En medio de la inundación constante de opiniones y reflexiones diarias sobre actualidad internacional, quizá lo que menos falta haga sea otra persona hablando sobre Siria, pero no lo puedo evitar. Ya no tengo costumbre de hablar de estas cosas, en plan bloguero de pro, ya sabéis, como si tuviese algo original o interesante que decir, pero de todos los países que, allá por 2011, protagonizaron alguna de las revueltas de aquello que tan optimistamente se llamó «la primavera árabe», Siria era el que más atraía mi atención por el recuerdo imborrable que me dejó durante mi visita en el verano de 2008. Aunque podría tirarme horas hablando, en plan abuelo cebolleta, de amaneceres en el desierto, de zocos laberínticos donde el olfato es seducido en cada esquina y de ciudades ancestrales que se remontan a un pasado casi mítico, lo que recuerdo por encima de todo, cada vez que Siria ha protagonizado titulares en los últimos años, es a la gente. He estado en pocos lugares donde me haya sentido tan a gusto y tan conectado con la población local, que invariablemente mostraba una espontaneidad y un optimismo arrebatador. Me pregunto por el taxista de Alepo que nos llevó a San Simeón (una versión siria de El Fary que se conocía bastante bien los yacimientos arqueológicos de su país), por los niños que nos siguieron en las Ciudades Muertas o por las mujeres que, cubiertas de negro de la cabeza a los pies, examinaban entre risas un tanga color verde chillón en una tienda de la medina de Damasco. Esto no va de opiniones sobre lo que puede significar una intervención occidental en Siria; el país parece condenado pase lo que pase y los grandes perdedores son los de siempre; sólo hay que mirar a Egipto para perder la poca esperanza que pudiésemos tener. Con toda la superficialidad de alguien que sólo estuvo de paso unas semanas, que desconoce la relevancia de los enredos de chiísmo y el sunísmo, de los intereses de Rusia, Europa y EE.UU. en este país y de todo lo demás, lo único que hago es preguntarme cuál habrá sido la suerte de estas personas y dejarme invadir por el pesimismo de la derrota continua de la paz y los derechos humanos en Oriente Medio, la historia de nunca acabar.
Se me pone la piel de gallina y no puedo evitar que se me humedezcan los ojos. Asco, pena, impotencia, impotencia… y eso, ni me imagino la pena que debe darte a ti.
De vez en cuando al hablar de Siria en la tele me acuerdo de tu viaje.
La primavera arabe me han enseñado algo que no enseñan la historia del colegio.
En la revoluciones parece que despues de derrocar al dictador, yo son felices y comen perdices si consiguen triunfar.
Si embargo, para conseguir una buena democracia es más importante el despues que el antes de ganar la batalla.
Solo tenemos que mirarnos a nosotros mismos. No tenemos que hacer una guerra para echar a un dictador, pero no tenemos claro como conseguir mejorar nuestra democracia que es bastante mala.
Yo creo que una opcion muy asequible para todos y aplicable desde ya(las proximas eleccines) es el Voto en blanco computable
Hacer que los votos en blanco se transformen en escaños vacios.
Está muy relacionado con tu post, pero no se si me he desviado del tema.
En el telediario se ven la cosas con bastante distancia. Aunque esta oleada antidictaduras, me suscita mucha más empatia que otros comflictos. No se muy bien porque.
Tras todos estos años, tras haber vivido in situ la primera elección de Obama, con la consiguiente euforia masiva, me gustaría saber qué opinión te merece ahora el actual presidente.
Pingback: @brucknerite está #leyendo… 3 septiembre, 2013 - brucknerite
unas lagrimas derramadas, una rabia reprimida, una pena que asola el corazón
un día mas el mundo me da mucho miedo
Pipistrellum: Otro día discutiremos sobre escaños en blanco, en este contexto apetece más bien poco.
Jmongil: ¿Obama? Es el «éramos pocos y parió la abuela» de este asunto. Te he respondido en el post original.
No querría añadir mas pero no puedo evitar compartir aquí esto
http://capulcuesra.tumblr.com/post/59308867810/capulcuesra-those-words-are-the-last-words-a
Me repito no quiero parecer un típico sensacionalista o algo así pero personalmente acabo de comprender eso que decían en tantas películas, el horror de la guerra, acabo de entenderlo.
¿cuándo comienzan los «bombardeos humanitarios»? ;)
http://blogs.publico.es/bonifacio-canibano/2013/09/04/guia-para-no-liarse-con-la-propaganda-de-guerra/
Yo también me acuerdo a menudo de tu viaje cada vez que se sabe algo sobre Siria, que es prácticamente todos los días. Supongo, de nuevo, que no es el foro ni el lugar, pero tal vez en un análisis aún más superficial, me pregunto cuanto tienen en común su guerra civil y la española, en relación a la voluntad de las grandes potencias en implicarse en la lucha, en cuanto de ‘asunto interno’ tiene, en cuanta legitimidad tendría nadie en implicarse en otra cosa que no fuera la búsqueda de una paz dialogada.
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