El largo, largo camino a los Apalaches


Si te gusta caminar, Estados Unidos es un buen país. También lo es si te gusta Kafka, las armas o el surrealismo aplicado a la vida cotidiana, pero si disfrutas de largas caminatas por el campo, en yanquilandia encuentras todos los senderos y rutas que puedas imaginar, perfectamente señalizados, bien cuidados y mantenidos, asociaciones de senderismo, guías, grupos, facilidades etc. Ya se sabe que es gente a la que le gusta mucho cuidar lo suyo.

Como para todo hay clases, (incluso para los senderos), supongo que si hubiese que destacar algunos senderos a pie (no me valen aquí las carreteras asfaltadas famosas) del país, la gente que entiende nos saldría con la triple corona del senderismo en EE.UU., a saber, el de la Cuerda del Pacífico (4300 km), el de la Divisoria Continental (5000 km) y el de los Apalaches (3500 km). No es que los europeos tengamos mucho que envidiar al respecto: algunos de nuestros grandes recorridos superan los 10.000 km, pero hoy toca hablar de aquello que hay al otro lado del charco, al menos para empezar.

La triple corona del senderismo estadounidense

Concretamente me apetece hablar del último de ellos, el Sendero de los Apalaches (Appalachian Trail), porque salió hace poco en la prensa por un motivo curioso del que hablaré luego, y porque (qué le vamos a hacer) me trae muchos recuerdos.

Mapa del Sendero de los Apalaches (fuente)

 

The Appalachian Trail

Otoño en Vermont Cima de Table Rock

Fotos de 2008 y 2009 de lo que se puede ver por el «Appalachian Trail» a su paso por Vermont y Maine. La primera vez nos costó mucho dar con él, porque a pesar de que uno se espera algún tipo de calzada de losas amarillas, al final es un humilde caminillo. Impresiona pansar que son más de 3000 km de recorrido ininterrumpido.

Como su propio nombre indica, el Sendero de los Apalaches (izquierda) recorre longitudinalmente la cordillera homónima. Los Apalaches son una cordillera extensa en longitud, alargándose desde Terranova hasta Alabama, pero muy modesta en altitud (tan sólo 2040 m. de cota máxima), pese a lo cual merece un gran respeto al ostentar el honor de ser una de las formaciones montañosas más antiguas de nuestro planeta. De hecho se piensa que en el Ordovícico constituía el macizo montañoso más alto de la Tierra, superando al Himalaya actual, y atravesando una gran parte de Pangea.

La parte de los Apalaches que aparece en las fotos es la más septentrional, a su paso por Nueva Inglaterra, lo que se conocen como las «White Mountains» y las «Green Mountains«, en gran parte constituidas por rocas metamórficas (concretamente gneises) procedentes de la orogenia caledoniana (en amarillo en la imagen inferior). Sin embargo, la zona más conocida de los Apalaches corresponde a la de sus dos tercios meridionales, que se formaron durante la orogenia hercínica.

Unidades geológicas de los Apalaches (fuente)

La geología de esta zona es completamente distinta, ya que en su parte central consiste en una sucesión de estratos sedimentarios muy antiguos, a menudo afectados por distintos tipos de metamorfismo, que se plegaron intensamente durante los procesos orogénicos del pasado, formando series de anticlinales y sinclinales. La erosión diferencial de los distintos estratos han originado un paisaje muy característico de crestas alomadas y valles poco profundos (Ridge & Valley) que da nombre a la región (arriba en en gris oscuro).

Paisaje típico de cresta y valle de los Apalaches en Tennessee

Por cierto: biológicamente, esta región de los Apalaches es interesantísima, ya que en el interior de los valles se generan a veces condiciones microclimáticas favorables para que penetren especies de plantas y animales de carácter neotropical.

La cosa es que este tipo de relieve de crestas y valles alineados es tan característico que incluso recibe en geología el nombre de «relieve apalachiano«.

Relieves apalachianos típicos (click para ampliar)

Estructura de los relieves apalachianos de cresta y valle (fuente)

Pero si algo le ocurre a la geología es que no entiende de fronteras, y este tipo de relieves y paisajes pueden encontrarse en todo el mundo, por ejemplo, en nuestro lado del Atlántico. ¿Dónde buscar?

A muchos de vosotros os habrá sonado familiar lo de la orogenia hercínica. Toda la parte occidental de la Península Ibérica tiene precisamente un origen hercínico, que además se remonta a un tiempo en el que el Océano Atlántico no existía y todos los continentes actuales estaban aún reunidos en la gran Pangea.

Durante la orogenia hercínica, el oeste de Europa y el Este de Norteamérica sufrieron los mismos procesos de orogénesis, separándose mucho tiempo después (fuente)

Por eso no deja de tener su gracia el hecho, no ya de que haya paisajes apalachianos en el Viejo Mundo, sino que éstos sean además sincrónicos con los de los propios Apalaches centrales. Por ejemplo:


Vistas desde el castillo de Monfragüe

Relieve apalachiano en la zona de las Villuercas y el Parque Nacional de Monfragüe (Cáceres), el ejemplo más paradigmático

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Sospecho que esta zona de sierra Morena, al sur de Puertollano, tiene una historia parecida (foto)

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Al igual que esta zona de Marruecos (foto)

Biológica y antropológicamente, en muy poco se parecen los valles de Tennessee, Las Villuercas y las estribaciones del Sáhara, pero ¿No es impresionante que la Tierra nos recuerde de esta forma tan espectacular el origen común de todos estos paisajes de cresta y valle? Algo así deben estar pensando unos senderistas americanos, ya que recientemente leíamos en la prensa que hay un proyecto para continuar el Sendero de los Apalaches hacia sus hermanos geológicos del este del Atlántico. En realidad ya hacía tiempo que el sendero internacional de los Apalaches alcanzaba tierras canadienses hasta la isla de Terranova, pero ha sido a partir de 2010 cuando la IAT (International Appalachian Trail) ha incluido a Groenlandia y a Escocia en el proyecto, que planea alcanzar hasta Marruecos en el futuro. El sendero no incluye sólo las zonas de relieve apalachiano, sino también las afectadas por la orogenia caledónica, que quedan al norte.

¿El futuro Sendero de los Apalaches? ¡Quién tuviese tiempo y medios para poder recorrerlo entero!

La idea de senderos geológicos transcontinentales me ha parecido estupenda. Son iniciativas educativas y baratas, y total, por imaginar no cobran ¿Qué otras ideas se os ocurren? Yo dejo aquí un par más:

Sendero geológico internacional «Costa del Mar de Tetis»

Efectivamente, recorrería las regiones costeras de este mar desaparecido del que el Mediterráneo es un último reducto. Se podrían reconocer formaciones sedimentarias equivalentes en puntos muy distintos del mundo donde podríamos ver los fósiles de las mismas especies, que en su día compartieron este mar.

Sendero geológico internacional «Ecuador de Pangea»

Que se extendería por las tierras aún emergidas de lo que era el ecuador de nuestro planeta allá por el Triásico. Igualmente encontraríamos una sucesión continua de faunas fósiles que en su momento estuvieron en contacto.

Esta entrada es la contribución de Diario de un copépodo a la primera edición del Carnaval de Geología, propuesta por Nahúm y que necesita un empujoncito para ver si la cosa cuaja.

17 comentarios en “El largo, largo camino a los Apalaches

  1. El sendero geológico internacional «Costa del Mar de Tetis» ya está en marcha… juntando un par de senderos europeos, concretamente el E4 y el E7 se puede llegar desde Tarifa a Grecia por tooda la costa mediterránea. Como dices ¡quien tuviera medios y tiempo!

  2. ¡Has sacado algo de cerca de mi tierra! La mitad de mi familia es de Puertollano :)

    Efectivamente, la zona sur de Ciudad Real fronteriza con Córdoba se caracteriza por un relieve de sierras y valles paralelos. El más ancho es el valle de Alcudia, entre Sierra Morena (al sur) y la Sierra de Calatrava (al norte). En la Sierra de Calatrava –lo que más he pateado– hay algunos afloramientos de pizarra ordovícica y varias zonas volcánicas. ¿De dónde salieron? ¿Acaso en aquella época la gran cordillera paleoApalache tenía volcanes, como los Andes?

    Cuando me jubile (a los 102) aprovecharé para hacer la carrera de Geología.

  3. Pingback: Tweets that mention El largo, largo camino a los Apalaches « Diario de un copépodo -- Topsy.com

  4. Qué prolijidad de exposición y qué buena concatenación, si puede llamársele así.
    Es usted tremendo, Copépodo… o un tremendo copépodo, como más le guste.
    Gracias.

  5. Kresala: ¡ya sólo falta estirarlo al Himalaya!

    Iván: pues creo que sí, que esas pizarras y cuarcitas a lo apalachiano son las mismas que las de las Villuercas y por lo tanto, las hermanas de las de los Apalaches. Lo de los volcanes ya no lo sé, a ver si se pasa algún geólogo y nos ilumina.

    Pancho: bueno hombre, gracias, tampoco es para tanto.

  6. ¡Que endibia!
    ¡¡¡Me ha encantado tu post!!! Los Apalaches son bonitos hasta por satélite… no me quiero imaginar en persona… jajaja
    Muchas gracias por el post, de verdad, así has animado al carnaval… ¡si es que lo que necesitamos es gente echá pa’lante como tú! :D

  7. Mi querido amigo, no me voy a andar con rodeos y le voy a dar mucho menos de lo que usted merece: Premio ED a la Excelencia en la Divulgación Científica.

    Gracias por trabajos como este.

  8. Qué de mundo ha visto usted, para ser un diminuto invertebrado… y siempre dando envidia, qué ascazo.

    Me fascina cómo encaja la historia geológica de todo el planeta, cómo se repiten las estructuras y toda formación roco-montañosa adquiere explicación y sentido cuando se piensa en la constitución geológica de la Tierra. Y por si fuera poco, luego están los fósiles… sin quererlo, todo nos lleva de nuevo al tema clave, único, superior de todas las disciplinas científicas… EVOLUCIÓN!!

  9. Muy interesante lo de los senderos geológicos, nunca los había oído, y eso que soy aficionado a la geología, y a salir a andar por el monte.

    Por cierto, en el ecuador del Triásico pocos fósiles encontrarías, dado que muchos, sobre todo en el interior de Pangea, eran un desierto. Por lo menos los lugares que conozco yo del Triásico son de arenisca sin ningún tipo de fauna fósil.

    Enhorabuena por el post
    ¡Un saludo!

  10. Nahúm: no me puedo creer que sea la única contribución al carnaval de geología.

    César: me abruman tus reconocimientos, muchas gracias, me contento con que te haya gustado.

    DrLitos: Ya ves, qué pesado soy. ¿A ver si es que la verdadera vocación de este bloj van a ser los viajes?

    Jciczgz: también son nuevos para mí, pero la idea es seductora. Sobe los fósiles del triásico: ya ves que yo de geología, regulín. ¡Saludos!

  11. Pingback: I Carnaval de Geología | Un geólogo en apuros

  12. Menudo viaje, Rafa, ¿sabes que se me han puesto los pelos de punta? Verás, esas montañas que señalas justo al sur de Puertollano… se alcanzan a ver desde mi casa. Y vivo a 70 km. Apenas se ven, son solo una tenue silueta en el horizonte, pero es exactamente en ellas donde cada 21 de Junio se pone el sol, visto obviamente desde mi pueblo. De hecho, hasta que hace unos años no apareció el maravilloso Google Earth no hubo huevos de concretar exactamente que picos eran aquellos, simulando una puesta de sol di dicho solsticio. Desde pequeño para mi tenían un significado trascendente, pues es el punto más alejado que conseguía alcanzar mi vista, y por lo tanto el símbolo de todo lo que se encuentra más allá. Y ahora me dices que están directamente relacionados, ni más ni menos, que con los Apalaches. Los pelos de punta, Rafa, los pelos de punta.

  13. Vaya, qué casualidad. Pues me alegro mucho de que te hayan tocado tan de cerca los Apalaches, ¡Quién sabe si algún día podrás ver las montañas parecidas que hay al otro lado del charco!

  14. Hola a todos, soy la Coordinadora y Presidenta del Sendero Internacional de los Apalaches en España. Os dejo el blog donde podeis ver todas las noticias. Estoy en contacto directo con el IAT, por si necesitais algo.

  15. Pingback: Premio ED | Experientia docet

  16. Pingback: Traspasando el límite del bosque en las White Mountains – Diario de un copépodo

  17. Pingback: La vuelta al Muro | PacmanRunner

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