El arco de la ambición: Darwin el geólogo

Tercera conferencia del ciclo de la Universidad de Connecticut dedicada al inminente bicentenario del nacimiento de Charles Darwin (::1::, ::2::) (y última a la que tendré oportunidad de asistir). Tuvo lugar el 5 de noviembre en el Konover Auditorium y la impartió Sandra Herbert, catedrática de la Universidad de Baltimore (UMBC) dedicada fundamentalmente a la docencia de la Historia de la Ciencia y biógrafa de Charles Darwin. Ha editado varios cuadernos de campo del naturalista inglés (que tengo en busca y captura) y recientemente ha trabajado en un aspecto muy desconocido de su labor científica, ya que Darwin estaba, al menos en ciertos momentos de su vida, tan interesado en la geología como en la biología. De este trabajo surge su libro más reciente «Charles Darwin, Geologist«, muy bien valorado y merecedor de cuatro premios de distintas sociedades de historia de EEUU. Precisamente la conferencia trata sobre este tema y vino a ser un somero resumen de ese aspecto tan desconocido de Darwin.

Comenzó, sin embargo, con alguna mención al resultado electoral y a la presencia del espíritu de Lincoln en el discurso de Obama ya que, por si no lo sabíais, Charles Darwin y Abraham Lincoln nacieron ambos el 12 de febrero de 1809. Esta curiosidad suele mencionarse de vez en cuando pero Herbert fue más allá y nos hizo una comparación un poco más detallada de las semejanzas de estas dos personas en aspectos personales y cómo la actividad de uno influyó en la del otro y viceversa. Estos datos, sin embargo, me los guardo para contarlos en el bicentenario propiamente dicho.

Entrando en faena nos explicó el porqué del título de la conferencia: «The Arc of Ambition. Charles Darwin as a Geologist«. De alguna forma el interés de Darwin por la geología describió una especie de arco: fue creciendo en un primer momento hasta llegar a entusiasmarse para finalmente decepcionarse e ir abandonando el tema hasta el punto de que hoy apenas parece algo anecdótico en su vida. ¿Por qué ocurrió esto? ¿Desde cuándo tuvo Darwin pasión por la geología? ¿Cómo desarrolló esa actividad? ¿Hizo algún descubrimiento destacable? De todo esto nos habló Herbert, y muy bien, por cierto.

El interés de Darwin por la geología hay que buscarlo, al igual que con el resto de las ciencias, en su familia. Tanto por su rama materna como paterna Darwin tuvo antecedentes de científicos más o menos aficionados. El más conocido fue su abuelo Erasmus, del que se conserva una curiosa sección de la Tierra que tiene su puntito. Posiblemente fue él quien enseñó al joven Charles los principios de la geología, pues ya desde niño tenía una surtida colección de fósiles y rocas que sabía identificar, y se sabe que su hermano mayor y él tenían instalado un laboratorio de química improvisado en el jardín de atrás de su casa.

Durante su formación universitaria (a desgana y por obligación paterna, sin llegar a concluir sus estudios) tuvo algún profesor también aficionado a las ciencias naturales con el que compartió inquietudes y conversaciones, entre otras cosas, sobre la variación de las especies. Esto también tuvo consecuencias en la vertiente geológica, ya que fue en esta etapa de su vida cuando aprendió a recolectar los especímenes típicos, y no sólo los más atractivos, así como de intentar plasmar toda la variabilidad.

Durante el viaje del Beagle, Darwin recolectó miles de ejemplares minerales y fósiles, incluyendo los de codiciados vertebrados, muchos de los cuales fueron vendidos después y acabaron en manos de Cuvier, en París (curiosamente un fijista catastrofista). En todo momento llama la atención la labor metodológica paciente y cuidadosa de Darwin, etiquetaba y numeraba todas las muestras y las anotaba en sus cuadernos de campo según las instrucciones de sus profesores en Inglaterra, de forma que siempre hubiese una forma de identificar el especimen aunque no se supiese con certeza de qué se trataba (eso siempre se puede hacer después). En el caso de las rocas y fósiles, los pegaba a un cartón y a su vez sobre él, ponía la etiqueta con el número correspondiente que aparecía en su cuaderno. Herbert nos mostró fotos de todo esto, muy interesantes (así es como se sigue trabajando hoy, al fin y al cabo).

Ya de regreso a Inglaterra, cuando se empezaba a perfilar como un prometedor científico, tuvo un gran impacto en él el trabajo y la amistad con Charles Lyell, a la sazón el padre de la geología moderna. En sus «Principios«, Lyell revolucionó esta ciencia al considerar que, en el fondo, los procesos que actuaron en el pasado y que explican el estado de la corteza terrestres son exactamente los mismos que los que ocurren ahora, solo que acumulados a lo largo de millones de años (uniformismo, se llama esto). Esta perspectiva influyó poderosamente a Darwin y es de sobra conocido que de alguna forma de su aplicación a la biología surge gran parte de la interpretación uniformista, gradualista y materialista del darwinismo. Además, en la geología de Lyell tenía un peso fundamental los «movimientos eustáticos» de los continentes (elevación y descenso de la corteza terrestre).

Su gran logro, desde luego, fue dar una explicación a la formación de los arrecifes de coral, y concretamente a las barreras coralisnas y los atolones que tantos dolores de cabeza daba a la marina inglesa del siglo XIX. Fue él quien se dio cuenta de que los corales sólamente se forman a profundidades someras y que, en realidad, los atolones circulares podían explicarse como consecuencia del hundimiento de una isla volcánica. De este tema hablamos algo más detalladamente en el día de Darwin de 2007.

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Explicación de cómo se forma un atolón en la obra de Darwin sobre arrecifes de coral

Así pues, tenemos al joven Darwin, en la treintena, afianzando su prestigio científico tanto en la rama biológica como en la geológica (interesado no sólo en los arrecifes, sino también en los volcanes, los terremotos, …) e incluso llega a definirse como geólogo. De alguna forma, Darwin trabajaba tan intensamente como con la biología para dar lugar a una Gran Teoría Geológica integradora, tal y como hizo con la biología. Sin duda era un hombre ambicioso.

louis_agassizNo menos ambicioso que él era Louis Agassiz, naturalista suizo discípulo de Cuvier que acabó ejerciendo una cátedra de zoología y geología en Harvard (universidad donde, por cierto, tiene levantado todo un edificio en su memoria como pude comprobar hace unas semanas). Agassiz era un magnífico ictiólogo, muy interesado en la anatomía comparada y, al igual que su primer mentor, defensor a ultranza del fijismo frente al evolucionismo. En eso resultó estar equivocado respecto a Darwin, pero en un tema eminentemente geológico (los glaciares) fue él quien se llevó el gato al agua (¿Y quién mejor que un suizo?).

En efecto, Darwin por ejemplo, interpretaba la aparición de glaciarismo en lugares sin hielo a la manera de Lyell: por movimientos eustáticos, mientras que Agassiz postuló que el glaciarismo que se puede ver, por ejemplo, en los Apalaches de Nueva Inglaterra (buen sitio, Connecticut, para hablar del tema), se deben en realidad a cambios climáticos en el pasado.

Las diferentes interpretaciones originaron una controversia científica sobre el tema muy sonada de la que Darwin salió escaldado. Él mismo reconoció, después de visitar ciertos glaciares de Gales, que la versión de Agassiz era la correcta. Esto supuso un fortísimo golpe para el ego de Darwin. Poco a poco abandonó su interés por componer una gran teoría geológica (que no su interés por la geología) y el arco de su ambición comenzó a descender. Fue tal el efecto que tuvo esta «derrota», que incluso Herbert insinúa que la larga demora en publicar el Origen de las Especies era en parte consecuencia de la inseguridad que nació en él después del asunto de los glaciares.

¿Quedan supervivientes de aquella faceta de Darwin? Pues sí: de hecho su interpretación de la formación de los arrecifes de coral es básicamente cierta, si bien es el nivel del mar muchas veces el que sube y baja antes que el de la propia corteza terrestre, pero en lo fundamental Darwin estuvo muy inspirado en su interpretación.

Tras concluir la conferencia hubo piscolabis, que estos yanquis se lo montan muy bien, y tuve oportunidad de saludar en persona a esta señora y convencerla para que me dedicara el libro. Que yo sepa no está traducido al castellano, pero para los que entendáis bien el inglés y estéis interesados en la historia de la ciencia es todo un caramelito. Además está lleno de dibujos y bocetos de Darwin, mapas geológicos hechos por él mismo, páginas de sus cuadernos y esas cosas.

darwingeologist

5 comentarios en “El arco de la ambición: Darwin el geólogo

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