Despropósito a Gran Scala

Amigos del blogoplancton: la bajeza humana nunca deja de sorprenderme.

Una de las cosas que más me gustaron del gobierno PetaZeta fue la paralización del Plan Hidrológico Nacional, del trasvase del Ebro, de la construcción de más y más embalses y en definitiva de todo aquello que representa un uso insostenible de los recursos, megalómano en su planteamiento, demagogo en su publicidad y especulador en cuanto a sus verdaderos objetivos. Aquellos días corrieron ríos de tinta de contraexpertos que se llevaban las manos a la cabeza porque el experto del PP había dicho que el agua que el Ebro echaba al mar era agua despediciada. Se hablaba de desarrollo sostenible, y de un montón de palabras ecomolonas que a los biologuillos de la facultad nos provocaba erecciones de gusto. Los dirigentes aragoneses, muy suyos, clamaban al cielo por que el Ebro, el Padre Íber, se mantuviese como está, por lo que es para ellos y para todos, por las garcetas del Delta y por la Pilarica. Los murcianos y levantinos en general, por su parte, empezaron con aquello del Agua para todos que todavía no se les ha caído de la boca, pero ya no importaba porque finalmente los sabios aragoneses habían salvado de la desecación al Ebro y de esos espekuladores solo querían el agua para campos de golf en medio del desierto murciano. Para coronar el triunfo, Zaragoza acogería en 2008 una exposición internacional dedicada al agua y su uso sostenible.

Sin embargo, ¡Oh campos de soledad, oh mustios collados! Unos años después nos encontramos con Gran Scala. Gran Scala es un megaproyecto nunca visto en nuestro país que pretende perpetrar por segunda vez y a escala ibérica lo que pasó con Las Vegas: 2025 hectáreas, 32 casinos, 70 hoteles, 200 restaurantes, 5 parques temáticos, campos de golf, hipódromo y una plaza de toros, todo ello en mitad de un exhuberante jardín, como podemos ver:

Proyecto Gran Scala. Vista general y detalle de uno de los parques temáticos

Como ya sabréis este montruoso despropósito rebosante de verdor se va a construir (¡tachaaaaan!) en el desierto de los Monegros, quintaesencia del aragonismo. Increíble. Increíble es el nivel de hipocresía y de bajeza que puede caber en el cráneo de los políticos. No soy precisamente ingenuo, en ningún momento me creí que fuesen principios de sostenibilidad los que empujaban a los socialistas, españoles en general y aragoneses en particular, a impedir el trasvase, pero la verdad es que me sorprende la facilidad con la que estos especímenes pasan de decir una cosa a hacer la contraria con tantísima desvergüenza y descaro. Pequeñas actuaciones separadas habrían llamado menos la atención, pero no, los que criticaban los campos de golf en el desierto murciano darán su beneplácito en nombre del progreso a esta barbaridad significativamente mayor que cualquiera de las ya existentes, como Terra Mítica, Marina d’Or o Polaris World. El agua del Ebro que cae al mar no se desaprovecha de esta forma, y todo queda en casa.

Comparación de áreas (misma escala) entre algunos de los pináculos del progreso y del desarrollo sostenible en España. Nótese también el buen gusto y el glamour a la hora de nombrarlos.

¿Cómo se puede tener el morro de comenzar las obras de esta basura, de esta… MIERDA unos días después de que acabe la Expo2008 sobre sostenibilidad sin que a nadie se le caiga la cara de vergüenza?

A nivel personal detesto este tipo de forma de entender el ocio, y no sólo por motivos conservacionistas. Los parques temáticos, los campos de golf o las megaurbanizaciones son auténticos templos del consumismo y del ocio derrochador que sólo pueden permitirse un puñado de personas. Trato humano pastoril: el rebaño y su dinero, el derroche por el derroche, el elitismo, precios exorbitados, colas y aglomeraciones.

Cada uno puede hacer con su ocio lo que le salga de ahí mismo, pero es que sí que hay motivos objetivos por los que evitar estos sinsentidos. Este atentado contra el sentido común no debería existir en ningún sitio, pero es que además ¿Por qué los Monegros? Los Monegros no son las graveras del Henares ni los eucaliptares gallegos (que ni por esas). Los Monegros representa sin ninguna duda un entorno biogeográfico insustituible; su deterioro constituye una pérdida permanente e irreversible. Parece un secarral más, pero no lo es y hay criterios para considerarlo así. El problema de este país es que aún no se ha aprendido a considerar el entorno natural como un patrimonio, sobre el que tenemos una responsabilidad, al igual que la tenemos con las cuevas de Altamira o el acueducto de Segovia. Que la gente no sepa apreciar el valor que tiene es irrelevante, son los profesionales del sector (biólogos, ambientólogos y demás) los que deben establecer el valor del patrimonio y sus criterios deberían respetarse, que para eso les hemos pagado la carrera. La sola circunstancia de que se plantee una evaluación de impacto ambiental de Gran Scala (como si se dudara del veredicto) resulta histriónica, pero por desgracia ya sabemos lo que acaba pasando siempre. Los dirigentes aragoneses, tan sostenibles ellos, ya la habían liado antes contruyendo, por ejemplo, una estación de esquí en la cima de Javalambre y en general currándose la destrucción de su parte de los Pirineos.

Esta tarde en la Cadena Ser ha hablado el representante de comunicación de la empresa que quiere llevar a cabo este proyecto. Lo definía, efectivamente, como una suerte de «Las Vegas» a la española, pero ojo, eso sí, con un toque europeo que se va a notar en la cultura (creo que iba por la plaza de toros), que se tiene que notar que está Caesaraugusta al lado. Y la misma calaña de locutores que, me juego un pie, ponían a parir al trasvase, le reían las gracias a este prócer de la cultura. Nauseabundo.

Lo peor de todo es que desde que se supo de esta catástrofe no han dejado de surgir muchas voces, especialmente de habitantes de la región, que están encantados con la instalación de la criatura: empleos y dinero. Aquí pego algunos fragmentos de aragoneses entusiasmados (la inmensísima mayoría) que he ido recopilando:

– Gran Scala es la mejor noticia en ARAGÓN en siglos.

– Adelante con el proyecto! La gente que dice que está en contra de la construccioón del parque tematico es que no lo ha pensado muy bien. Es una mina de oro que nos vana aponer en el desierto, encima no nos cuesta un duro, pero es que somos idiotas o que?

– Se deberían establecer efectivamente las políticas necesarias de protección de las zonas delimitadas, pero sin llevar a límites irracionales esta cuestión. Es preferible que una bandada de aves desvíe su ruta de emigración 10 Km de la que realizan habitualmente, que un proyecto de esta envergadura pase de largo, y no vuelva. Las aves no morirán por un rodeo, los pueblos de Monegros sí,…de la manera más cruel…lentamente.

– Si dejamos pasar este tren nos arrepentiremos toda la vida.
Hagamos lasa cosas con sensatez, y además de estudiar bien el proyecto, pido que los políticos se unan en algo tan importante para Aragón. Podemos ser una de las regiones más ricas de España; muchas otras regiones se darían con un canto en los dientes.

– Lo que quiero decir es que espero que se haga Gran Scala en Los Monegros como un ejemplo de espacio de ocio y turismo sostenible, en beneficio de Huesca, sus pueblos y de su gente.

Qué lamentable. Efectivamente debe ser muy triste vivir en un área deprimida con tendencia a la despoblación, pero eso en ningún caso puede justificar la destrucción del patrimonio. ¿Bajo qué circunstancias se instalaría un hipotético y rentabilísimo parque de atracciones (que traería el oro del moro a todos y cada uno de los ciudadanos del lugar, todos ellos tristes y desalmados) sobre las ruinas de Mérida? ¿y sobre la Alhambra? ¿Y sobre la Sagrada Familia? … ¿Y sobre un espacio natural protegido? Hasta que esta asignatura no se supere seguiremos siendo un país de paletos y de ignorantes.

Continúa aquí y aquí

(De visita obligada para los interesados en el tema: Blog «Los Monegros no se venden«)