Una de las cosas que más me está sorprendiendo en mis primeros días como empleado en el yanqui es la tremenda burocratización del sistema. En poco más de dos semanas me he hecho ya con un carpetón lleno de formularios, fotocopias, resguardos, tarjetas y trípticos informativos. Un agobio, de verdad. Como magnífico complemento hay toda una serie de seminarios y sesiones de orientación obligatorias que me tienen un poco despistado: no sé muy bien qué pensar de ellos. A ratos me parecen una tremenda pérdida de tiempo y otras veces pienso que me están ahorrando posibles dolores de cabeza futuros.
Hoy mismo he asistido a una de estas charlas que iba sobre seguridad en el laboratorio y gestión de residuos. Vaya por delante que concretamente esta sesión me parece muy buena idea, si bien a estas alturas no es que me haya aportado demasiado. Lo que más me ha gustado, sin embargo, no ha sido tanto el contenido sino la forma de contarlo. Una presentación muy dinámica y buenrrollista como es costumbre por aquí, pero salpicada de vídeos y ejemplos con un claro tufo a lo Troy McClure, y deseando meter el miedo en el cuerpo. El país del miedo, ya sabéis: miedo a andar solo por la calle, miedo a no tener un seguro, miedo a que te viole un extraterrestre,… aaaah, la paranoia.
Os voy a poner uno de ellos, deliberadamente pensado para que todos seamos conscientes de lo importante que es tener formación en seguridad, ¡y a ver quién les lleva la contraria!
Una auténtica obra de arte, sin duda, sutil pero efectivo. Las imágenes del laboratorio post-accidente dan bastante yuyu sin necesidad de aportar imágenes truculentas (que seguro que las hay). Me ha resultado delicioso el detalle del zoom dramático cuando el chico vuelve y NO lleva puestas las gafas de seguridad (minuto 1:33).
Y para desengrasar y no acabar de mal rollo por el zote chaval que se puso a darle con el mortero a los grumotes que le habían quedado en una sustancia explosiva, os pongo otro vídeo, esta vez de los Mythbusters, sobre el efecto que puede tener un accidente con una botella de gas comprimido. Ahí es nada.
Bi séif!