cualidades como investigador y científico son envidiables. Tu manera de observar y sacar conclusiones de las cosas es excepcional así que creo que en tu caso particular (no sé si tanto en el mío), lo tuyo es un síndrome del impostor como la copa de un pino!

    Gracias por compartir esta reflexión.
    Espero que te vaya genial en USA.
    Un beso enorme!

  24. Digamos que en mi caso el «síndrome del impostor» es una cuasi-constante en toda mi vida. Has tocado un tema que quería abordar alguna vez (cuando supere la desidia supongo xD). No sé qué decirte… a menudo miro atrás y digo «pues sí, cuánto hemos conseguido», para, acto seguido llevarme los puños a los dientes y pensar «PERO SI SOY UN FRAUDE!!! SE VAN A DAR CUENTA!!».

    Con decirte que mi pesadilla más recurrente toda la vida ha sido que tenía que volver al colegio o al instituto ahora mismo, con 31 tacazos, porque había que revisar si era merecedora del grado de doctora… la gente se ríe, pero para mí es angustioso. Tengo pánico a cualquier tipo de examen o prueba (y cuando digo cualquiera, te hablo incluso de carreras populares xD), a ver si se va a caer la máscara y descubran que soy una impostora y todo lo que tengo fue por puro churro. Y mira tú, que no contenta con tener esa fobia, voy y me meto en el mundo académico donde puedo vivir cómodamente y a perpetuidad con ese estupendo síndrome xD. Para haberme matao…

    ¿Cómo valoro mi trabajo de tesis doctoral? Pues bueno, creo ser objetiva cuando digo que he tenido mucha suerte de dar con un gran equipo investigador. Creo que sin ellos no habría sido posible. Y esta sensación siempre queda patente cuando escribes papers y te contestan los peer reviewers dándote estopa para hundirte en la mayor de las miserias. No sé, creo que toda la vida pensaré lo mismo.

    Pero me alegra y me alivia un poco saber que a los demás les pasa :-)

    Un abrazo.

  25. Que importante es encontrarse a uno mismo, y calmar los demonios, y eso no significa ser conformista, sino ser realista y a partir de allí construir, pero con conciencia.

  26. Angi: Bueno, pues ya sabes, menos paranoia y a hacr las cosas lo mejor que sepas

    Reciclado: siento mucho tener que leer que pasaste años tan malos, pero me temo que tal y como lo cuentas no se trataba del mismo problema. No parece que ninguno de los que nos hemos sentido identificados con este «síndrome» hubiésemos defendido nunca que éramos «de los mejores», yo al menos no, todo lo contrario. Esto es sólo una de las múltiples razones por las que se puede pasar malos ratos en investigación, pero seguro que hay muchas más. ¡Ánimo!

    Patricia: pues bienvenida al club, y gracias por los cumplidos, pero por lo que te conozco también diría que tienes la percepción alterada, jeje.

    Patxaranman: ¡Y tanto! ¿verdad?

    Biónica: bueno, bueno, no voy a decir lo que pienso de lo que dices porque podríamos entrar en un bucle pidiéndonos ser «el auténtico fraude», pero si después de todos los comentarios que ha dejado la gente sigues pensando que puedes ser objetiva contigo misma… en fin. Ninguna tesis se hace sola, ni individualmente. Ninguna. Espero que superes la desidia pronto (yo hago lo que puedo, pero no creo que vuelva a ser «el de antes», juas), pero hasta entonces déjame decirte que cuando era pequeño y jugaba en un equipo de hockey sobre patines, la noche antes de los partidos lo pasaba mal sólo de saber lo que iba a ocurrir al día siguiente. ¡Ains!

    Mario: o si no puedes ser realista, al menos no te comas demasiado la cabeza

  27. Hum, me pasa al revés, yo siempre he pensado que soy la leche y los demás viven varios siglos por detrás… XDD

    (ahh.. si no fuera por la ironía el mundo sería tan aburrido…)

  28. Gracias Copépodo! Excelente consejo y muy buena manera de contarlo. Rescato el valor de las charlas out-of-lab en estas cosas :)
    Saludos!!!

  29. Copepodo, qué decirte… estoy muy lejos de ser doctorado ni nada, pero si, lo que dices es común (no MUY común) y aplicable a bastantes campos de la vida. No solo es un buen post, es de los que detonan que otros se pongan a escribir sobre ideas derivadas. Cómo solo me he leido la mitad de los comentarios, no puedo decir que me extraña que nadie lo haya mencionado, pero si me voy a centrar en el caso contrario: todo se entiende mejor cuando uno lee lo que estudiaron Dunning y Kruger (http://es.wikipedia.org/wiki/Efecto_Dunning-Kruger , lo enlace el artículo mismo al que señalas sobre el efecto impostor). Si te sirve de algo, una iluminación que me ha ido cristalizando lentamente es la de que, al contrario de lo que tal vez es mas facil pensar, es que la inteligencia y el talento no son tan raros, sino que la capacidad de trabajar, la diligencia y el esfuerzo son bastante mas extraños, y desde luego mucho más valiosos. Vosotros, que teneis esa espina clavada en vuestra alma, en la propia definición de vuestro ser, nunca parareis de esforzaros en intentar superar ese listón personal, tal vez autoimpuesto y que tal vez incluso alzáis cada vez que inconscientemente os veis cerca de él. No es vuestra inteligencia la que os lleva tan lejos (y no os engañéis, estáis lejos, ¡teneis un puñetero doctorado, por Dios! eso estrictamente está en el percentil muy alto de la totalidad de la sociedad, y ni me imagino la cantidad de trabajo que os ha costado llegar ‘solo’ ahí). Son por el contrario los autocomplacientes los que son felices en su inutilidad, pues ningun motor les empuja a avanzar. Pero hablamos de las puntas opuesta del-total-de-la-sociedad. Si Darwin decía que «la ignorancia frecuentemente proporciona más confianza que el conocimiento», no se si proporciona confianza o es esa confianza la que te estanca en la ignorancia. Y recíprocamente, no se si es el conocimiento el que produce inseguridad o es esa inseguridad la que empuja a intentar abarcar un conocimiento mayor, en parte por la (ya sabemos la respuesta) vacía esperanza de conseguir una seguridad personal mayor…
    Tal vez he intentado decir muchas cosas en poco espacio, en cualquier caso Rafa, muy buen post, muy buen post.

  30. pvaldes, Tati: Gracias majos

    Rufo: Muchas gracias por el comentario, compadre. Yo tampoco sé muy bien qué decirte. Leí sobre el efecto K-D cuando encontré el artículo en la wikipedia, pero bueno, eso es otra cosa (¿o no?, jijiji).

    Tienes razón en la importancia de la diligencia y el trabajo, pero me gustaría que pudieses sentir la percepción que se tiene (supuestamente) desde dentro: da igual cuánto te esfuerces, lo que haces siempre te parece mediocre. Tu trabajo te parece simplón, vacuo, relativamente inmediato, sin ninguna dificultad especial y definitivamente inferior a los demás en tu situación. Da igual que tengas un doctorado, lo sientes «de consolación», por no hacerte el feo después de tantos años, pero no porque estés a la altura. Si pienso en ello, creo que tú, por ejemplo, serías capaz de hacerlo mejor y en menos tiempo. Sí, tendrías que aprender a hacer algunas cosas, pero serías capaz de hacerlo mejor. Cualquiera mínimamente capaz podría mejorarlo. Ya sé que suena absurdo, pero es lo que uno ve en esta situación. Yo no he dejado de verlo así, pero a fuerza de escuchar opinones y de leer sobre el tema, sospecho que por mucho que me esfuerce no soy capaz de ver la realidad. Como sé que esa actitud negativa no me lleva a ningún sitio, me limito a ignorarla y a seguir a lo mío como si tal cosa, y dejar que sean los demás (potenciales empleadores incluidos) los que me juzgen y decidan en su momento si soy un fraude o no. Hasta ahora le he dado gato por liebre a todo el mundo.

    Con esto quiero decirte que no es una forma deformada de perfeccionismo. Es un problema de percepción. Es más parecido a la anorexia. Tienes un espejo, te ves, y no eres capaz de percibirte como eres. Todo está en el coco. Sentirlo desde dentro (asumiendo que no soy un manta de verdad) es simplemente increíble, en plan ilusión óptica: «no puede ser, pero si este palito es mucho más corto que el otro». Pues eso.

  31. En realidad es mucho más sencillo que todo eso.

    Lo que tenéis es una forma de estrés postraumatico, simplemente. No es diferente de las personas que sufren un accidente grave y se pasan la vida preguntándose porqué ellas están vivas y otras personas _mejores_ o mas capacitadas murieron.

    Lo cierto es que llegar a tener éxito en una carrera científica depende de muchas más cosas que de tener talento. En muchos aspectos el éxito o el fracaso SI JUEGAS LIMPIO es algo totalmente aleatorio porque nunca se sabe antes de empezar un experimento si vas a poder demostrar algo. Las personas que tienen carreras fulgurantes y maravillosas, en muchas muchas ocasiones simplemente se lo han dado todo hecho. Y otras se han inventado los datos. En el 90% de los casos no me impresionan. En otros casos simplemente son de otro planeta y me quito el sombrero ante ellos, pero hay muchos mas del primer tipo, como se demuestra cada día.

    Si tienes suerte pasas, y sino te vas.

    Cualquier científico ha pasado por la experiencia de ver como el 90% de sus compañeros se quedaron por el camino y de ir pasando por innumerables pruebas decisivas para su futuro, igual que cualquier soldado en cualquier frente de batalla, (y lo digo sin un ápide de ironía) y sufre este tipo de episodios a otro nivel, pero totalmente equiparables. Que levante la mano el que no haya soñado que tenía un exámen importante en el que no lograba leer ninguna pregunta, o que el boli no le escribía, o no tenía papel o le salía horriblemente, por ejemplo

    El problema es que seguir ese camino es IDIOTA, y es algo heredado además

    Un científico tiene que crear nuevos caminos y ser borde cuando hace falta, y ser inteligente, y arriesgarse a engancharse con las espinas, no ir por las autovías marcadas con chalecos reflectantes, frenos de seguridad, saludando y luciendo una modesta sonrisa bovina permanente para agradar a sus superiores.

  32. 1) como me ha hecho mucha gracia una cosa que has dicho, te respondo directamente: te GARANTIZO, con una seguridad absoluta metafísica cuántica del 100%, que NO lo haría en menos tiempo xDD

    2) Me ronda la cabeza otra idea mientras tanto, y tal vez ni te guste ni os guste a ninguno de los comentaristas: tal vez sea verdad. Tal vez seáis un fraude. Tal vez TODOS seáis (seamos) un fraude. Supongo que al final hay una fecha de entrega, y los trabajos sencillamente se ‘abandonan’, se entregan, pero nunca están acabados. Y tal vez no en su totalidad, pero eso si, apuesto a que al menos con algunos puntos concretos de vuestras tesis y vuestros trabajos SI que estáis orgullosos, pensáis para vuestros adentros que ‘ahí tuve un algo de razón, de brillantez, de inspiración’. Y luego están las secciones con la chapa y pintura, aquellas en las que has usado inobtenio, tilio, turbidio, adamantio y handwavio para hacer funcionar el motor de curvatura del Enterprise… y supongo que es un práctica común, por que REALMENTE no pasa nada. Y la prueba está en que seguís adelante, seguís teniendo trabajo, y entre vosotros reconocéis que ese malestar os pasa a todos.

    ¿Eh, alguien ha dicho autoindulgencia? Uy cuantas mayusculas he usado.

  33. Y aparte, como bien has dicho, no eres tú quien debe juzgar tu trabajo, sino tu empleador. Por lo demás, al final de lo que parece que hablas es sencillamente de algo sistémico. Es decir, da igual, da i-g-u-a-l de cuanto tiempo dispusierais para redondear y pulir vuestro trabajo, entiendo que por definición jamás estaríais contentos con él. Pero creo que eso es natural. Pero como lo pones, parece que eso no tiene que ver con conocer los fallos de vuestro trabajo, sino de verlos incluso de verlos ‘donde no los hay’. En fin, yo a mi mismo me considero también un perfeccionista, pero nunca he podido llevar un proyecto de trabajo hasta el infinito, o al menos hasta donde yo quería, sencillamente hay una fecha de entrega, y cuando llega ese día, lo que tienes es lo que tienes. Intentas tenerlo equilibrado, presentable, sin grandes agujeros, pero sabes que en muchas cosas te la pueden meter pero bien. Valga decir en mi defensa que me he llevado algún sobresaliente y alguna matricula de honor que no me esperaba (y que en general he solido sacar siempre mejores notas de las que esperaba), pero en proyectos estrictamente personales (cosas de manualidades, 3d, dibujo…), sencillamente llega un punto en el que digo ‘basta’. Probablemente esa ‘cosa’ en la que andaba entretenido superó hace un tiempo la barrera de ‘aceptable’, pero aunque sigo sabiendo los fallos y deficiencias que tiene, hay un momento, marcado a menudo porque la diversión pasó a convertirse en tedio, en el que debes abandonar ese proceso de detallado, que supongo que aquí estamos de acuerdo, es infinito.

    En cualquier caso, no soy yo el que tiene doctorado, soy el que ha tardado casi diez años en acabar una ingeniería técnica, así que qué te voy a contar…

  34. pvaldes: creo que necesito tiempo para asimilar ese comentario. En todo caso no debería ser así. Dedicarse a la investigación tendría que ser un trabajo más, eso de cepillarse al 90% es bastante absurdo, y sí, a lo mejor es esa competitividad la que está en el fondo del asunto. Son muchas cosas, pero en fin, como digo creo que es mejor tomárselo con calma.

    Rufo: bueno, me ha gustado mucho tu participación en todo esto, aunque como última apostilla: varios habéis sugerido que en el fondo, se existir el síndrome este, es una especie de manía por el perfeccionismo, y no lo veo así (o no siempre). La angustia viene de no estar seguro de hacer las cosas medio bien, ni siquiera perfectas, pero en fin.

    Abrazos a los dos

  35. > creo que necesito tiempo para asimilar ese comentario

    negación! otro síntoma, XDDDD
    es el momento de pasar al test de manchas

    ¿cuantas familias de invertebrados marinos ve aquí?

    Ahora en serio, lo que comentas no es perfeccionismo, es simplemente (desde mi punto de vista) un miembro más de la familia de los trastornos de ansiedad, con muchas similitudes a un síndrome de estrés postraumático «suave» pero que cursara de manera subaguda y crónica. La sensación de aislamiento, el sentirse inferior… etc, son habituales

  36. pvaldes: que no niego nada hombre X-D si no no habría ecrito esto. Pero vamos, que probablemente no te falte razón. Ya ves, traumatizao que me he quedado ya de por vida. ¡p’a habernos matao!

  37. Si si, despues de leer más comentarios de compañeros tuyos entiendo que hablamos de cosas distintas, no se trata solo de perfeccionismo sino de algo más… y qué hacerle, supongo que no os queda más remedio que convivir con ello. Si no recuerdo mal House hablaba sobre eso en algún episodio, la pregunta que queda en el aire es ¿es esa espina clavada la que os impulsa a seguir (y que os hace estar tan lejos), o es precisamente el camino recorrido la causa de esa inseguridad?. En fin… abrazos nene! :)

  38. Infinitas gracias por abordar este tema tabú entre investigadores. Sentirme identificada con lo que comentas y ponerle nombre a todo mi padecer me ha ayudado mucho y confío en que a partir de ahora sea capaz de acabar con la «impostora» que amarga mis días e impide que ponga fin a mi tesis.

    Abrazos

  39. LLevo un mes escribiendo la tesis y esta semana iba a dejarlo todo, me siento frustrado, que no valgo, para colmo estoy haciendo una estancia. Si, una estancia es una vivencia tremenda, lo digo porque previamente hice dos más, pero te empequeñeces de tal forma que piensas que cualquier persona que empiece la carrera es mejor que tu que tienes 27 años, una carrera y dos másters. ¿Cómo puede ser?. Acabo de leer el post y vamos, acabas de describir lo que siento en estos momentos, que soy un fail. Jajaja! Yo también he pensado lo de: «Buf, cuando se den cuenta de lo que realmente soy». Ahora mismo, además todo esto me ha sumido en una pequeña depresión y en un bloqueo que me impide escribir la tesis. He decidido tomármelo con más calma ir más despacio, fijarme un poco más e intentar convivir con ella. Digo convivir, porque para mí es como un ser, es como ese niño pequeño que se levanta a las 3 y no te deja dormir, que a las 10 de la mañana no para de llorar y no puedes hacer nada y cuando creías que se había pasado porque estaba durmiendo durante unas horas, zás! vuelve a estar ahí, esperándote para que le escribas el siguiente párrafo o para que revises lo que has escrito. Sinceramente, desde hace unos meses pienso que el que lleva el título de doctor, para mí es una persona admirable. Ojalá mucha gente se cuestione su trabajo tanto como nosotros hemos cuestionado el nuestro, porque aquí no dan notas, aquí te comparas, y como bien habéis dicho te comparas con todos, y todos parece que hagan más y mejor y eso sinceramente, te mata, te mata por dentro.

    Por lo tanto, hoy más que nunca, me gustaría felicitar a todos los doctores, que sufrieron, que se desesperaron, que lloraron, que pennsaron que perdieron parte de su vida, sinceramente, enhorabuena. Y a todos aquellos que estamos viviéndolo ahora, me complace compartir estos momentos, escribir estas líneas nunca me aliviaron tanto.

    un saludo a todos y ánimo.

  40. Genial, mi sindrome tiene nombre.Yo creo que la causa de todos estos síntomas es lo solitario que es el trabajo del doctorado, son muchísimas las horas que se le dedican y según va avanzando te exige aún más esfuerzo.
    Muchas gracias por esta entrada, me ha animado mucho. Hoy especialmente estoy harta del tema.
    Abrazos
    Lourdes

  41. Dada lo crítica diferencia de matiz entre las frases «No valores tu propio trabajo» y «No evalúes tu propio trabajo», me inclinaría a sugerir ésta última, sin más apostillas.

    Enhorabuena por el estilo y el contenido.

  42. he leido el 43,78% d elos comentarios y creo que se ha pasado un punto por alto. Basta con daret cuenta, no de que sufres el sindrome ese (que si) sino de que los demas tambien lo sufren, para ser el amo del corral. En mi oficina todos los tecnicos vienen a consultarme cuando los asalta una duda y no son capaces de decidir. No saben que saben, que aunque los asalte la duda han hecho bien los deberes. Yo examino cejijunto su trabajo, loleo por encima un par de minutos, les pongo una coma y digo «me parece bien, no has definido la fijacion del disyuntor de la trocola, pero eso se puede decidir durante la obra» y quedan tan panchos, sitiendose respaldados. La verdad es que eso nos hubiera vendo bien a todos en los inicios, y es barato. Asi que ya sabeis, no solo superar el complejo respecto a vuestro trabajo, sino daros cuenta de que los demas tambien lo tienen: creen que somos mejores, pues aprovechemoslo y aumentemos nuestra autoestima, que nos viene bien.
    El articulo estupendo, has conseguid poner con palabras un tema que a todos nos ocurre pero (al menos yo, que soy muy torpe aunque no lo parezca) que no sabiamos definir claramente.

  43. Me gusta. Me gusta mucho, tienes toda la razón, y ese síndrome no aparece sólo en la comunidad científica, sino en cualquier trabajo en el que no se trabaja sobre unas bases ya escritas, sino que las vas escribiendo tú. Cualquier trabajo creativo (y la investigación es creación) tiene ese problema.
    Yo también me considero una mala científica (tan mala que ni siquiera se me ocurrió investigar) y tengo esa pequeña losa en mi trabajo de social media, así que me han animado mucho, mucho, tus palabras. Gracias!

  44. No me he podido sentir más identificada!! Terminé mi tesis doctoral a trancas y barrancas, y hoy, un año después, me sigo sintiendo como si no la hubiese hecho yo, como si me la hubiesen regalado. Tanto es así, que estoy en busca de un postdoc, y me pienso y vuelvo a pensar si soy lo suficientemente buena para mandar mi CV. Así que gracias a ti, y a leer esto, voy a mandarlo. Que sean ellos los que decidan!!!

  45. Atiza, Copépodo, cuánta revelación! La historia se repite a tenor de lo leído, pues ahí me veía yo, cual tú, ocultando las vergüenzas de mis inseguridades y mis faltas según mi propia percepción. Es sorprendente enterarse de que ese sentimiento es como tú dices cuasi-universal. Yo, en mi etapa de desarrollo científico-ontogenético a medio camino entre la resaca de la tesis y la mitad de mi primer postdoc en el país que se cree el mejor del mundo sólo porque tiene pasta (que luego la pierden toda en dos semanas porque se pasan el día midiéndosela encima de la mesa), me siento un impostor con todas las letras. Y me ha gustado mucho tu consejo, porque también existe el efecto adverso derivado del síndrome en sí mismo, y es que nos empezamos a creer que sí que valemos, mucho más de lo que pensamos, y acabamos creyéndonos los grandes de los grandes y diciendo que los demás no tienen idea de nada. Cuidado, que esto es peligrosísimo. Podría pedir prudencia y objetividad para que fuéramos todos sinceros con nuestras capacidades, pero bien has dejado claro que no podemos evaluarnos a nosotros mismos, y estoy absolutamente de acuerdo.
    No es que haya aportado mucho, pero necesitaba decirlo. Gracias por tu reflexión y parrafada, a uno le dan ganas de seguir haciendo como que vale para algo.

  46. Pingback: El mejor consejo para un doctorando | Enchufa2

  47. Muchas gracias! Acabo de leerlo y describe muy bien esos «períodos de bajón» por los que he pasado durante el doctorando (estoy a punto de terminar).

  48. Yo no he llegado a intentar un doctorado, pero recuerdo una sensación parecida cuando estuve haciendo mi proyecto fin de carrera, que no requiere tanta originalidad ni trabajo como una tesis, evidentemente, pero recuerdo esa sensación de que lo que hacía era una mierda. Cuando ya estaba terminando la memoria y consulté algunos por cuestiones de estilo pensé, joder pues el mío no es peor que estos. De hecho veía algunos mucho más sencillos.

  49. Justo hace un rato salí del laboratorio, con ese sentimiento, pensando que mi fin de semana iba a ser una mierda sin dejar de pensar en lo mal que me están saliendo las cosas últimamente. Que no aporto ideas novedosas, que carezco de una buena base incluso teórica, que aprendo lento, que olvido las cosas… Y precisamente y por casualidad, te encuentro. Y me has alegrado la tarde. Ahora supongo que seguiré con el síndrome pero ahora sé que no estoy sola. ¡Muchas gracias!

  50. Después de leer el post y los comentarios, quería hacer una aportación. Desde mi perspectiva personal y mi conocimiento del «mundillo» académico, el origen del susodicho síndrome no se encuentra en uno mismo, ni siquiera dentro del ámbito universitario. La frustración del científico moderno son sus referentes. Referentes como los ilustres científicos decimonónicos que iniciaron las líneas del desarrollo científico actual y otros ilustres personajes históricos que sentaron las bases del pensamiento académico en ámbitos tan arraigados como la medicina, la biología, la física, las matemáticas o la astronomía.Referentes tan antiguos como Hipócrates, Newton, Kepler, Copérnico, Arquímedes,… Referentes no tan antiguos como Einstein, Bohr, Curie, Oppenheimer, Lorentz,Rutherford, Planck,…

    Exceptuando al ínclito Higgs, conocido por su famosa partícula subatómica, ¿alguno de los lectores recuerda sin recurrir a Google los nombres de los premios Nobel de Física de los últimos cinco años? ¿Y los de Química o Medicina? ¿Habrán sufrido ellos también el síndrome del impostor?

    En mi opinión, el síndrome del impostor se reduce, por una parte, a un error recurrente en el pensamiento civilizado: en cualquier época creemos haber llegado a la cumbre del conocimiento. Por otro lado, el número actual de investigadores en cualquier rama de la ciencia es enorme, lo que hace que la campana de Gauss en la época actual sea muchísimo más grande en comparación con el escaso plantel de eruditos que en siglos pasados tenían la enorme suerte de pertenecer a una clase social privilegiada que les permitía toda una vida para investigar aquello que les apasionaba. Por supuesto, es innegable el tesón, esfuerzo y talento de las «mentes prodigiosas» que todos conocemos, pero no es ni mayor ni menor que el de nuestros doctorandos, doctores y catedráticos, a los que probablemente nadie recordará dentro de unos siglos.

    «Vanitas vanitatum omnia vanitas» (Eclesiastés)

  51. Has ido describiendo todo lo que llevo sintiendo durante casi un año…Lo peor de todo es que la inseguridad le pone a uno tantas barreras….tu artículo me ha reconfortado, yo padezco el síndrome del estafador y sin remedio, además, aunque he de confesar que leer este tipo de cosas ayuda bastante (aunque como dices, ese horrible sentimiento de inferioridad no desaparece).
    La primera vez que oí hablar del síndrome este fue en la ciudad donde trabajo, en Cardiff, por el tipo este que escribe los famosos phd comics, durante su charla de procastinación. Hay un momento en el que explica muy bien este sentimiento por lo que parece ‘universal’, y que reconforta aunque no cura (mal de muchos consuelo de tontos, supongo…), tiene un par de viñetas graciosas que representan el síndrome. Te7Os dejo el vídeo de la charla entera porque es interesante lo bien que refleja este síndrome tan común.

    Genial artículo.

  52. Continúa el goteo de comentarios, gracias a todos por pasaros por aquí, cada vez estoy más convencido de que hay un problema en la manera en la que se enfoca y se gestiona la etapa doctoral cuando este problema es tan recurrente.

    Aphanius: Otros comentaristas, y especialmente Eulez, ya han dicho algo parecido a lo que has expresado tú, pero tengo que insistr en que no es lo mismo: la mayoría de los «afectados» no aspiran en absoluto a ser genios recordados por generaciones futuras, se conformarían con ser medianamente competentes, no es que se sientan «del montón», es que se sienten auténticos impostores, un fraude que no merecen estar donde están. Sin necesidad de irse al siglo XIX, cada becario te recitará una sarta de autores de su especialidad o doctorandos previos o contemporáneos que lo hacen mil veces mejor que él sin necesidad de ser premio Nobel.

    Alicia: gracias por el vídeo

  53. defendí mi tesis en 1991, y desde entonces he dirigido 11… A mi me pasaba exactamente lo mismo, y lo mismo le ha pasado a mis 11 doctorandos (y a algunos mas a los que no he sido capaz de sacar del pozo en el que se metieron porque su trabajo no era relevante…)

    Es curioso saber que es un sindrome estudiado. Voy a buscar la bibliografía para darsela a mis doctorandos actuales y futuros… :)

  54. Una compañera publicó esto en su muro. Corrió como la pólvora entre mis amigos doctorandos. Casi todos nos hemos sentido así en algún momento. Y yo no investigo con ciencia entendida como tal. De hecho se nos valora muchííííííísimo menos, y el síndrome se acentúa :( Trabajo en el mundo del arte medieval donde la mitad (por no decir siempre) de las veces debemos movernos en campos hipotéticos por falta de documentación. Si nos aventuramos a proponer algo nuevo…MAL señorita, usted no tiene una base documental sobre la que sustentarse. Si únicamente nos limitamos a la reactualización de los temas…MAL señorita, si quiere mejorar su CV y poder publicar necesitamos asuntos novedosos. Conclusión: no se avanza. Uno se queda estancado mientras el resto del mundo continua girando y aumentando curriculum…

    Me he sentido totalmente identificada. Ahora he superado la fase de pensar que no valgo para nada, pero aún así…sigo pensando que, algo impostora, sí que soy. Al menos me estoy formando como docente y leo mucho ;) busquemos el lado positivo del asunto.

  55. Hola. Me ha gustado mucho esta entrada pues estoy en mi tesis de licenciatura en filosofía. En México uno hace tesis desde la licenciatura (carrera), pasando por la maestría (master) hasta llegar al doctorado. Yo voy en la primera tesis y me ha costado dos años. Al fin me di cuenta de que no avanzo porque creo que tengo que ser exhaustiva (algo que no se espera de una tesis en este grado) y saber todo de todo. Mi tesis es sobre un concepto de estética en un autor en uno de sus libros, y yo ya andaba leyendo sobre teorías del arte prehistórico, en fin…
    Tengo esta entrada como sitio permanente, cada vez que se me nubla el cerebro acudo a ella para darme cuenta de que efectivamente «uno no está capacitado para evaluar su trabajo» y lo que tengo que hacer es terminar de escribir para que el jurado evalúe la tesis, no yo.
    Gracias por todo
    :)

  56. Pingback: ¿Impostor yo? | Onda Hostil

  57. Muchas gracias! Completamente identificada me hayo. Pero en mi caso creo que una gran contribución ha este estado es la presencia de un director de tesis completamente inepto pero que totalmente se cree un semidios y que no solo no es capaz de dirigir una tesis, sino que sistematicamente menosprecia a su gente.
    De nuevo, muchas gracias.

  58. A dos semanas de doctorarme (finger crossed), me veo muy bien reflejada en lo que escribes. Yo añadiría el síndrome del abandono al sindrome del impostor ¿Por qué? Por que, si he tardado 10 años en finalizar mi tesis, es debido a que elejí mal a mi tutor y desde el primer día me abandonó a mi suerte, únicamente volviendo a mi lado para recoger los resultados de mi trabajo. Es muy triste lo que pasa en el mundo de la Universidad pública española y más triste es tener que callar por miedo a las represalias.
    Y ahora me siento una impostora por partida doble, no sólo por que dudo de toda mi tesis, si no por que dudo de mi capacidad al haber elegido tan mal y no haberme dado cuenta hasta que fue demasiado tarde.
    Ha sido muy liberador el leer tus reflexiones y sólo espero que tras conseguir el título, no sea una estadística más y tenga que trabajar de camarera, de cajera, etc. como otros tantos compañeros.
    Suerte Copépodo,

    Un saludo de parte de una Sabellaria ;)

  59. Después de la revisión de mi tesis, la cual me la destruyeron , se me ocurre escribir en el buscador «mi tesis es una mierda» y lo primero que aparece es un COPEPODO weon! es el colmo…..justo mi tema. en fin eso adios

  60. Que revelacion… Gracias! Me atrae la idea de pensar que seguramente seas un cientifico excelente que solo quiere darnos palmaditas en la espalda, y que si conocieras las lagunas de mi tesis te habrias sentido el rey del mundo… Pero voy a hacerte caso e intentar resistirme y no seguir por ahi…

  61. Gracias por el consejo, me sucedió exactamente lo mismo con mi actual tesis de maestría y llegue a pensar que era el único, deje abandonado mi escrito por un largo tiempo creyendo que no terminaría en tiempo y forma pero ahora escribiré en una semana lo que no hice en 6 meses … =) :. Saludos

  62. Pingback: ¿Atascado con la tesis doctoral? Aquí tienes una guía espiritual | MinibitsJosé Luis Pajares | Productor interactivo y diseñador UX-IxD

  63. Pingback: Stuck with the thesis? Here is a spiritual guide | MinibitsJosé Luis Pajares | Interactive Producer and UX-IxD Designer

  64. Brutal, es como si lo estuviese escribiendo mi conciencia! En días de desanimo máximo por todo esto que expones, intentaré recordar tus sabias palabras. Gracias!

  65. La verdad me ha ayudado o mejor dicho consolado mucho tu entrada. Actualmente estoy haciendo mi doctorado en el Reino Unido (específicamente en londres) y de hecho estoy becada al 100% y mil veces he pensado que me aceptaron en la uni y que me dieron la beca porque un reclutador académico del British Council me dijo que era una excelente candidata y me convenció de aplicar y básicamente él hizo todo el trabajo por mí. Pero, la realidad es que él no me hizo la propuesta de investigación con la que apliqué a la uni y tampoco me hizo la solicitud para aplicar para la beca. Sin embargo, aún así, a veces (unas más que otras) me convenzo de que soy un fraude, de que mis estudios y mis becas en México, Canadá, Alemania, Rusia y Gran Bretana han sido pura suerte por mi buena presentación e iniciativa o Dios sabe qué. Igualmente me pareciera que todos hacen su trabajo mejor que yo, no sólo en términos de eficiencia, sino también de rapidez.

    Lo que a veces me hace pensar que me puede ayudar a triunfar es que no suelo rendirme y que si se me mete algo a la cabeza no paro hasta haberlo logrado y más que por demostrármelo a mi misma, lo hago porque no me gusta dejarme en vergüenza ante el mundo. En fin, trataré de ser fuerte y no rendirme.

    P.D. Una disculpa por mi espanol, pero hace tiempo que no estudio ni trabajo en espanol que a veces siento que tengo un nivel de primaria a la hora de expresarme en mi lengua materna ;)

  66. Tío, gracias por tu post, necesitaba leer algo así, porque lo que has descrito ha sido un sentimiento inconfesable para mí… Un saludo.

  67. Genial aportación. Es preciso darle más difusión, como bien dices. Procedo, porque dos años después de que lo escribieras, aún no había oído nada sobre esto. Gracias.

  68. hola
    coincido con todos los comentaros , casi
    cuando puse en el navegador «que pasa cuando terminas una tesis», no imagine toparme con esto.

    cada uno de los sentimientos, las sensaciones, las frustraciones, el sentirse usado, todo

    tarde 10 años en licenciarme, dos años en cursar y rendir las materias y luego 8 años en hacer la tesis
    y una tesis de grado, no doctoral, imaginen si hubiera sido de grado, no por dios

    agradezco esto , pero pregunto

    ¿por que me siento perdida? ¿por que espero que me llamen para hacer algo groso? ¿por que todavía tengo angustia?

    me licencie en setiembre 2014

    si noto cambios favorables pero pesa lo otro ………..

  69. Pingback: Hipérbolas de la divulgación - Naukas

  70. Una estupenda entrada, realizada con creatividad e ingenio. No soy ni doctoranda ni empleada. Soy universitaria, pero aún no he terminado definitivamente la carrera. Pertenezco a la rama de Artes y Humanidades, así que me ha sorprendido encontrar a gente de mi mismo ámbito por aquí, ya que somos minoría frente a los que estudian carreras científico-técnicas. También tengo que aplaudir a «Noe Verde» por su aportación. Sintetiza mucho de lo que ocurre con la investigación en Filosofía y Letras. Generalmente, muchas personas piensan que cursar una carrera de letras es algo sencillo y que las matrículas de honor están al alcance de cualquiera, así como también las becas. Pero no es cierto. La investigación en Historia, Filología, Arte o Filosofía es altamente competitiva y los estudios en sí mismos generan bastante frustración, motivada en parte por la exigüidad de salidas profesionales, y por otro lado, por la incertidumbre que anega nuestro campo: al contrario de los que estudian carreras científicas, como Medicina o Ingenierías, a nosotros nadie nos garantiza que 2+2=4. Es complicado cuantificar la brillantez y la competencia en un estudiante. Lo mismo ocurre con los exámenes y los trabajos académicos. La actitud poco objetiva de una parte del profesorado investigador tampoco compensa estas agrias deficiencias.

    Personalmente, todos estos factores me han hecho sentirme, en algún momento de la carrera, como describís arriba, con el síndrome del impostor. Me ocurrió sobre todo en los primeros cursos. Solía estar acostumbrada a recibir calificaciones elevadas en el instituto, pero todo cambió tan pronto como encontré la vocación en mis estudios. Sentía que me esforzaba, pero que todo cuanto hacía resultaba inútil; que los profesores no me valoraban, y que estimaban mucho más a los compañeros que se pasaban las tardes en sus despachos, seduciéndolos con su hipocresía. Yo, por el contrario, creía que debía valorarse más el grado de autonomía del estudiante, y no la dependencia extrema de los profesores. Sin embargo, a estos especímenes que pululan discretamente por las aulas, les otorgaban injustamente las máximas calificaciones, examen tras examen, trabajo tras trabajo. Por mucho que yo me esforzara en realizar trabajos de curso originales, tratando de contrastar mis perspectivas, nunca obtuve, salvo en uno, y ya en el último curso, una máxima calificación. La primera vez que asistí a una defensa de Trabajos de Fin de Grado, me quedé maravillada por los elogios otorgados a los estudiantes. Trabajos de 50 o 60 páginas… ¿cómo era posible? Sin embargo, tras la exposición de uno de estos alumnos talentosos, le dije a una de mis profesoras que yo me veía capaz de hacerlo. Entonces me parecía que los Trabajos de Fin de Grado eran ya trabajos de investigación, y que en verdad se trataba de aportaciones originales. Creía que aquellos chicos eran mejores que yo, que sabían muchísimo más. Con el tiempo, me percaté de que sus trabajos no eran de investigación, como yo pensaba, ni ellos «investigadores» en fase inicial. Gracias al repositorio de mi universidad, pude consultar muchos de estos trabajos. En realidad, no eran lo que parecían. Podían ser buenos y tener cierto rigor científico, pero en su amplia mayoría no constituían aportaciones originales. Muchos de ellos se notaba que habían sido realizados sólo para cumplir el expediente.

    Con el tiempo, he ido dominando ese sentimiento negativo. Creo que es lo más recomendable para todos, sin importar lo que se estudie o trabaje. Realmente, en Humanidades es todo pura subjetividad. La excelencia de los demás y la mediocridad de uno mismo son algo totalmente subjetivo. Las notas no reflejan lo bueno o malo que es un estudiante, sino el «baremo» X del profesor Y de la asignatura Z. Lo que a un docente le puede parecer bien, a otro todo lo contrario, y conozco casos así. Y aunque parezca que a uno no le valoran lo suficiente, en realidad puede ser una distorsión. A veces los profesores exigen más a unos, quizás porque ven potencial en ellos. Con frecuencia, siempre se tiende a pensar que la hierba crece más verde en el jardín del vecino; los demás, a menudo no se perciben tan sobresalientes como uno cree. Por desgracia, hay excepciones, claro está. Pero no es lo usual.

    Transcurridos dos años, me encuentro en vísperas de presentar mi TFG. Ya no me siento como entonces. Creo que es posible revertir ese síndrome del impostor. Es mejor vivir una vida con ilusiones y con metas, que no luchar por nada. Así que, no se trata de que me considere superior a los demás, sino de pensar que lo que otros han conseguido ¿por qué iba a ser imposible para mí? ¿qué me diferencia del resto? Si otros prefieren utilizar métodos «ilegales» para parecer buenos en su campo, yo prefiero potenciar mis cualidades para la originalidad, que se supone que también se premian en el campo de la investigación humanística. Creer en mis capacidades, en mi esfuerzo de superación y mi aprendizaje me ha permitido elaborar un TFG que, según mi directora, trasciende los objetivos meramente bibliográficos y de síntesis de un TFG que, en principio, nunca es un trabajo de investigación. Sin embargo, muchas veces sucede que, como apunta «Noe Verde», no se sabe muy bien qué se pide, si originalidad o repaso bibliográfico…

    Sinceramente, perdón por este post tan largo. Me alegro de haber compartido mi experiencia. En el futuro tengo pensado hacer máster y doctorado. Supongo que ahora no puedo imaginarme la dureza de una tesis doctoral, pero estoy dispuesta a correr riesgos. La verdad es que ya he hecho más de lo que debería para un simple Trabajo Fin de Grado, que es avanzar en un tema con muy poca bibliografía, mediante metodología específica y análisis de fuentes primarias, y proponer una perspectiva un poco diferente de las que hay, aunque me mueva en el terreno de las hipótesis. Hay que animarse. Querer es poder. Sólo cuando se vuelve la vista atrás, uno se da cuenta del camino recorrido. Entonces es cuando uno valora mejor lo que ha hecho en la vida y se da cuenta de que ha hecho cosas que, en su día, nunca pensó que lograría.

  71. Me ha encantado!!!es tema diario entre nosotros!!nos retroanimamos por lo menos pero es, tal cual, lo voy a compartir, de hecho…alguién que escribe como tu no se si es del centro de la campana!! gracias por tu post!!

  72. En el cambio de la redaccion del tipico informe tecnico a un articulo cientifico, puede atacar el sindrome del impostor. No es solo en el campo de tesis de doctorado. En varias etapa de tu vida profesional te enfrentas a este problema. Esto te puede inhibe a aplicar a un postgrado como a intentar otro trabajo q sea mas exigente.
    Gracias por evidenciar tan claro una situacion por la que he venido luchando desde hace mucho tiempo.
    Ser un «eterno estudiante» en el campo cientifico no significa no ser considerado «una vaca sagrada» en el campo de la investigacion. Es confiar en si mismo y mantener las ganas de seguir avanzando con ideas nuevas y/o perfeccionando las ya concebidas.
    Nuevamente gracias

  73. Me ha caído de perlas este post. Estoy por terminar mi penúltimo año de doctorado y he padecido del síndrome intensamente durante el último año y medio. He pasado desde la etapa «¿en qué estaba pensando? ¿por qué diablos me metí al doctorado?» al «yo no sirvo para esto, soy mala, pésima, no me apasiona, no es mi vocación» o «mi tema de investigación ya está muy trabajado, simplemente lo que hago no aporta nada, no sirve», llegando a pensar que mis sinodales básicamente me aprueban semestre tras semestre por misericordia y no tanto por la calidad de mi trabajo.

    A esos lamentos hay que sumarle el contexto en el que uno se desenvuelve: al menos acá en mi país (México), hay una competencia feroz, somos muchos doctorandos y hay poco campo laboral. Tampoco ayudan aquellos compañeros que presumen de ser hiper productivos y que en una charla de tres minutos te informan que ya escribieron 5 artículos, publicaron otros 3, ya fueron a 10 congresos y que son el investigador que la Universidad necesita. A saber si eso de lo que presumen es verdad, tal vez padecen del síndrome y se inventan cosas.

    Lo único que tengo claro es que debo terminar, de la manera más digna, una investigación doctoral que se ha vuelto como un amante: un día le amo con locura, al siguiente le odio y deseo echarle de mi vida para siempre.

  74. creía (hasta ahora) que sólo me ocurría a mi…cuantas veces me he dicho que soy un fraude, que sigo aquí porque no se han dado cuenta de lo que soy

  75. Yo me caigo, soy premio extraordinario en mi comunidad, pero me doy cuenta de que aquí nunca voy a poder triunfar, solo obedecer y cumplir plazos. Lo siento, pero me voy de este país de mierda. Me ha alegrado de todos modos leer el artículo. Un saludo!

  76. totalmente identificada, una doctora más con el síndrome. Alivia entender lo que te pasa y que es algo tan extendido en este ámbito. gracias por contárnoslo.

  77. A medida que leia el post me iba describiendo perfectamente. Pienso exactamente lo mismo, me falta la conversación en el bar, pero aseguraría que se cumpliría con el 90% de mis compañeros, siempre existe algún arrogante/sabelotodo en el grupo.

  78. Cuanto necesitaba leer algo así! Empezando mi doctorado, con una beca, y trabajando en docencia fuerte, siento que me metí en algo que no debía. Tengo tanta presión como un submarino.
    Saludos desde Patagonia Argentina! Si vosotros se sienten solos, imaginense lo que es hacer un phD acá !!!

  79. Gracias por tus posts y por tu prosa lúcida, honesta y divertida. En mi último tramo de escritura de la tesis (el tramo del «qué vergüenza» y del «esto es la mayor mierda del universo»), me acompañaste y animaste de una forma que te agradezco enormemente. Recomiendo tu blog a toda doctoranda incauta que se me cruza por el camino. Besos y suerte con todo.

  80. Pingback: Biotura

  81. Excelente… una gran verdad… gracias pensaba que estaba solo con este sentimiento de la tesis… sobre todo lo mal que te hacen sentir muchos de los «editores» o «revisores» de SUPER REVISTAS INTERNACIONALES al rechazarte con argumentos que te hacen sentir como un fiasco y que no sirves para nada…

  82. Hola,

    No sé si por estas fechas seguirás conservando el «bloj» activo. De todas formas, me siento obligada a agradecerte esta entrada, encontrada por casualidad en el momento que más lo necesitaba. Aunque provenga de un campo totalmente distinto, como es el Derecho, efectivamente, los problemas y barreras limitantes que cada uno se pone, parecen ser las mismas. Del mismo modo, que es el mismo silencio, en todos los campos, que cubre estos problemas.

    Te agradezco tu sinceridad y el acto de compartir las «inmundicias» personales fruto de la experiencia. Tu ánimo y buen proposito comunicativo acaba de salvar, por el momento y hasta la próxima crisis, a una doctoranda en su segundo año de -escaso- progreso. Aunque el problema lo tengo igual, ahora sé la causa y su universalidad.

    Te has ganado una nueva seguidora.

  83. Pingback: Aviso a Doctorandos: Nuevo grupo del Laberinto de la Academia – Esther Velázquez Alonso YakuMama

  84. Nunca nadie había descrito mi situación con respecto a mi tesis como tú. Te agradezco mucho, no soy doctorando pero si pasante de maestría en matemáticas (bueno me resta mi tesis) y tuve esas sensaciones durante toda mi maestria y sin saber que era. De verdad muchas gracias, saber la causa creo que me ayudara mucho. Saludos.

Replica a Amara Cancelar la respuesta