Ya os he dado la brasa muchas veces con mi librería de confianza en Boston (la Brattle), lo mucho que me gusta y la de cosas interesantes de segunda mano que se pueden encontrar. También os he dicho que intento no comprar libros en papel mientras tenga vida nómada, aunque esta regla se ha ido relajando (inevitablemente). Seguro que a muchos os gusta, igual que a mí, el hecho en sí de buscar libros a lo loco, en estanterías más bien desordenadas, sin tener ni idea de lo que uno va a encontrar y siguiendo un criterio muy personal y un tanto imprevisible a la hora de separar el grano de la paja: pasar uno tras otro títulos que no nos llaman mucho la atención y sufrir un agradable sobresalto al encontrar algo interesante.
Para pasar el rato de esta manera no hace falta ir a ninguna librería de moda, es más, el encanto de los libros de segunda mano es precisamente ese gustillo de convertirse en arqueólogo, buceando entre montañas de libros polvorientos más que entre las últimas novedades, cuidadosamente ordenadas. Bueno, pues hasta ahora no tenía fichada ninguna librería que me hubiese llamado la atención cerca de casa, pero este fin de semana me he enamorado de un nuevo templo bibliofílico: el granero de los libros de Niantic.
El Book Barn (peligrosamente situado a 45 minutos de casa) podría pasar como una librería de segunda mano más de no ser un lugar llamativamente excéntrico. En lugar de una tienda concentrada es un conjunto de edificios desperdigados en cuatro lugares distintos de Niantic, un pueblecito costero de Connecticut. El edificio principal tiene pinta de granero, pero a él se suman una ristra de casetas, cabañas, carromatos, kioskos y edificios anexos formando un caos encantador en un jardín imposible con bancos, adornos horteras, cartelones, fuentes y un corral con cabras.
El lugar tiene, desde luego, mucha personalidad y te invita a pasarte, literalmente, las horas cotilleando, o leyendo tranquilamente si el tiempo acompaña. Dice la web que tienen más de 350.000 libros y en general parecen bastante abiertos a la compra. Si alguna vez habéis intentado vender libros os habréis dado cuenta de que no es nada fácil y que la mayoría de las librerías son muy selectivas a la hora de elegir lo que adquieren, imagino que por problemas de espacio. Mi interpretación es que aquí el espacio no es un problema, y que la política del local es más bien hacerse con todo, añadirlo al caos, y ya que el tiempo le acabe dando una salida. Es habitual ver que algunos títulos concretos están repetidos varias veces, sin que parezca que importe. Ni tienen catálogo colgado en la red ni pretenden tenerlo: son bastante claros al respecto sobre la idea de este granero… si quieres algo tienes que remangarte y sumergirte en la búsqueda.
La librería encantada: el destino de los libros de las novelas de misterio y terror
Llama la atención que los libros, aunque están ordenados por categorías, se distribuyen de una forma un tanto arbitraria y con categorías bastante chanantes. Algunas secciones (como la de historia militar, novela náutica o ciencia-ficción) están especialmente hipertrofiadas
¿Es mi imaginación o aquí hay ciertas dosis de recochineo?
El granero principal (que es donde están las secciones de historia, arte y ciencias sociales) resulta especialmente encantador y es donde merodean la mayoría de los gatos. Hay seis en total, y según los propios dueños de la tienda, forman parte del personal tanto como los dependientes. Puedes incluso conseguir una guía de campo para distinguirlos a cada uno por su nombre. He pensado que este detalle os debe gustar bastante a muchos de los lectores, pero reconozco que lo de ir cruzándote con los gatos mientras buscas libros o paseando por el jardín también le añade su toque de excentricidad al lugar. Y no, antes de que lo preguntéis, las cabras no pueden pasar a la tienda.
El granero principal. Café y galletas de cortesía incluido en la visita
La guía de gatos
Según cuentan orgullosamente, todo empezó con tres estanterías y un sofá usado, pero el éxito fue tan grande que han ido extendiendo el negocio a otros locales del pueblo, que aunque no tienen el encanto del núcleo princial, mantienen el espíritu del lugar.
En resumen: un agradable descubrimiento al que sólo le pude dar una visitilla breve pero que ya me hace desear otra muy pronto. De esta presentación me llevo todo un clásico: la flora ilustrada del norte de EE.UU. y Canadá de Britton y Brown (1913, reeditado en 1970) por 12 dólares los tres volúmenes :_) y un libro de la guerra del Peloponeso.
Mi idea del paraíso hecha realidad. Gracias por compartirlo; solo saber que existe me ha hecho sonreír.
¿La pizarra contiene el estudio (fallido) de propulsión de la nave de Interstellar?
A veces fantaseo con la idea de hacer, en un futuro improbable, un largo viaje por USA.. con tiempo, sin prisa, visitando lugares de esos que no salen en las guías.. ya tengo unos cuantos de post anteriores tuyos, este pasa a un lugar de honor..
gracias por el post y por el blog en general, un placer siempre leerte..
Pero… pero… que maravilla! Y yo que acabo de comprar de por allí dos volúmenes desaparecidos del planeta a precio de risa y por los que me han cobrado una millonada por el envío…
Me sumo al comentario de Astur, pasa a la lista de sitios obligados a visitar. Igual es la escusa para saltar el charco y tomarnos una birra. Gracias por compartir. Si vuelves tendrás que hacer otro post, XD
Qué maravilla! De esos sitios en los que te pasarías horas y horas como si fuesen minutos y sin darte cuenta! Cuanto me encantaría que ideas así se propagaran masivamente por cada rinconcito del mundo! Gracias por compartir! 👏🏼
Anotado en mi lista: ¡gracias por el descubrimiento!
Que felicidad saber que existen lugares así.
Mola el sitio.
Hace falta tener bastante arte que crear un caos agradable.
El problema de esta filosofia es que hay cosas que se venden y otras tardan muchisimo o no se venden nunca.
Al final lo que va quedando es lo que no se ha vendido. Ademas de no ser interesantes, puede haber otras causas, pero pienso que con el tiempo la calidad se va diluyendo.
Es como las paginas de segunda mano. Lo bueno y barato se vende rapido y deja de publicitarse y las cosas menos buenas se quedan para siempre porque no consiguen venderlas.
Supongo que el coste del espacio en USA, es mas barato.
No se si en esa tienda hacen algo para evitarlo, como localizar lo que no se vende y situarlo en algun lugar mas visible o algo por estilo.
Como hacen los restaurantes que te recomiendan lo que quieren que se acabe….jeje
No, no y no.
No me hace feliz saber que existe el paraíso como dice epicureo. Yo necesito ir.
Jaaaa, en serio, qué envidia más insana.
Por cierto, ecuaciones de la relatividad general en pizarra aparte,
¿Qué tal el personal? ¿eran de recomendar libros y/o otras librerías exóticas ?
Saludos
Gracias por los comentarios, se me había pasado responder.
Jmederos: pues si te vienes hasta aquí por visitar el granero sí, espero que además me hagas una visita. Ídem para Astur y cualquiera que tenga la misma idea.
Pipistrellum: yo creo que los tiros van por donde dicen: como hay espacio de sobra, les gusta el negocio de la compra-venta independientemente de dar salida a todo, pues van acumulando. Es cierto que muchos libros se tirarán una eternidad sin venderse si es que se venden, pero a la vez es parte de la gracia del sitio: yo ya he estado en varias librerías de Nueva Inglaterra y esta destaca por la diversidad de cosas que te encuentras. Siempre cabe la posibilidad de llevarse una sorpresa.
Panta: me alegra un montón que te haya gustado, me estuve acordando de ti, de hecho, ya estabas tardando en comentar. Las personas de la tienda con las que traté eran muy majas y conocían bastante bien lo que tenían, porque incluso preguntamos por algún título concreto y nos lo encontraron con eficiencia. Aquello es tan grande que, de toas formas, si tienes que buscar a alguien lo mejor es que vayas a la caja.
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