Si no estuvísteis allí… bueno, pues una pena, porque la verdad es que estuvo muy bien. Los chicos de la delegación de estudiantes de la Facultad de Ciencias llevaban mucho tiempo preparando las jornadas y después de los preparativos llegó el día 22 y la cosa se puso en marcha.
Abriendo las sesiones en el aula magna, Sergio Palacios (Física en la Ciencia Ficción) se encargó de romper el hielo con una exposición sobre la aplicación de la física pura y dura en películas y cómics de superhéroes y ciencia ficción. De esta forma no sólo se puede enseñar y aprender principios como el de la conservación del momento lineal a la vez que te ríes de lo lindo, sino que descubres la de cantidad de cosas que pueden justificarse con un pijama de superhéroe. En fin, si conocéis su blog ya sabéis a qué me refiero.
Después me tocó a mí. Ya que alguno me ha preguntado, lo mío fue un biorrollo de los que suelo soltar por aquí, sólo que en largo, y en este caso centrado en cómo se han clasificado los seres vivos a lo largo de la historia y cómo seguir de forma crítica las noticias sobre taxonomía y filogenia de internet. Incluía alguna marcianada que lo mismo dejo caer por aquí en algún momento.
Por la tarde se retomó la actividad con Fernando del Álamo (Historias de la ciencia) que se dedicó a reflexionar sobre la naturaleza del pensamiento científico frente a otras formas de intentar entender el mundo. Al igual que con el resto de las intervenciones se pudo seguir simultáneamente por Twitter (¡qué modernez!) y concretamente en esta charla hubo muchos extractos rescatables: «divulgar ciencia es como estar enamorado», y otras perlas.
Le llegó entonces el turno a Antonio Osuna (BioTay), con una ponencia con tema biológico, en este caso centrada en lo que él llama «el error del pavo inglés», que no es ni más ni menos que alguuna de las malinterpretaciones de la realidad que realizamos muchos animales ante ciertos estímulos para los cuales tenemos una reacción predeterminada de origen evolutivo. Sorprendentemente, aquí se puede englobar temas tan aparentemente dispares como la sacarina o el sentido del voto de las orcas.
Para terminar, asistimos a una presentación en persona y en videoconferencia por Skype desde Londres (cosas de la nube volcánica) del proyecto de largometraje de El Cosmonauta por parte de dos de sus promotores, Miki y Carola. La propuesta es muy interesante no sólo por la película en sí sino por su estrategia de financiación y difusión, cuyos detalles podéis consultar en la página web. Ah, se me olvidaba decir que voy a ser coproductor, jejeje.
Con esto dio por finalizada la primera jornada. Quien más, quien menos todos teníamos un serio déficit de sueño, así que en esto se quedó todo. La gracia llegó a la mañana siguiente cuando, al terminar de desayunar nos topamos con esto:
Y es que los invitados tuvimos el privilegio de alojarnos en el Carmen de la Victoria, con un jardín impresionante y unas vistas a la Alhambra que por sí solos ya merecían la pena todo el viaje. De nuevo, todo gracias a los organizadores, ¿veis como no exagero cuando digo que podrían organizar unos juegos olímpicos en un trastero?
Abriendo la segunda jornada, Nahúm Méndez (un geólogo en apuros), nos hizo reflexionar sobre el papel de la ciencia en nuestro tiempo, con el veredicto que os podéis imaginar. Lo más interesante fue que dio pie a un debate muy participativo sobre la divulgación científica que fue de lo que más me gustó de esos días. Bueno, eso y los vídeos de… ejem… «subcultura popular» con los que se ilustraban las ideas principales.
A continuación dos locutores de Uniradio nos dejaron impresionados con una parrilla de programas radiofónicos que los siete días de la semana emite desde la Universidad de Huelva. Una cobertura de temas de lo más variado y una dedicación entregada de decenas de miembros de la comunidad universitaria hacen posible la existencia de una cadena que goza de una salud envidiable. Podéis escucharlos por internet en directo o en podcast.
Cerrando la serie de ponencias, tuvimos la suerte de contar con Jesús Purroy, que hizo una reflexión crítica, muy necesaria a mi juicio, sobre la naturaleza de la transmisión de la información en general (y la científica en particular) en internet. Precisamente ahora que tenemos más información que nunca y accedemos a ella con gran facilidad es cuando más nos debe preocupar la calidad de esa información, y concretamente aspectos como la eficacia de su transmisión o su verificabilidad.
Para terminar con el sarao bloguero-científico, ¿qué mejor que una visita al Parque de la Ciencia de Granada? Además de conocer algunas de las exposiciones, allí fue donde se repartieron los premios de fotografía y se clausuraron las jornadas. Luego, claro está, cenita y tapeo, pero esa es otra historia.
Es la primera vez que voy a un evento de este tipo y la verdad es que me lo he pasado muy bien. Además he tenido ocasión de conocer en persona a otros bioblogueros como Raven o EvoVagario. Una vez más, gracias a Alba, Ana, Cristóbal, Eva, Jesús, Juanma y Nahúm por hacernos sentir en familia. A ver si se recuperan y el año que viene llegan las segundas.