A pesar de mis esfuerzos divulgadores, mucha gente sigue sin conocer al gran Chick y sus viñetas (tratados) proselitistas y fanáticos evangélicos. ¡Ya os vale! Por eso nunca, nunca, nunca se han leído y comentado suficientes tratados de Chick. Los chickólogos del mundo debemos continuar con el trabajo de análisis y exégesis que admire y pasme a las generaciones venideras. Hoy ha llegado una nueva ocasión para llevarlo a cabo. Hace sólo unos días, la lista de correo de Chick Publications me informó de la publicación de un nuevo tratado. Para alegría y regocijo de todos nosotros, trata sobre el calentamiento global y creo que es uno de los mejores ejemplos de cómo Chick retrata a los científicos, los escépticos, los ecologistas y los jipiflautas en general. Aviso desde ya que es un poco flojo, ¡pero los chickólogos nos debemos a nuestra noble causa! así que, dejémonos de palabrerías y sentémonos a paladear esta maravilla.
Tachán, tachán…
EL CALENTAMIENTO GLOBAL
Dramático comienzo para un tema espinoso. Un interlocutor televisivo, a modo de Gran Hermano, nos interpela como culpables del calentamiento global. El motivo por el que tamaña acusación nos la debe hacer un televisor no está clara, pero ya iremos viendo que en este tratado Chick mezcla cosas bastante distintas y en general a todo lo que sea EL MAL. Fijáos en la margarita marchita a un lado de la imagen para añadir dramatismo. El lector medio ya está acojonado ¡y acabamos de empezar!
Esta viñeta es magistral. Atentos a cómo interpreta Chick al mundo científico. El laboratorio está lleno de detalles: el sol enfadado en el gráfico del clima, el diminuto cartel que reza «I did it», rebosante de soberbia, el cerebro en un tarro, la vela en la pared de ladrillo y… ¿quién es ese de la derecha? ¡¡Es Igor!! ¡Un genuino Igor en un laboratorio de cambio climático! Seguro que es un becario FPU. Esa figura chepuda, servicial y lamentable y esos ojos destrozados de tanto mirar al microscopio sólo son posibles en un becario español. Dáos cuenta también de que los científicos crean el calentamiento global, no lo descubren. Y por supuesto, ese aire de falsa confianza en el científico que, como veremos, en realidad no es más que un soberbio que juega a ser Dios y sólo ansía sustituirle.