La trágica historia de Lucho

Los más viejos del lugar recordaréis un post antiguo en el que hice un … er… comentario de texto sobre un cómic de la Iglesia Evangélica que intentaba ridiculizar la evolución mediante «poderosos argumentos». Acabo de Leer «El espejismo de Dios«,de Richard Dawkins, un libro interesante que comentaré próximamente, y quizá por ello estoy bastante sensibilizado con la presión religiosa que se vive en Estados Unidos, origen de los «tratadillos» esto. Por este motivo me acordé nuevamente de la página y después de darle un repaso creo que bien merece la pena como recuerdo de cómo se las gastan los fanáticos del cristianismo por allí (Ratzi a su lado es un corderito) echad un vistazo a otro cómic. Como podréis comprobar si visitáis el enlace, la página pone a disposición de cualquiera que los necesite muchos tratados didácticos, utilísimos para convertir al Amor de Jesucristo a vecinos, amistades y compañeros del trabajo y salvarles así del fuego del infierno y de falsas religiones como el Islam, el Judaísmo o el Cristianismo Católico por el bien de sus almas y… perdón… ¡ya!, es que me estaba saliendo espuma por la boca. Dichos tratados vienen presentados de las siguiente manera:

Por 42 años los ganadores de almas en todo el mundo han usado los tratados Chick para evangelizar, porque ¡A TODOS LES GUSTAN LOS TRATADOS CHICK! Cada tratado capta la atención del lector, luego le presenta el evangelio con claridad, y termina con una invitación para recibir a Cristo. En los Estados Unidos cada tratado cuesta $0.15, o $3.75 por un paquete de 25 tratados (dólares EUA).

En concreto he elegido una historieta muy reciente (2007) que es excelente para orientar a los padres sonbre cómo educar a sus hijos. Muchísima atención a la solidez argumental, la tensión y el dramatisamo de los acontecimientos y a su verosimilitud ¡Bizarrismo espiritual en estado puro! Que lo gocéis.

¿CUENTOS DE HADAS?

Comienza la historieta. Estamos en una prisión, donde se va a ejecutar a Lucho Garcés «El Monstruo». La expectación es absoluta, medios de comunicación, los sufridos padres… pero ¿quién es realmente ese hombre? ¿Cuál fue su pecado? Retrocedamos unos cuantos años…

Lucho era en su día un dulcísimo infante. Aquí le vemos en una escena tan familiar como es la pérdida de un diente de leche. La madre parece buena también y tiene un detalle con él instándole a que done el diente a un hada (el equivalente al Ratoncito Pérez). Parece que la madre obra bien pero… ¿es así en realidad?

Eso es, educando al nene en la cultura capitalista. Nótese cómo el feliz Lucho sueña con el hada que lleva una bolsita con el símbolo del dólar. Enternecedor. Pasemos a otro capítulo de la vida de Lucho.

Es Navidad, y ante la promesa del padre de Lucho para ir a ver a Papá Noel, éste recoge inmediatamente la habitación como chaval avispado que es, demostrando así su bondad moral. Importantísimo el detalle de la radio: puede que engañes a tus padres sobre tu conducta, pero Él sabe si eres bueno o no. La tensión psicológica del relato nos oculta aún a quién se refiere esa canción radiofónica (pista: empieza por «Je» y termina por «sucristo»).

Lucho lo flipa con Papá Noel. Sus papás empiezan a descubrir que Lucho tiene un mundo de fantasía quizá demasiado intenso, pero claro, ninguno se atreve a decirle nada al niño, que es colmado de regalos.

Siguiente escena: Pascua. Lucho lo vuelve a flipar y ya no distingue realidad de ficción: confunde a Frank, de Donnie Darko, con Jesús. empezamos a ver que el chaval va mal debido a las pésimas influencias de sus padres.

Primer suceso trágico (ojo, «el día que cambió a Lucho para siempre») mucha atención al contecimiento: unos malvados compañeros de Lucho le dejan en evidencia porque ya tiene 8 años y aún cree en Papá Noel. A Lucho le llevan los demonios (nótense a las llamaradas de odio que le salen) y amenaza de muerte a sus compañeros. Tras una poética elipsis vemos cómo comunican a la mamá de Lucho que… ¡Está detenido!

El dramatismo de la situación es realmente terrible. Descubrimos horrorizados que el joven y cándido Lucho ha matado a sus compañeros porque le dijeron que Papá Noel no existía (ergo, sus padres eran unos mentirosos). El pobre niño-terrorista, atado en la cama de un hospital, se debate entre la cordura y la psicosis porque sus padres le hicieron creer en seres que no existen y ahora corre el riesgo de creer también que Dios y Jesús también son cuentos de hadas. Terrible y conmovedor.

¡Lucho está perdido! Vemos en su rostro desfigurado que se ha dejado llevar por la locura (el artista gráfico, que está en todo, aún mantiene el hueco del diente por el que comenzó la espiral de perdición para nuestro protagonista). Trasladan al niño a un centro de menores donde…

Lucho estrangula a una nueva víctima, es llevado a juicio donde ¡amenaza al propio juez! Ahora vamos entendiendo cómo se ganó su apodo, realmente es un pequeño monstruo. Fijáos bien en cómo el que hasta hace unos meses era un niño encantador ya se ha desfigurado externamente mostrándonos su verdadera naturaleza diabólica.

Dos años después se nos presenta a un nuevo personaje: el capellán Lorenzo. En su sonrisa y su mirada vemos que es una persona buena, iluminada por la Gracia Divina y dispuesto a salvar el alma de cuantos pecadores pueda ¡incluso desafiando al poder terrenal del alcaide! Lorenzo habla con Lucho y su afroamericano compañero de celda. Sólo la mención de Jesús hace que de Lucho salgan rayitos de odio, fijáos, pero a Lorenzo no le importa, como buen santo que es. Inmediatamente comienza el rollito evangelizador que siempre sale en las últimas viñetillas de los tratados estos y que provoca rechazo en nuestro protagonista.

El argumento de Lorenzo es tan racional como citar la Biblia una y otra vez, recurso que como todos sabemos es capaz de convertir inmediatamente al mismísimo Kant. La siguiente viñeta no tiene desperdicio, es una enumeración de gente malvada, aborrecedores de Dios y culpables de la crucifixión de Jesús. Ea, gentuza que no sabe apreciar que por ellos también murió el Salvador, a saber: musulmanes (por supuesto, con una daga en la mano y cara de mala hostia), después hay un señor que no se sabe muy bien qué es, pero que definitivamente tiene un signo pagano en la frente. En todo caso tiene cara de muy mala leche también, y eso es señal evidente de anticristiandad en estos cómics, lo sigue quizá un militar comunista chino, después ¡una bruja! ¡Sí, es una genuina bruja con sombrero de pico!, una abuela que se manifiesta, no contra la financiación de la Iglesia o contra las bodas de maricas sino ¡contra la oración! y finalmente un señor con gorro de explorador que, ajuzgar por el hueso que sostiene se trata de un paleontólogo intentando mancillar la palabra de Dios con uno de esos molestos fósiles. Esta viñeta de verdad que merece un premio.

Pues eso, rollete evangelizador de turno. El amigo Jamal recibe la palabra de Jesús, oró con el capellán y «fue salvo» («Sería tonto si le dijera que no», glorioso argumento), renunció a intentar huir de la cárcel con la tropilla de Maiquel Escófild, se le liberó tres años después cuando cumplió su condena por quemar iglesias y tuvo una vida feliz, pero Lucho se mantuvo firme en su postura traumatizada y abofeteó a Jesús (joooooder)…¿Qué pasó con él?

Pues que no abandonó la espiral de autodestrucción y llegó a currárselo tanto que ¡su retrato aparece junto al del mismísimo Bin Laden! ¡A tomar por culo! ¡Qué crack este Lucho! ¿Qué coño hizo? ¿Poner un petardo en la Estatua de la Libertad? ¿Sodomizar a George Bush? Francamente impresionante lo lejos que puede llegar un niño que adora falsos ídolos y que es inducido por sus padres a creer en Papá Noel. Fijáos bien en la cara que tiene ya, totalmente demacrado, sin esperanza. El el último momento vuelve a encontrarse con Jamal (ojito al emotivísimo recurso argumental; Jamal regresa y nunca dejó de orar por el alma de Lucho, es para echarse a llorar de la emoción) ¡Él sí aceptó la salvación de Jesús y mírale ahora que bien vestido y qué guapetón que va! ¿Veis niños la diferencia entre lo que está bien y lo que no? Y Finalmente llegamos al esperado final: Lucho es ejecutado y llevado ante el Señor, que lo rechaza de su lado y lo manda al infierno.

¿Que se te queda mal cuerpo después de leer esto? ¡No pasa nada! ¡Aún estás a tiempo!

Pues sí amiguitos, esta es la cruda realidad de los Evangelistas. Una de las cosas en las que Dawkins más incide en el libro que nombraba más arriba es la injusticia que se comete al etiquetar a los niños. Decir que este es un «niño cristiano» o un «niño judío» debería ser equivalente a decir que tal niño es marxista o del PP. Pero claro, a ver qué religion renuncia a la instrucción infantil, con lo rentable que resulta aprovecharse de la maleabilidad y credulidad de los niños y lo efectiva que es. En fin… trágico y lamentable.

Si queréis regodearos un poco más por la galería de los horrores no os privéis; todos y cada uno de los «tratados» son similares a este o muchísimo peores y cada uno encontraréis uno adecuado a vuestra situación: crédulos de la ciencia, fiesteros que se dejan arrastrar por las drogas y el sexo, sodomitas, seguidores de falsos dioses y de falsas religiones, etc etc no tienen desperdicio.