Degustación de flora sahariana


Puesta de sol en Erg Chebbi
Atardecer en el Erg Chebbi

Como sabéis, hace poco que estuve de vacaciones en Marruecos, país que he tenido la suerte de visitar un par de veces. Este ha sido un viaje muy especial por varios motivos, y concretamente se han combinado dos circunstancias por primera vez en mis peripecias: ha sido un viaje botánico, y ha sido totalmente «de placer». Normalmente, si el viaje es botánico, es por trabajo y no hay tiempo de recrearse mucho, y cuando el viaje es por vacaciones, no todos los que vamos somos botánicos y naturalistas y, bueno, tampoco se puede uno recrear mucho so pena de que le llamen pesado (cosa que pasa de todas formas). En este caso, todos los viajeros éramos botánicos y no estábamos presionados por ninguna agenda más que la de hacer lo que nos gustara. Tremenda combinación. Lo que empezaba siendo una parada de cinco minutos para comprobar qué era aquel arbusto que se veía junto al camino acababa convirtiéndose en un inventario cada vez mayor, con claves, lupas y fotografías hasta que nos daban las uvas.

Podría contaros muchas cosas, pero me gustaría empezar por una brevísima invitación a una flora muy particular: la del mayor desierto cálido del mundo. Para un naturalista, la flora del Sáhara es una llamada a prestar atención a los detalles, a saber apreciar la belleza de las pequeñas cosas y a no dejarse confundir por las apariencias. Lo que a primera vista pueden parecer una matojo espinoso de vida miserable, blanquecino e inerte, puede conmover con unas flores delicadamente perfectas, un aroma penetrante o una adaptación insólita. Para las plantas, por su parte, vivir en el Sáhara es un desafío; las respuestas a la aridez extrema y a la insolación insoportable incluyen, en efecto, colores cenicientos, espinas, látex irritante, reducción de tamaños, compactación del cormo, semillas y frutos que se dispersan fácilmente por el viento o raíces profundísimas que abarcan territorios desproporcionadamente amplios alrededor de los vástagos fotosintéticos. ¿Es necesaria una sensibilidad especial para apreciar estos tesoros vegetales? Pues vosotros me diréis, pero los desiertos tienen encanto, de eso no hay duda.

Marruecos, en efecto, ofrece la posibilidad de asomarse al Sáhara. La mayor parte de los viajeros aficionados al país conocerá el valle del Ziz y el Erg Chebbi, que ofrecen una variedad de paisajes muy impactante y a la que se puede acceder sin mucha complicación. El recorrido sobre el que se basa esta degustación empieza alrededor de las gargantas del río Ziz, llegando desde Midelt, para después pasar por Er-Rachidia, llegar hasta Erfoud y desde ahí, alcanzar las arenas del Erg Chebbi, bordeándolo hasta Merzouga y tirar para el oeste, hacia Rissani y más allá, donde nos esperan otras sorpresas distintas. Nosotros tuvimos la inmensa fortuna de contar en la comitiva con una persona que se conoce Marruecos y su flora muy bien, con muchos viajes de experiencia por estos lugares. Al viajero botánico en general, y al que necesite «guía» en particular, les serán inmensamente útiles, si no imprescindibles, la Flore et végétation du Sahara de Ozenda y también la Guía de árboles y arbustos del Norte de África de Jesús Charco. Obviamente lo que se muestra a continuación es sólo un «pase de modelos» de un puñado de especies escogidas según me ha dado un poco la gana, y no es ni una selección completa ni sigue ningún criterio concreto.

Al irnos aproximando a las gargantas del Ziz, los paisajes áridos que nos rodean nos sonarán de algo. Esta es una de las características interesantes del área: para la geobotánica, a veces es como si el Estrecho de Gibraltar no existiera, y nos topamos con especies y formaciones muy familiares, especialmente si conocemos el sureste árido de la Península Ibérica (Murcia y Almería) o llanuras áridas interiores como el valle del Ebro o el del Tajo a su paso por Aranjuez. Así, en el valle del Mouluya encontraremos plantas mediterráneas capaces de aguantar la sequía, como el esparto (Stipa tenacissima), la sabina negral (Juniperus phoenicea) o la ontina (Artemisia herba-alba). Conforme más nos adentremos hacia el sur, empezaremos a ver plantas que en la España árida son raras (y que contamos por ello con orgullo en nuestra flora), pero que aquí veremos en abundancia: azufaifos (Ziziphus lotus), aulagas (Launea arborescens) y  harmales (Peganum harmala).

Ziziphus lotus

Ramilla de azufaifo (Ziziphus lotus)

Peganum harmala

Paisaje cerca de las gargantas del Ziz, con Peganum harmala en primer plano

Launea arborescens (Wikipedia)

Tras atravesar las gargantas nos encontraremos ya en la Región florística Sáharo-Síndica, y paulatinamente las especies propiamente saharianas desplazarán a las mediterráneas. La aridez se nota cada vez más y las plantas aparecen más y más separadas, o bien agrupadas en determinados enclaves.

El río Ziz es de esos que tienen por particularidad el hecho de que no desemboca en el mar, sino que su caudal, muy irregular a lo largo del año, acaba por derramarse en las arenas del desierto.

Embalse del río ziz

Río Ziz, embalsado en las proximidades de Er-Rachidia

Ya desde el principio podemos toparnos con endemismos saharianos.

Lavandula antinae

Lavandula antinae, una lavanda con aroma muy penetrante.

Convolvulus trabutianus

Convolvulus trabutianus. A primera vista esta mata espinosa puede recordar a la Launea, ¡pero se trata nada menos que de una correhuela endémica del Sáhara!

Salvia aegyptiaca

Salvia aegyptiaca. Una salvia totalmente miniaturizada que, al parecer, también está presente en Canarias.

Las sorpresas no han hecho más que empezar. Al adentrarnos aún más en el valle reconoceremos inmediatamente a un conocido y espectacular endemismo del noroeste del Sáhara: la planta piedra.

Paisaje con planta piedra     Fredolia aretioides

Fredolia aretioides

Fredolia aretioides, la famosa planta piedra. se trata de una quenopodiácea que crece en almohadillas compactas que se llenan de arena, adquiriendo el aspecto y la dureza de… eso, de una piedra.

Y la fiesta sigue…

Gymnocarpos decander

Gymnocarpos decander. Esta matilla parece engañarnos a primera vista: recuerda a una quenopodiácea, pero sus pequeñas flores rojas nos sacarán del error: se trata de una cariofilácea típica del Sáhara, aunque presente también en algunas zonas de la Región Mediterránea.

En las hamadas (mesetas rocosas) encontramos una flora propia con algún componente más que insigne.

Vistas del valle del Ziz

hamada junto al Ziz

Concretamente se puede ver una compuesta que llega a crecer bastante: Waironia saharae, perteneciente a un género de afinidades tropicales interpretado como un relicto que ha permanecido en el Sáhara como testimonio de un clima mucho más benigno en el pasado.

 Waironia saharae
Capítulos de Waironia saharae

Otro entorno característico son los oueds, cauces de agua secos la mayor parte del tiempo, donde la flora puede ser algo distinta. Como es previsible, a menudo incluyen también palmeras datileras (Phoenix dactylifera) o tarays (Tamarix spp.).

Populus euphratica

El chopo del Éufrates (Populus euphratica), de hoja muy característica. Aparece en oueds y también junto a cauces más estables de ríos e incluso llega al desierto arenoso.

Citrullus colocynthis

Citrullus colocynthis, que también está presente en el sureste ibérico

Zilla macroptera

Zilla macroptera, una crucífera espinosa con extrañísimas silicuas aladas, que el viento se lleva con facilidad.

La siguiente parada es el reg, el desierto pedregoso. El viento se ha llevado casi toda la arena dejando roca desnuda y piedras con características formas aplanadas y tonos oscuros. En la desolación más absoluta, apenas hay plantas, y las que sobreviven se encuentran en realidad en un paisaje frágil, lentamente moldeado, que puede tardar mucho tiempo en recuperarse de una perturbación.

Reg cercano a Merzouga

El reg entre Erfoud y Merzouga

Resulta sorprendente que en lugares como este no sólo haya vida, sino incluso algunos árboles en determinados lugares.

Acacia tortilis

Acacia tortilis, ¿Qué sería África sin las típicas acacias?

Calotropis procera Calotropis procera

Calotropis procera. Llamativa asclepiadácea de hojas enormes que hacer pensar… «¿Qué hace una planta como tú en un sitio como este?»

Por último, llegamos al erg, o desierto arenoso. Quizá el mar de dunas vivas de arena sea la imagen del desierto por antonomasia, pero en realidad corresponde sólo a determinadas zonas del Sáhara. En Marruecos hay uno relativamente pequeño, el Erg Chebbi, de sólo 22 km de largo, pero los hay inmensamente más extensos.

Dromedario

Llegando al Erg Chebbi

Los ergs son sin lugar a dudas un ambiente excepcional. Plantas y animales viven adaptados a un ambiente que cambia continuamente, inestable por definición. Las madrigueras son perecederas, los niveles de arena suben y bajan y no hay referencias estables. La vegetación se acumula en los bordes, donde además puede haber afloramientos de agua procedente de la arena. A las palmeras, tarays y chopos del Éufrates se añaden algunas rarezas.

Zygophyllum gaetulum

Zygophyllum gaetulum, de hojas suculentas y compuestas por dos foliolos.

Pero también hay varias plantas capaces de vivir directamente sobre la arena desnuda…

Erg Chebbi

Aristida pungens (en primer plano), una de las gramíneas psammófilas de las dunas. Sus raíces llegan a extenderse a gran distancia para aprovechar cada gota de agua que llegue a esta arena.

Molkia ciliata

Molkia ciliata. Boraginácea superviviente de las subidas y bajadas de la «marea» arenosa.

Llegado este punto, toca dar media vuelta, no nos vayamos a perder. El Erg Chebbi es un lugar estupendo para poner el aislante y dormir bajo las estrellas. A no ser, claro, que te llueva en el desierto a las 5 de la mañana, pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

25 comentarios en “Degustación de flora sahariana

  1. ¿Azufaifos en Cádiz? Anda, pues primera noticia que tengo. Creía que en Europa eran sólo murciano-almerienses. ¿Crecen plantados en las huertas por algo o son silvestres? ¿Estamos hablando del mismo «azufaifo»?

  2. Pingback: Enlaces yuriesféricos del 04/06/2012 | La Yuriesfera

  3. Enhorabuena por esta entrada, una amiga me ha recomendado que le eche un ojo, y no se ha equivocado para nada, tremendamente interesante. Nosotros somos un poco más de aves y herpetos, pero básicamente porque las plantas se nos quedan grandes. Hace poco vinimos de pasar 10 maravillosos días buscando bichos por aquellos lares, pero para el próximo viaje, me llevaré estudiada esta entrada (…guardando en favoritos…). Tack så mycket. Un saludo.

  4. Daniel: no recuerdo ese que dices en concreto, pero me llamó la atención ver anunciado el de Alí el Cojo, toda una institución de Merzouga, que sigue pululando por allí al menos desde 2004.

    Alfredo: los herpetos se nos dieron un poco mal. Vi un lagarto de cola espinosa, pero no pude fotografiarlo, por desgracia, y las lagartijas de arena igual. Las aves se dieron mejor (collalba negra nubia y de Brehm, alondra cornuda sahariana, colirrojo diademado, etc etc), la verdad es que Marruecos es un paraíso de naturalistas. ¡Un abrazo!

    Tebol-a: claro, tú estarías como en casa en la entrada de las gargantas, pero a poco que te adentraras en el desierto también habría novedades para ti, jejeje.

    jmongil: pues ahora que lo dices…

  5. Cope, rara era la huerta Andaluza que no tuviera Azufaifos…, (y si! hablamos del mismo Ziziphus lotus), ahora bien, no encontrarás en Cádiz uno en estado silvestre, yo siempre los he visto asociados al hombre que los ha cultivado de manera marginal «alaverita» de los pozos y albercas» por sus pequeños frutos (muy apreciados en el sur).

  6. Maravilloso país, yo tengo la intención de ir muchas veces en mi vida, y si puede ser a disfrutar de su naturaleza mejor. Yo, en vez de a plantas, igual iría más a reptiles y aves.
    Por cierto, habéis hablado de azufaifos,en Huelva les llamamos azofaifo y en el huerto de mi padre hay uno, se lo dio un amigo. Ha estado a punto de perderse pero bueno se está intentando que en pequeñas huertas se mantenga, sin planes de ningún tipo, boca a boca funciona la cosa.

  7. Qué pasada Rafa. Siempre que me hablan de Marruecos los colegas me viene a la cabeza la imagen de pillarse una casa en la playa por cuatro duros y estar todo el día con una cachimba y tomando té, pero no suelo pensar en lo que (supongo) habéis hecho, alquilar un todo terreno y casi, literalmente, perderse. Menudos paisajes.

  8. Qué bien! este viaje lo tengo apuntado como pendiente, ir a visitar el Antiatlas y bajar al Sáhara, ahora me apetece aún más!
    La calotropis procera la he visto mucho por Canarias y Cabo Verde, dónde se considera introducida. No sabía que se distribuía en el Sáhara occidental, qué curioso, ahora me apetece mirar de dónde viene, porque da que pensar a posible dispersión, sobre todo en Fuerteventura, pero vamos, ni idea! qué planta más curiosa para el desierto!

  9. Aunque algo tarde, te dejo un comentario para agradecerte la entrada. Como sabes, hemos estado en Marruecos esta semana pasada y, por supuesto, nos llevamos esta entrada impresa, que rápidamente se convirtió en «La guía de Rafa». Nos vino muy bien, aparte de las acacias, datileras, tamarindos y chopos que podíamos conocer nosotros pudimos encontrar e identificar sin problemas la Calotropis, la planta piedra, azufaifo, Launea, Zilla… Imáginate lo que has conseguido: 4 forestales buscando hierbajos, dónde se ha visto!

    Luego, más al norte, en Azrou, ya estábamos más en nuestro terreno, y vimos algunos impresionantes bosques de cedro con quejigo andaluz, encina, alcornoque, juniperus phoenicea, Crataegus laevigata… Pero eso es otra historia y merece ser contada en otra ocasión.

    En definitiva, que gracias por la guía!

  10. Ey, menos mal que has comentado. Con todo el lío del traslado y la vida yanqui se me olvidó por completo vuestro viaje. Qué tonto fui, tenía que haberos pasado mis notas, para que pudiéseis ver más plantas (y no sólo esta selección), aunque bueno, quizá fuese mejor así, jajaja. Estoy seguro de que Jaime recordaba perfectamente las Calotropis y las Acacia tortilis, que las teníamos bien recientes. De haber estado lúcido al menos os habría dicho dónde encontrar las Waironia, que son una pasada y son fácilmente localizables, pero bueno, me alegro de que viéseis la planta piedra, porque si te pasas la zona ya no la vuelves a ver.

    ¿Qué recorrido hicísteis al final? Marruecos, ¡Qué país! ¿eh?

  11. Tranqui, para aficionados a la botánica «nivel usuario» con la selección ya tuvimos suficiente, al menos sabíamos qué buscar! Si, ya comentó que las Calotropis y Acacias eran las de Etiopia.

    Al final hicimos Ouarzazate-Zagora-M’hamid por el Valle del Draa y volvimos a desandar el camino hasta Ouarzazate para luego avanzar hacia el este por el Dades y Todra (al final no subimos hasta Imilchil) y de allí bajar a Rissani, Merzouga y Erg Chebbi. Después todo hacia el norte, remontando el valle del Ziz hasta Midelt, Azrou e Ifrane (donde estuvimos a punto de no poder llegar, cayó una nevada de escándalo). Para acabar, volvimos a Marrakech por la vertiente norte del Atlas (Khenifra, Beni-Mellal), desviándonos para ver las cascadas de Ouzud y otras que ahora no recuerdo cómo se llamaban.

    Un viaje muy guapo, la verdad, y aunque en esta época hace un frío bastante considerable, también estábamos solos en la mayor parte de los sitios, lo cual tiene su punto. Igual me animo un día de estos a escribir algo sobre el bosque de cedros!

  12. Mi más sincera enhorabuena por tan excelente blog. Idem por tus conocimientos botánicos. En mi blog sobre fotografía de naturaleza y viajes, he etiquetado una planta que fotografié en el erg Chebbi como «Astragalus gombo», y creo que no estoy muy convencido. la flora sahariana es algo complicada para mi, porque no encuentro buenos referentes para documentarme. Vengo del mundo de las aves, y me estoy aficionando a la herpetología y a la flora (soy un admirador de la Moringa oleífera).
    Mi blog es http://tomaspegil.blogspot.com.es/ y la entrada donde tengo la duda es la 5.- ERG CHEBBI > TAOUZ.
    Vaya mi agradecimiento de antemano, independientemente del resultado.
    Saludos
    Tomás Pérez
    Murcia (España)

  13. Pingback: La naturaleza de Etiopía contada para europeos (2/5). Valle del Omo y alrededores | Diario de un copépodo

  14. Muy interesante la entrada, me ha encantado.

    No sabía que la aulaga fuera rara en España. Por donde vivo hay muchas (en un pueblo de Huelva cerca de Doñana).

  15. Después de investigar un poco, veo que estaba confundido con lo de la aulaga. Aquí llamamos aulaga a otra planta (¿Ulex parviflorus?).

  16. En Emitatos Árabes flipé el año pasado con la cantidad de Calotropis que había en muchos lugares, cosa que también me sorprendió mucho a pesar de haberla visto ya bien extendida en el Sáhara marroquí y en Fuerteventura. UN saludo!

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