Recientemente he tenido ocasión de asistir a una conferencia de Clive Finlayson, paleoantropólogo investigador del Museo de Gibraltar, sobre los neandertales. Mientras preparo un resumen sobre las cosas que aprendí, relacionadas especialmente con ciertos mitos falsos (o al menos no demostrados) de nuestra especie hermana, no puedo evitar comentar aquí un documento valiosísimo: la película de 1953 titulada precisamente «The Neanderthal Man» cuyo cartel reproduzco a continuación para que lo gocéis en toda su gloria.
Dice: «¿Qué pasiones primitivas…? ¿Qué deseos dementes le dirigían…? Los mantuvo a todos bajo el yugo del terror mortífero… nada podía separarle de esta mujer que reclamaba como suya. EL HOMBRE DE NEANDERTHAL»
He intentado hacerme con la película (sin éxito) para hacer un comentario más extenso del estido de los de Kike, pero al menos de momento debe esperar. Al parecer cuenta la historia de un científico que sintetiza un elixir que hace «retroceder en la evolución» a quien lo consume, convirtiendo a su gatito doméstico en un tigre dientes de sable y a sí mismo en un genuino neandertal. Por el cartel (realmente fabuloso) ya nos podemos imaginar cuáles son las motivaciones vitales de un neandertal. Parece ser también que la careta era supercutre. ¿Para qué sirve el ADSL cuando realmente lo necesitas?
Diario de un copépodo 
En la múla está
Ya, pero sólo por dejarme mal, porque ayer no estaba.
Todo llega, todo llega, sólo hay que esperar y dejar trabajar a la mula.
Tengo unas ganas…