El «regreso» de dos viejos conocidos


ResearchBlogging.orgEn los últimos días hemos podido leer incluso en la prensa generalista un par de (buenas) noticias relacionadas con el redescubrimiento de dos especies que se daban por extintas en la Península Ibérica: una leguminosa y un ortóptero. Es muy interesante ahondar en las circunstancias de estos felices hallazgos porque dejan muy claro que no hace falta irse a selvas ni océanos lejanos para hacer contribuciones interesantes y relevantes para la conservación de la biodiversidad.

 

El primero de los casos es el del llamado «garbancillo de Tallante» (Astragalus nitidiflorus). Se trata de un miembro del género Astragalus,  leguminosas con casi 3000 especies y que en nuestra flora están representadas por más de 40 taxones, de los cuales nueve son endémicos. Muchos los conoceréis porque son leguminosas muy características, rastreras, a menudo espinosas que forman parte habitual de la vegetación mediterránea. En concreto, la historia de esta planta es muy interesante y a la vez muy breve. La recolectó por primera vez Francisco de Paula Jiménez, un botánico pionero en la herborización de los alrededores de Cartagena, en 1909 . Jiménez se la envió a Carlos Pau, quien publicó su descripción un año después.

Descripción original de Astragalus nitidiflorus. Pau (1910) Boletín de la Sociedad Aragonesa de Ciencias Naturales 9: 130-131 (Accesible a través de la biblioteca digital del Jardín Botánico de Madrid)

Un par de detalles a destacar de este protólogo. Pau afirma no conocer ninguna especie semejante al final de la diagnosis latina, aunque como resultado de su correspondencia con Gustave Beauverd parece ser que se trataría de un Astragalus similar a los encontrados en otros ambientes áridos como el Sáhara o Arabia, lo que lo convertiría en un interesantísimo integrante de la flora ibérica. El otro dato destacable es que el recolector no fue muy preciso a la hora de decir dónde había encontrado este bomboncito botánico y lo dejó en un ambiguo «Cartagena». Esta parquedad a la hora de detallar la localización de la planta era habitual en los botánicos del pasado y es quizá una de las razones por las que esta planta ha permanecido tanto tiempo en el olvido. En efecto, durante casi 100 años , nada volvió a saberse de esta especie. Aún ahora, puede comprobarse que su estatus en la web de la IUCN es de «extinta», a pesar de que no faltaron botánicos que la buscaron con intensidad.

Ilustración del garbancillo según aparece en Flora Iberica a partir del material tipo de Pau

Adecuadamente, tanto el volumen correspondiente de Flora Iberica como floras locales siguieron manteniendo esta especie en sus claves para que cualquiera pudiera identificarlo, y de hecho fue un ciclista aficionado a la botánica el que acabó dando con ella e identificándola correctamente en el espacio protegido de Cabezos del Pericón, efectivamente, próximo a Cartagena. Como ha pasado tantas otras veces, las plantas no estaban ocultas ni inaccesibles, sino ahí, en plena cuneta, listas para que un naturalista observador diese con ellas.

 

Inflorescencia de Astragalus nitidiflorus y ubicación de la planta original «redescubierta» por el ciclista botánico, en plena cuneta.  Foto: José Antonio López Espinosa (@jalesp) Fuente

Aunque este redescubrimiento se realizó hace ya algunos años (2004), la planta está siendo noticia estos días por la reciente publicación de un estudio detallado sobre su biología [1], con vistas a un plan integral para la conservación de esta planta que ya se ha incluido en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. Parece ser que la fase de plántula es la más sensible, y en las que pueden registrarse mayores mortalidades. Al igual que en otras plantas amenazadas de zonas mediterráneas, las poblaciones pueden oscilar mucho de año en año dependiendo de las condiciones ambientales, lo cual es un riesgo añadido para la supervivencia de sus ya escasas poblaciones conocidas, que apenas suman unos pocos miles de individuos.

Nuestra segunda especie rescatada es un ortóptero de la familia de los tetigónidos. Una chicharra, vaya. En concreto se trata de Steropleurus panteli, también conocido como «somereta del Montsant«. Este bicharraco fue descubierto en 1899 por Longinos Navás, un jesuita naturalista muy campero que le daba a las plantas, los insectos o los fósiles  y todo lo que se le pusiera por delante y que presentó en sociedad al susodicho bajo el nombre de Ephippiger panteli. De nuevo, echemos un vistazo a la publicación original -izquierda- (Navás. 1899. Actas Soc. Espan. Hist. nat. 28:46), que siempre alberga anécdotas y chascarrillos, sobre todo en una época en la que dichas publicaciones no estaban tan restringidas como ahora en cuanto a concisión y asepsia.

Así, el propio Navás nos cuenta que se fue de excursión al Montsant, y como quien no quiere la cosa, descubrió una chicharra nueva. Después de la consabida descripción latina del macho y la hembra, el autor nos informa de que hay una especie similar descrita por un tal Pantel, que es precisamente a quien dedica el nuevo insecto. Es interesante el hecho de que Navás encontrase a ambos sexos, ¡teniendo en cuenta que se tardó más de un siglo en volver a encontrar esta especie!

En el año 2000 este insecto, que como veis en las imágenes no pasa desapercibido, fue recolectado en La Morera del Montsant, y al igual que en 1899, fue en el mes de agosto. Hasta la fecha, la somereta se encontraba incluida en el Libro Rojo de los ortópteros ibéricos como una especie posiblemente extinta.

¿Por qué es noticia esta chicharra diez años después de su «redescubrimiento»? Varios medios se han hecho eco de la noticia, aunque como bien apunta La Ciencia y sus demonios, la novedad no radica tanto en la cita en sí, como en el hecho de que se ha podido, por fin, fotografiar en vivo a estas chicharras, algo que al parecer nunca se había hecho con conocimiento de causa.

La somereta del Montsant mantiene su carácter de microendemismo (ya que hasta la fecha sólo se le ha encontrado en este macizo), por lo que su valor inmenso. Hay varias especies del mismo género que son superficialmente muy similares, por lo que la identificación correcta en gran parte necesita del examen del aparato reproductor y posiblemente sólo nos la pudiera confirmar un especialista. Lo digo por la aparición de este grupo de facebook donde la gente afirma haber visto este microendemismo «y no precisamente en el Montsant». Pues eso, que por la noche todos los gatos son pardos, y para el lego, todos los tetigónidos son iguales.

 

Steropleurus panteli. Espécimen tipo recolectado por Navás en 1897, actualmente en la colección del Museo Nacional de Ciencias Naturales, y ejemplar recientemente fotografiado y acaparador de la atención.

En resumen: dos casos paralelos de especies sólo conocidas por la ciencia gracias a su descripción original de hace más de cien años y que se daban por extintas. En ambas ocasiones, son reencontradas recientemente cerca de su localidad original. No se trata de organismos especialmente escurridizos, sino que ambos son conspicuos al naturalista de ojo atento y aún dispuesto a encontrar tesoros en excursiones asequibles. Hay que añadir que pese a que las noticias nos las hemos encontrado en los últimos días, los hallazgos tuvieron lugar durante la pasada década.

Referencias

[1] Martínez-Sánchez, J., Segura, F., Aguado, M., Franco, J., & Vicente, M. (2011). Life history and demographic features of Astragalus nitidiflorus, a critically endangered species Flora – Morphology, Distribution, Functional Ecology of Plants, 206 (5), 423-432 DOI: 10.1016/j.flora.2010.11.006

2 comentarios en “El «regreso» de dos viejos conocidos

  1. Pingback: Enlaces yuriesféricos del 17/10/2011 | La Yuriesfera

  2. Tengo yo una matita en mi jardín de Orxeta (Alicante).

    Hasta hace tres años había una mata semejante en la frontera entre mi jardín y el de la parcela mas arriba.

    Los nuevos propietarios aplanaron la preciosa parcela de monte, arrasaron toda la flora (no quiero ni pensar en el destino de la pobre fauna¡¡) natural…

    …y plantaron una magnífica palmera de vivero…

    Nunca he podido comprender porqué se vienen a vivir al campo, y lo primero que hacen es arrasar con todo lo que se encuentran…

    …con la cantidad de asfalto que hay en Benidrm……………………….

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