Semana Santa. Provincia de Palencia. Uno se pone a visitar las distintas iglesias románicas que salpican la región y empieza a encontrarse con maravillas como la iglesia de San Martín de Frómista:
Donde, además de la esperable armonía y sencillez que caracteriza este estilo, y además de las esculturas en los capiteles con motivos religioso-aleccionadores (como era de esperar) vas y ves en un canecillo a una cabeza monstruosa de una criatura sin determinar comiéndose a una persona:
Esto es sólo el principio de una larga procesión de criaturas increíbles, fantasmagóricas y perturbadoras que ahí están, ocultas entre la inmensidad de la piedra, pero dispuestas a ser descubiertas por el ojo atento:
San Martín de Frómista
Catedral de Palencia
Ermita de Sta Cecilia en Vallespinoso de Aguilar
Monasterio de San Andrés del Arroyo
No sé a vosotros, pero a mí me sobrecoge que en el siglo XII se hicieran estas cosas en iglesias. Se puede leer por ahí que a veces se pueden interpretar como influencias orientales, como reminiscencias mitológicas y que tenían como función la moralización del personal y cosas por el estilo. Todo eso está muy bien, pero al final siguen siendo criaturas fantásticas y terribles que llevan sobrecogiendo al visitante desde hace casi un milenio, y eso es acojonante.
Quien quiera más imágenes del románico y gótico palentino a mayor resolución puede pasarse por el album de fotos.
Que Santa Lucía te conserve la vista, hijo, que a los lectores de este blog nos viene de perlas ^_^
La verdad es que los bichos son acojonantes. El tipo abriéndole la boca al demonio ese es tremendo… Los engendros esos mirando boca abajo (con el cuello torcido, parece) y las tías con los ojos malos del final también tienen tela.
Cuando a uno le explican bien el arte contextualizándolo y haciendo resaltar los elementos necesarios para una buena interpretación de lo que se está viendo, es una gozada. En particular ocurre con las iglesias románicas y góticas, donde todo tiene un significado alegórico y un sentido. Yo puedo contar con los dedos de una mano las veces que me hicieron eso en clase: una de esas ocasiones fue el cuadro de la familia Arnolfini y me acuerdo de casi todo.
El resto de las ocasiones, casi siempre era insoportable.
¿Has oído hablar del terror al año 1000? La gente se empezó a poner un poco histérica en plan efecto 2000. Además, antiguamente eran muy sangrientos, mucho más que ahora que Disney et alii nos han edulcorado.
Frikis de la ciencia ficción los ha habido siempre. Bromas aparte, la iglesia de frómistas es una de esas bellezas hispánicas que uno no debe dejar de ver. Por mi parte, debo reconocer que me la encontré sin buscarla, haciendo el Camino de Santiago (en el año 1999 creo recordar) y, sin duda, fue la iglesia que más me gustó junto con la Catedral de León (gótico)
San Martíni de Frómista es una de mis construcciones románicas favoritas. Sus torres circulares son absolutamente prodigiosas y características.
Respecto a los modillones o canecillos, es muy habitual en el románico encontrarse con gargolillas y bafometos en estos elementos arquitectónicos. Yo creo que por un lado estaba el afán moralizador de «cuidadito con el Maligno que muerde» y por otro el gusto y el afán del cantero por hacer la criaturita más repulsiva de la época. No faltan los que opinan que, sobre todo en las iglesias templarias de planta octogonal (en las cuales el ábside apunta siempre al Este, a la Cúpula de la Roca de Jerusalem, por ser esta la primera y principal construcción templaria, obviamente tras haber sido templo pagano), donde el gusto por el bafomet (carita demoníaca) era entendido no como un afán de mover al respetable al miedo al Maligno, sino como un acto de pleitesía hacia este. Hay que ver… cuanto gañán…
En un programa mostraron las gargolas de una iglesia con motivos sexuales. Decia que como eran preliminares para fomentar la procreacion no era pecado.
Si te soy sincero me ha dado mas yuyu esta inglesia, que la catedral de los huesos.
Precisamente lo más fascinante de la escultura románica es que, en su función aleccionadora, era fácilmente inteligible por los habitantes de aquel entonces de forma inmediata (sin profesor) y sin embargo para nosotros no es nada obvio. No me refiero, por supuesto, a las escenitas bíblicas de los capiteles (que cualquiera con un poco de culturilla cristiana saca) sino, por ejemplo, a estos monstruos. ¿Terror del año 1000? en su mayoría son de los siglos XII a XIV ¿Dar miedo al infierno? No digo que no (eso dicen los libros), desde luego alguna función debían tener, pero aún así se me antojan lejanos y misteriosos y, como decía, perturbadores por poner de manifiesto ese lapso cultural con nuestros propios antepasados. De verdad que no dejan de fascinarme.
La capilla de los huesos de la que habla Pipistrellum es genial (pinchad el enlace), yo conozco una parecida en Roma, pero esta desde luago se lleva la palma.
Es verdad que estas figurillas son fascinantes y es difícil entender su función desde nuestra perspectiva actual. Al principio de «El nombre de la rosa», Eco hace una genial descripción de una portada llena de demonios, bestias y engendros varios y de lo que siente Adso de Melk al verla. No es más que una recreación literaria, pero sirve para hacerse una idea…
En cuanto a las iglesias macabras, yo conozco otra capilla en Évora, Portugal, con todas las paredes, columnas, capiteles, etc. forraditos de huesos humanos. En la puerta de la capilla hay una leyenda que dice «Nos osos que aqui estamos por los vosos esperamos»…
El románico es uno de mis «quiero y no puedo». No he tenido demasiadas ocasiones para disfrutar de esta arquitectura por diferencias geográficas.
Me doy un paseito por tus fotos, que son geniales.
Un besote.
Creo recordar que cuando estuve en Palencia hace unos años, al lado de una de las gárgolas de la catedral había una con forma de fotógrafo, con una cámara en la mano. Preciosa por cierto la iglesia de San Martín de Frómista
Si bien no conozco Palencia, pude ver en alguno de mis viajes buenos ejemplos del estilo Románico y sus monstruitos varios.
Yo también escuché que el fin era aleccionador, en plan: «Si no se portan bien, van a terminar como ése señor de ahí, en la boca de un bicho muuy feo». Pero lo que no deja de sorprenderme es la imaginación de los artistas que hacían ése tipo de cosas. Especialmente porque realmente creían que las cosas eran así como las imaginaban.
Lo que no vi es la catedral de huesos… voy a tener que seguir viajando, hay mucho por ver en este mundo…