Dendrofilia, por Morán
Bueno, la idea está bien y la viñeta mola, pero si tengo que pillar las gafas de pasta y ponerme pedante, «técnicamente hablando» una lluvia de frutillos plumosos de diente de león no es un bukakke, sino más bien una avalancha de embriones con paracaídas en estado de latencia.
Las plantas terrestres tienen un ciclo vital más complicado de lo que parece a simple vista en el que se alterna una generación que produce gametos (equivalentes a los espermatozoides y óvulos animales) y otra que produce esporas (para las que no tenemos equivalencia, porque nuestro ciclo no alterna generaciones). En las plantas que nos resultan más familiares una de las generaciones está muy reducida y los verdaderos gametos pueden resultar algo esquivos, pero resulta que las plantas sí que producen células homólogas a los espermatozoides. Técnicamente hablando, una lluvia de espermatozoides podría darse en el mundo vegetal, pero ¿ocurre realmente?
Si, por pasar el rato, seguimos dándole vueltas al asunto, nos vendrá a la cabeza el polen. ¿Serán los estornudos, los ojos irritados y los mocos provocados por el polen de gramíneas nuestra reacción a un verdadero, lúbrico y masivo bukkake vegetal? Hasta cierto punto podría considerarse así, pero tampoco sería completamente correcto.
Los espermatozoides vegetales (frecuentemente denominados anterozoides), tienen la limitación de que necesitan desplazarse por medios líquidos, y originalmente tienen flagelos (de nuevo, de forma similar a lo que les pasa a los espermatozoides animales). Los espermatozoides no pueden transportarse a largas distancias debido a esta limitación. Una ingeniosa ocurrencia evolutiva fue hacerlos crecer en un «vehículo» donde estuviesen a salvo de las perrerías atmosféricas y que les llevase, ora por el viento, ora transportados por animales, al encuentro del gameto femenino. El grano de polen viene a ser eso: una cápsula espacial de transporte células que necesitan vivir en medio líquido.
¿Cuál es el problema entonces? Bien, como estamos intentando ser ridículamente puristas, las explosiones polínicas tampoco se pueden considerar bukkakes porque 1) el grano de polen no es un anterozoide, 2) en el grano de polen no está sólo el anterozoide y 3) Muchas veces, ni siquiera hay anterozoides presentes cuando está siendo dispersado. El grano de polen, de hecho, es en sí una de las generaciones del ciclo vital de las plantas con semilla, la que produce el anterozoide, y en su interior hay varias células (a veces únicamente dos), y en la mayoría de la ocasiones, ninguna de ellas es propiamente el anterozoide, sino que éste (o éstos) se forma generalmente cuando el polen ya ha alcanzado la flor de destino y expandido el tubo polínico.
Formación del típico grano de polen de una angiosperma. Al dividirse la célula generativa producirá dos anterozoides, pero sólo cuando el polen haya llegado a su destino. El hecho de que se produzcan dos anterozoides se debe a una rareza de las angiospermas: la doble fecundación.
Por lo tanto, si buscamos un bukkake vegetal no lo vamos a encontrar entre las plantas con flores, semillas y polen.
Dentro de las plantas verdes, las candidatas a protagonizar guarradas seminales son las criptógamas, plantas sin flores ni semillas ni polen (hepáticas, musgos, antocerotas y helechos). En ellas los anterozoides no tienen cápsula espacial, sino que viven libremente, nadando por el agua (sólo se liberan si el entorno está adecuadamente húmedo). Normalmente tienen forma alargada y dos flagelos. Al final de este vídeo se ven los anterozoides del musgo de Java (una especie muy usada en acuarios), dando tumbos.
La capacidad de dispersión de estas células, como os podéis imaginar, es ciertamente limitada. La reproducción sexual de las criptógamas está muy ligada al agua, porque es necesario que una película continua de medio acuoso permita a los anterozoides nadar (unos centímetros a lo sumo) hasta su destino, o como mucho que el tamborileo de las gotas de agua de lluvia salpique lo suficientemente lejos. Normalmente estas plantas se afanan en dispersar esporas, y no gametos.
Sin embargo, la naturaleza siempre da alguna sorpresa, y hete tú aquí que una modesta hepática puede darnos la solución a nuestro enigma fitopornográfico. Se trata de Conocephalum conicum.
Conocephalum conicum, la estrella porno de las plantas terrestres
Cuando está fértil, un ligero estímulo en forma de humedad puede provocar la siguiente reacción en esta hepática:
Los chorrillos que salen disparados son, en efecto, anterozoides. Miles y millones de ellos, lanzados en aerosol a varios centímetros de altura desde esta modesta planta. Aunque es posible que otras criptógamas tengan mecanismos parecidos, este es el único caso que conozco de un genuino bukkake vegetal.
En el fondo todo esto era una excusa para colgar el último vídeo, pero si lo pongo a palo seco no tiene ni la mitad de gracia.