Comentario crítico acerca de la posición de Schinderhannes bartelsi (agarráos los machos)

La entrada de hoy tiene que ver con lo que podría ser el hallazgo paleontológico del año y uno de los más importantes de la década. Sin embargo, no es que haya tenido mucha repercusión en la red hispana (no digamos en los medios de comunicación tradicionales) y de hecho yo me he enterado de casualidad. Para poder entrar en faena todo lector que quiera seguir esto tiene que tener alguna noción de lo que son los anomalocarídidos y su contexto, así que intentaré ser breve.

Introducción para los que aún no estén en el club de «amigos de los Anomalocaris» (prescindible para los demás)

Los anomalocarídidos son algunos de los protagonistas más famosos del acontecimiento conocido como la explosión cámbrica, que es el peculiar nombre que se le da a la brusca aparición de una fauna muy rica de animales en los mares de todo el mundo hace como 540 millones de años. Es decir, en un momento dado hay sólo pellejos inmóviles y pólipos aburridos y en un «instante geológico» (12 millones de años, ya sabéis cómo son estas cosas) hay esponjas, medusas, poliquetos, onicóforos, crustáceos, trilobites, cefalocordados, equiúridos,… vamos, una fiesta.

faunabrugess

La explosión cámbrica es importante por tres razones. 1) Su ya mencionada «explosividad». 2) En contra de lo que podría esperarse, los distintos planes anatómicos de los animales se repartieron deprisa y corriendo en una mañana geológica. Hace 530 millones de años ya andaban pululando por el mar los antepasados de todos, o casi todos, los tipos de animales que existen hoy en día. 3) Desde el primer momento, los puñeteros reyes de la biosfera fueron los artrópodos. Los yacimientos cámbricos siempre muestran una diversidad abrumadora de este tipo de animales.

La explosión cámbrica da lugar a muchos chascarrillos divertidos, pero para no extenderme mucho con la introducción dejémoslo todo en que en esta época pulularon muchos animales que hoy día nos parecerían marcianos.

opabinia

Opabinia

hallucigenia

Hallucigenia

De hecho, hasta hace relativamente poco tiempo había tendencia a decir que la mayoría de los bichos de las faunas cámbricas pertenecían a tipos animales completamente extintos, aunque esta es una interpretación no del todo cierta.

De todos los bichos raros de las faunas cámbricas, algunos de los más famosos y apreciados por el público son los anomalocarídidos, ¿por qué? Pues porque vienen a ser los dinosaurios mediáticos de la época: eran «grandes» y eran feroces depredadores.

escalaanomalocarididos

Comparación de tamaños de algunos habitantes célebres de los yacimientos cámbricos. Los más grandes son anomalocarídidos. Menudo susto si te los encuentras en la bañera.

Posiblemente otro de los factores que hace tan apasionantes a estos animales fue el cómo se descubrieron. El primer anomalocarídido se describió originalmente por separado a partir de dos partes distintas de su cuerpo. Fue precisamente a partir de los fósiles que colgué aquí el viernes pasado, y como quedó claro, muchos lectores ya se conocían esta parte (como era de esperar).

anomalocarisfosil1

El primer fósil fue interpretado como la cola de un camarón y se le llamó Anomalocaris (camarón raro).

peytoiafosil

El segundo fue interpretado como una medusa y se le llamó Peytoia, pero a mí siempre me pareció una rodaja de piña en almíbar, al igual que a mi amigo Biosfofo, y este era el motivo por el que quería que elucubráseis el otro día: quería saber a cuántos de los lectores les venía a la cabeza la imagen de la rodaja de piña (especialmente entre los que no sabíais nada del asunto).

Hay que tener muchísima imaginación para ver una medusa en Peytoia, pero en muchísimas reconstrucciones de faunas cámbricas de los años 70 y 80 se dibujan misteriosas rodajas de piña, que se parecen a una medusa como un huevo a una castaña, flotando por ahí, como si nada. Esta ilustración procede de un libro sobre evolución de los vertebrados editado en 1987 y que fue el responsable de esa asociación paleontológica-repostera en mi tierna infancia.

peytoia

Fue precisamente en la década de los 80 cuando se descubrieron algunos fósiles completos con todas las piezas en su sitio. La cola de camarón, en realidad era uno de los dos apéndices prensores que usaba el bicho para comer, y que en un alarde de creatividad aún hoy se siguen llamando «apéndices grandes«. La rodaja de piña resultó ser, en realidad, la boca del animal; una suerte de mandíbula circular nunca antes vista por el ser humano. Aún hoy hay quien la llama «peytoia«. Por asuntos de prioridad a la hora de dar nombres a organismos vivos, el bicho completo siguió llamándose Anomalocaris canadensis. Helo aquí persiguiendo un trilobites para desayunar:

anomalocariscanadensis

Y aquí nadando elegantemente por los mares cámbricos:

anianocangif

Lo importante de todo esto es que Anomalocaris fue sólo el primero de los muchos otros bichejos de diseño anatómico similar que vienen a llamarse anomalocarídidos y de los que se conocen un buen puñado de distintos géneros y especies. Para muestra un botón:

anomalocarididos

Míralos, qué monos todos ellos con sus «apéndices grandes» y sus boquitas de piña en almíbar.

Principalmente porque esos «apéndices grandes» son segmentados y articulados, hay un amplio consenso a la hora de incluir a los anomalocarídidos entre los artrópodos, si bien pertenecen a un grupo extinto sin representantes en la actualidad.

Fin de la introducción. Empieza la chicha

Hace unas semanas, Kühl, Briggs & Rust publicaron en Science el descubrimiento de una nueva especie de invertebrado fósil que han bautizado como Schinderhannes bartelsi a partir de un precioso especimen alemán que amablemente nos ilustran detalladamente y nos incluyen una bonita reconstrucción del bicho en vivo.

schinderhannesspnov

A estas alturas todos habéis aplicado vuestra capacidad de observación para ver en Schinderhannes (o al menos en su reconstrucción artística) unos «apéndices grandes» y lo que en el dibujo parece una peytoia. Puede que tenga unas elegantes aletas y un pincho en el culo, pero en principio se parece mucho a un anomalocarídido, ¿no? Eso es lo que muchos piensan y lo que se está anunciando a bombo y platillo por toda la bioblogosfera (ejemplo). Pues hale, a descorchar el champán, las palmaditas en la espalda y tal. Pero, si hemos quedado en que ya hay un buen puñado de anomalocarídidos descritos ¿por qué me ha dado por decir que este descubrimiento es tan relevante? Pues principalmente por dos razones.

La primera es que ¡Schinderhannes vivió en el periodo Devónico!, es decir más de 100 millones de años después que cualquier otro anomalicarídido. Esto supone un puntazo tremendo en la concepción que teníamos sobre muchos invertebrados cámbricos. A menudo se piensa que los «monstruitos imposibles» de estas faunas fueron experimentos fallidos de la evolución que se quedaron por el camino, ¡pero ahora vemos que almenos algunos de ellos pudieron tener un éxito notable! La presencia de un anomalocarídido en el Devónico supondría que hubo miembros de este linaje cuando las plantas colonizaron la tierra firme, cuando los primeros insectos pulularon por el cielo o cuando los mares estaban llenos de peces acorazados. El Devónico nos queda muy lejos, pero por hacer una analogía, este hallazgo ¡sería como encontrar un dinosaurio vivo en la selva amazónica o pescar unos ammonites con una red!

La otra cosa a destacar es que Schinderhannes presenta caracteres intermedios entre los anomalocarídidos típicos y los «euartrópodos» (es decir, los artrópodos como Dios manda). Esto es importante porque tradicionalmente se les ubicaba en una posición muy basal dentro de los artrópodos, como si estuviesen a medio-artropodizar. Es decir, si lo visualizáramos en un cladograma, sería una cosa así.

cladoanomaloc1

Cladograma que representa la radiación temprana de los artrópodos

En cada nodo hay un número que representa las apariciones de determinados nuevos caracteres que, teóricamente, comparten todos los descendientes de ese nodo, salvo pérdidas secundarias. Según los autores, el nodo 2 (rojo) representa la aparición de los «apéndices grandes», mientras que el nodo 3 (verde) serían caracteres típicos de euartrópodos tales como el endurecimiento de las placas dorsales, la presencia de un escudo cefálico y los apéndices del tronco con dos ramas.

De aceptar esta hipótesis tal cual se deduciría:

1. Que los «apéndices grandes» es un carácter que poseen de forma ancestral todos los artrópodos (simplesiomorfía), aunque luego se hayan perdido en su gran mayoría.

2. Que los anomalocarídidos no son un «grupo natural» (monofilético), sino que sería un grupo artificial que no contendría a todos los descendientes de un ancestro común (parafilético).

Yo tengo serias dudas con la segunda conclusión, y las tengo porque, de hecho, creo que Schinderhannes NO es un verdadero anomalocarídido. De hecho, si se lee atentamente el artículo se ve que en ningún momento se da por hecho que el animalico sea un anomalocarídido, aunque el dibujo así lo sugire y su parecido con los depredadores cámbricos es lo que más se destaca en todas partes. Por ejemplo, al menos la versión inglesa de la Wikipedia, incluye a Schinderhannes entre los verdaderos anomalocarídidos, cuando eso es bastante dudoso y ni siquiera los autores se mojan al respecto. Mis razones para defender esta postura son las siguientes:

a. Diría que Schinderhannes no tiene boca de rodaja de piña (peytoia). En el artículo hablan de una boca circular, pero no se atreven a nombrarla como «peytoia» o «radiodonta». Es cierto que en la imagen «H» se intuyen como unos dientecillos en esa boca circular, pero me parece bastante distinta de la característica de los verdaderos Anomalocaris, y además, ya ha habido casos anteriores en los que se ha visto que una boca circular con mandíbulas no es exactamente igual a una peytoia (Xianguang et al. 2006), que de hecho acabó siendo de un priapúlido.

b. Hay, de hecho, evidencias crecientes a favor de que los «apéndices grandes» sí que son simplesiomórficos (primitivos) para todos los artrópodos. Aunque los de los anomalocarídidos nos resulten muy característicos, se piensa que muchos otros artrópodos cámbricos tenían apéndices preorales homólogos, y que, de hecho, los quelíceros de escorpiones y arañas, son también homólogos a los «apéndices grandes» de anomalocaris. De ser así, su posesión no implicaría parentesco entre Schinderhannes y los verdaderos anomalocarídidos. De hecho según pasa el tiempo, la frontera entre los distintos clados de artrópodos cámbricos es más sutil, precisamente porque cada vez hay más «formas intermedias»

megacheira

Algunos artrópodos cámbricos con «apéndices grandes» homólogos a los de los anomalocarídidos. A veces se les engloba en el clado «Megacheira» (= manos grandes).

c. No está nada claro que los verdaderos anomalocarídidos tuviesen apéndices de dos ramas (léase, patas). Aunque muchas veces se les ha dibujado con ellas y que hay algunos géneros de difícil adscripción que definitivamente, las tienen, en principio los anomalocarídidos de pura cepa son ápodos y sólo tienen aletas, hasta que se demuestre lo contrario. La presencia de patas en Schinderhannes es otro argumento en contra de incluirlo entre los anomalocarídidos.

Vale, si alguien me ha seguido puede preguntar, ¿Qué es entonces el bicharraco este? Pues a mí me parece que estaría muy bien incluido en los llamado «Megacheira» esos, porque tiene sus patitas muy bien puestas y la disposición de los «apéndices grandes» a modo anomalocarídido bien puede ser obra del artista. Abstrayéndose un poco de las similitudes superficiales, Schinderhannes bien podría ser un primo de Yohoia. Según el cladograma de arriba, el nodo número 4 implica la pérdida de la boca redonda, pero como ya he dicho, tengo mis dudas (y los autores nunca se pronuncian al respecto) sobre la naturaleza de esa boca.

En conclusión:

– Schinderhannes puede parecerse algo a un Anomalocaris, pero no está nada claro que sea un anomalocarídido, y por lo tanto el hallazgo de este fósil en un yacimiento del Devónico no implica la supervivencia de este linaje de artrópodos basales hasta esa fecha, como se dice en internet en estos momentos.


Schinderhannes no sería un impedimento para considerar a los anomalocarídidos como un grupo natural (monofilético) ya que no es uno de ellos.


¡He dicho!

Anomalocaris homepage

38 comentarios en “Comentario crítico acerca de la posición de Schinderhannes bartelsi (agarráos los machos)

  1. Otra entrada memorable…

    Dos cosas:
    La primera, he acertado y nadie me lo reconoce, jiji :D

    La segunda; con estas cosas solo se puede especular… Pero yo siempre que me abstraigo pensado en los anomalocaris, y basandome en los dibujos que tenemos en la actualidad, siempre me he preguntado como leches comía. Se llega a la conclusión de que usaba las megacheras para llevar sus presas hasta la boca radial un poco mas abajo. Aún así, parece incomodo y poco eficiente. Abstrayendome un poco más pensaba en la aletas… ahí puestas en los laterales… Después piensa uno en los artrópodos actuales, principalmente en los crustáceos, y pronto se da uno cuenta de que sus complejos aparatos bucales están compuesto por una boca circular rodeada de 3 o 4 pares de ‘patas’ modificadas para la manipulación, masticación, etc… Reunión todo, he pensado que las aletas derivaron a apendices nadadores, y posteriormente los priemros apendices a aparatos bucales mas parecidos a los actuales.
    Evidentemente con la inmensa cantidad de lagunas que hay sobre estos ‘proto-artrópodos’ todo son meras especulaciones. Puedes que algunos anomalocaridos se adaptaran a la vida bentónica y por eso transformaron sus aletas en apendices nadadores/caminadores, desplegando un nuevo mundo de posibilidades adaptativas. Es muy probable que ante las nuevas adaptaciones los anomalocaridos nadadores desaparecieran, ante unos nuevos anomalocaridos con mas posibilidades adaptativas (los apendides caminadores, son facilemnte transformables en nadadores, o que herramientas para la predación), y finalmente puede que algunos de estos anomalocáridos caminadores volviera a la vida pelágica, llegando al Schinderhannes… En fin, por imaginación que no quede.

    En cualquier caso, un tema más que interesante.

  2. ¡Ey! En el post anterior doy la enhorabuena a las «mentes perspicaces» que conocían la respuesta, y tú ibas incluído.

    Por lo demás, hombre, tengo que defender un la labor de los paleontólogos: la reconstrucción de la evolución no es simple especulación, y cada vez son más los fósiles que tenemos y las lagunas que se llenan. Quizá te sorprenda saber todo lo que hay escrito sobre este tema, y que incluye un conocimiento más detallado de lo que te piensas sobre los apéndices de los artrópodos. El razonamiento que sigues no es incompatible con las hipótesis que se manejan sobre el origen de los apéndices birrámeos (los básicos de los artrópodos, que se diversificaron desde la pata de la cucaracha al maxilípedo del camarón), aunque se discute si realmente son homólogos a los nadadores de Anomalocaris. Lo único que no encajaría muy bien es que el Schinerhannes este fuese una forma muy derivada que regresa al necton, ya que como ponen de manifiesto los autores del artículo, retiene muchos de los caracteres basales de artrópodos, pero aún así, buen intento.

    Me alegro de que te haya interesado el tema. Me resula imposible no recomendarte «La vida maravillosa», un ensayo sobre la explosión cámbrica de Stephen J. Gould que ha apasionado durante veinte años a miles de lectores. No es una recomendación a la ligera: deberías leerlo, te va a encantar. Por desgracia es un poco obsoleto en cuanto a sus conclusiones, pero siempre puedes completarlo con «The Crucible of Creation», de Conway Morris, aunque sin embargo, no está traducido al español.

  3. Pues ya están apuntadas la recomendaciones para el proximo amazonazo…

    A lo que me refiero con especulaciones, es que es todo muy raro. Un ejemplo que se me viene ahora a la cabeza… Este bicho es clavadito a un Branchipodo actual, pero en gordo. Los machos tambien tienen megacheras…. pero macho, no las usas para comer sino para trincar a la hembra… Vease la secuencia…

    Lo mismo hasta tambien nadaban al revés…. jeje

  4. Jejeje muy bueno Xema. Pues oye, vete tú a saber si usaba sus «apéndices grandes» para ligar, el amigo Anomalocaris, como las artemias pero ojo, aquí las similitudes son analogías, no homologías: los apéndices de los anomalocarídidos son preorales ventrales; en la artemia son, en realidad, las segundas antenas. Las aletas de Anomalocaris son lóbulos, las de las artemias son apéndices birrámeos, etc, etc pero sí que es verdad que se parecen.

    Tío, tú tendrías que haber estudiado biología. La habrías disfrutado como pocos…

  5. Hace unos dias vi la noticia, pero la verdad es que no le preste mucha atencion porque donde lo vi venia bastante escueto y solo decian que aunque se pareciese, no era un anomalocarido y poco mas, sin embargo, ya veo que esto tiene mucha mas chicha de lo que creia.
    Por cierto, viendo el cladograma ese… ¿los insectos donde quedarian mas o menos, junto a crustaceos?

    PD: Gracias por la recomendacion del libro de Conway Morris, a ver si me lo pillo en breve, que despues de leer la vida maravillosa quede encantado, aunque se le notaban los años un poco.

  6. Creo que sí: los insectos andarían cerca de los crustáceos.

    «La vida maravillosa» es lectura obligada, pero las conclusiones a las que llega respecto a la explosión cámbrica son bastante exageradas. Morris (que además fue uno de los «redescubridores» de los fósiles de Burgess Shale) de alguna forma actualiza el libro, aunque como no paran de encontrar yacimientos cámbricos (Sirius Passet, Chengjiang, Emu Bay,…) estar actualizado sobre este tema no es fácil. Menos mal que está Internet…

  7. Perdón por entrar aquí.
    Decía Xema que cómo coño comían. Fácil. Una boca redonda implica una «ventosa» para pegarse a otro animal (a modo de rémora), y las aletas laterales son para pegarlas al portante y no incomodar el rumbo de nado.

    Menudo disparate, pero tenía ganas de decirlo. Un abrazo, y mis disculpas.

  8. CSPR, que yo sepa aquí se entra sin permiso, así que no te disculpes, ¡y menos si es para hablar de la alimentación de invertebrados paleozoicos!

    Puede que a Xema y a ti no os convenza mucho, pero la interpretación funcional típica sobre anomalocarídidos sostiene que los apéndices atrapan la presa y la boca circular la mastica (ya que tiene dientes) en su interior. Ya he manifestado que me parece muy dudoso que el bicho este tenga una boca peytoia, pero sí que parece tener dientes. Ahora bien, ¿por qué una boca redonda implica una ventosa?

    El principal argumento que veo en contra de que estos animales tuviesen ventosa en la boca es que ellos eran, en principio, los animales más grandes de su entorno y no tendrían a quién «pegarse». Además las ventosas con dientes parecen útiles para alimentarse por succión de los líquidos internos (más como una lamprea que como una rémora), pero sin embargo ellos tenían unos muy versátiles apéndices raptores con los que apresar y manipular animales, con lo que no parece muy necesaria una ventosa.

  9. ¡Magnífico!
    Esta es la palabra, la única que se me ocurre.
    ¡Magnífico Blog Copépodo!
    Una pregunta, previo tu permiso:

    ¿Es la forma la materialización de la energía? Si la energía, cualquier energía implica necesariamente movimiento.
    Por ejemplo: si vemos una imagen por satélite de un huracán, vemos una espiral.
    Realmente, las nubes forman pasivamente lo que el viento dibuja empujado por la gravedad del planeta.
    Si vemos un nautilus, o la imagen de uno de los dos fósiles que nos muestras, no vemos asimismo la materialización de… distintas energías que reaccionan construyendo su forma.

    Con tu permiso y humildemente pido tu permiso, de nuevo, para participar en tu Blog.

    Gracias

  10. Errrrr, estoooo, bueno sí, E=mc2, así que en el fondo todo es energía, y tal y tal.

    No sé muy bien dónde quieres llegar, pero si quieres una respuesta: sí, que para «materializar una forma» se necesita energía en los enlaces del ATP, materia orgánica e información genética para el desarrollo, pero no entiendo muy bien qué tiene que ver con esta entrada.

  11. Te agradezco la respuesta, Copépodo, en realidad no quería llegar a nada concreto, sino principalmente dejar un comentario en tu Blog que me parece muy interesante y muy divertido.
    La fórmula de E=mc2 es para el cálculo de la energía, pero yo me refería a que las formas de estos seres vivos – aunque el ejemplo que pongo es el de la forma en espiral de un huracán: producto o resultado de la gravedad, de la rotación (fuerza de Corialis) y las diferentes temperaturas de la atmósfera por la energía calorícica del sol -, su variedad de formas, la forma y la utilidad de sus diversos órganos para adaptarse al medio (principalmente acuático) y como la energía eléctrica, cinética, etc. podría ser la que modelara sus materiales orgánicos, que al fin y al cabo, como las nubes, son nada más que masa pasiva.

    Gracias

  12. Vale VR, es que no entendía muy bien qué querías decir, sonaba bastante esotérico.

    El desarrollo de los animales es una cosa compleja y muy interesante, algo extensa de resumir, pero si te gusta el tema te recomiendo que busques información sobre los «genes hox».

    Saludos

  13. Genes Hox. Increible; y que pena no tener la preparación ni lo conocimientos ni el tiempo… pero por lo que he podido entender es algo alucinante.
    Por cierto: la presentación de tu blog «…reflexiones invertebradas…» tiene que ver con la «patafísica» y sus «soluciones imaginarias»?? Si es así, desde luego que es acertada por el contenido que le das a tus entradas – imaginario, humorísitico, dadaísta – y si no lo es también. Desde luego, hay mucho blogs, pero tu blog es de lo mejor que he leído. (Y perdona tanto piropo que no pretendo hacerme el güai; pero la forma, el estilo que tienes contando las cosas es literariamente muy, pero que muy bueno a mi modo de ver).

    Gracias

  14. ¿Patafísica? ¿Soluciones imaginarias? ¿Dadaísmo? ¡Caray! ¡La de cosas que estaba haciendo sin darme cuenta!

    A nivel consciente, lo de «bloj invertebrado» viene por su protagonismo copepopédico, porque los invertebrados siempre me parecieron más interesantes que los invertebrados, porque carezco de temática y escribo un poco por impulsos y prontos que me dan y porque el uso de la palabra «vertebración» me da mucha grima (la mayoría de las veces contiene ideología: vertebración de España)… ¡¡¡Viva lo invertebrado!!!

    Los piropos los agradezco de corazón, aunque prefiero verlos como generosos cumplidos que como garantías de calidad (y creo que es mejor así ¿no?). Ey, y aunque a veces parezca que lo cuento todo como si estuviésemos en un bar ¡intento ser riguroso cuando se trata de anomalocarídidos!

  15. Bueno, conocí a un tipo en un chat, hace tiempo, que era un verdadero maestro en dadaísmo, patafísica, y sobre todo era un experto en ser él mismo, lo cual era lo más estimulante – sobre todo -.
    Sus conversaciones «on line» eran fantásticas, además de eso, sus sugerencias musicales, cinematográficas, literarias, internautas… vitales, bueno… un tipo al que nunca conocí en la realidad pero del que fui muy amigo virtualmente.
    Su manera de escribir siempre era respetuosa, documentada, personal, singular…; es curioso que en internet, siendo un medio – como dicen los tópicos – distante, frío, impersonal… uno encuentre lugares, personas, que nos hablan, que se expresan, que nos muestran y nos enseñan cosas, sí, sí, sí… de otra forma distinta, no es el mundo «real»… pero igual de buenas, válidas, etc.
    Por eso me atraen los sitios donde las «soluciones» imaginativas, imaginarias, pueden tener cancha.

    Un saludo dadaísta

  16. Llevo un par de meses sumergida entre las monografias y los articulos publicados por W, CM y B; (desde que lei «La vida maravillosa» de Gould) y en las ultimas semanas he estado intentando ponerme al día del estado taxonómico de las «maravillas» de Burgess Shale y aún no me ha quedado del todo claro el porque de considerar como protoartropodos a los anomalocaris. Creo que también Collins considera que Opabinia está dentro de la misma clase y el orden que los anomalocaris y… pues no se, sigo sin verlo claro. Te agradeceria la orientación.

  17. Pues verás, Emiliana. Desde que se los interpretó correctamente, los anomalocarídidos han sido considerados artrópodos o miembros muy cercanos a los mismos por presentar su característica principal: un par de apéndices articulados (los que tiene delante de la boca, para atrapar las presas). Ahora bien, lo que da un poco más de dolores de cabeza es dónde colocarlo dentro de los artrópodos, y esto cada vez es más difícil porque una cosa es la clasificación de los artrópodos actuales, que se segregan con facilidad en unos cuantos grandes grupos fáciles de definir, y otra cosa es en el Cámbrico, con una diversidad de artrópodos brutal.

    Por otra parte, los anomalocarídidos son un poco raritos porque…

    1) Carecen de los llamados «apéndices birrámeos» (supongo que si has leído el libro de Gould estás familiarizada con estos términos), que se presuponen «primitivos» (basales) para los artrópodos propiamente dichos y están presentes en trilobites, crustáceos y artrópodos cámbricos «como Dios manda».

    2) Poseen algunos caracteres únicos o ausentes en los artrópodos. A saber: la boca en peytoia y los apéndices nadadores laterales que, sin embargo, sí que tiene Opabinia (animal que, a priori, nunca se incluía entre los artrópodos).

    Estos dos puntos hacen que la interpretación ortodoxa (al menos la que yo conozco) hable de un grupo de animales llamados «lobópodos», caracterizados por tener lo apéndices laterales nadadores de Opabinia y Anomalocaris. Los lobópodos constituirían, para muchos, el grupo basal de artrópodos (el «stem group»), o sea, el «grado» inmediatamente anterior a los artrópodos, pero sin serlo (fíjate en la posición de Opabinia y Anomalocaris en el cladograma del post). Eso es lo que explica esa afinidad que lees entre los dos géneros, el supuesto clado o grado de los lobópodos. Los grandes apéndices frontales siguen apareciendo en muchos lobópodos y euartrópodos basales (incluida Yohoia y los quelicerados) y, por lo que leo, se interpretan como homólogos a los de los anomalocarídidos.

    En sus tiempos se especuló sobre la posibilidad de que los apéndices nadadores de los lobópodos fuesen homólogos a los apéndices birrámeos de los crustáceos. En una ilustración del libro de Conway Morris, que sale a menudo en internet, se ve la zona ventral de un Anomalocaris donde se dibujan unos pequeños apéndices articulados que salen de la base del lobópodo (equivaldría a la rama ventral del apéndice birrámeo). En realidad, esto no es así en el caso de los anomalocarídidos.

    La clave puede tenerla Parapeytoia, que sí que parece tener simultáneamente patas marchadoras y algo que recuerda a apéndices lobópodos, sin embargo la naturaleza de este fósil, por lo que sé, no está aún muy clara y se duda de si es un anomalocarídido o no.

    Esto es lo que yo sé del asunto. Espero haberte ayudado en algo, si no me he explicado bien, dímelo.

  18. Uadu! Menudo nivel, cuánto que aprender por aquí, me siento un biólogo bastante trasnochado. Y yo que creía que podía mostrar ejemplos y nombrar bibliografía! Me dejáis en mantillas, en lo que a buscar en la web se refiere, y en particular a las noticias en inglés, que son mi asignatura pendiente.
    Humildemente te doy las gracias, Sr. Don Copépodo, como decía alguien por ahí -no es por hacer peloteo-, por toda la información que nos muestras en tu bloj. De otra manera, seguramente no accedería a ella, y seguro que no me divertiría tanto como lo hago aquí.
    Finalmente, declaro ser «fans» incondicional de copépodo (ahora le doy un poco de informalidad, que te vas a cansar de tantas flores).
    Vencejo Rosicler, me ha hecho mucha gracia tu nombre, pero creo que se te ha ido un poco la perola. Además es la Fuerza de Coriolis.
    Coincido contigo, no obstante: ¡magnífico! y da gusto encontrarse gente así en la red, tan informada y amena, aunque da un poco de caquita por si me equivoco al escribir, que estoy empezando con esto de los blojs, como bien sabe cppdo.
    Un saludo especial a copépodo y VR.

  19. Pingback: “Top 10″ de especies nuevas « Diario de un copépodo

  20. Pingback: UNA VIDA MARAVILLOSA « La Vida Maravillosa

  21. esta padre solo queria saber esta informaci0on para saber sobre el trilobitre SABEN LA EVOLUCION ES MENTIRA SOLO SE LOS DIGO POR SI QUIEREN HACER PREGUNTAS SOBRE ESO MANDENME A MI COREO UNA PREGUNTA JUNTO CON SU CORREO

  22. Anoche soñé con un mundo cambrico de gigantescos onicoforos de cuerpo blando que se alimentaban cazando descomunales cnidarios pelagicos que surcaban los mares filtrando algas unicelulares. Los anomalocaris eran meros carroñeros que raspaban los cuerpos blandos con su corona de dientes. Los apendices solo era una mera ornamentación con fines reproductivos….

    Después me desperté y me fui a fotografiar Ophrys…

  23. este es un animal muy extraño per se ve interesante para investigar sobre el… pense que cuando el profesor me habia colocado ese animal era lo pero que me podia pasar… per no esta super interesante la informacion sobre el anomalocaris…

  24. ¡Excelente!
    Encontré este blog de casualidad, buscando algunas imágenes para terminar un trabajo de la facultad sobre Aglaspida (¡en unas horas lo expongo oralmente y aún no estoy durmiendo!) y como era de imaginarse no pude evitar quedarme leyendo tu post, me gustó mucho y aprovecharé la información para hacer una mención al respecto en la clase de mañana :D Aparte del tema en cuestión, te felicito por la claridad en la expresión, así da gusto leer. Saludos!

  25. Me ha hecho gracia la imagen en donde aparecen las rodajas de piña…, Opabina aparece bentónico y a Pikaia se ve comprimido dorsoventralmente y bentónico, Hallucigenia dado la vuelta al revés…, que cosas tiene la iconografía fósil (uy esto me suena).
    Un post desconocido para mi ( y eso que tiene solera), felicidades Cope, me ha en-can-ta-do.

  26. Pues me alegro, hombre. Esas rodajas de piña volante me tenían intrigadísimo en mi infancia, cuando me regalaron el libro (que por lo demás es excelente, aunque con el cámbrico muy obsoleto incluso para ser de 1987). Lo que ha nuestra visión de los artrópodos basales es cosa fina, a estas alturas de la película incluso «La vida maravillosa» está claramente obsoleta, y con noticias como esta o como la que salió mencionada ayer en Entomoblog está claro que nos queda mucho por lo que sorprendernos aún.

  27. Cada vez estamos mas cerca del anomalocaris carroñero y cuyos ‘temibles apendices’ solo eran poseidos por machos para asir a las hembras en la cópula…

    Y es que solo podemos especular, ya que no hay una tenemos una dimensión faunistica de la época. Quizas los mares estaban palgados de criaturas de cuerpo blando de las cuales no queda registro.

    Cuando uno lee sobre fauna pretérita, tiene la sensación de que no había muchas especies, y todas eran muy generalistas. La representación de dichos ecosistemas dan la sensación de que todo el mundo era el mismo ecosistema. Quizas Burges Shale fuera un lugar donde por circunstancias especiales se acumulaban restos fosiles con facilidad, y lo que vemos son endemismos de una zona. O simplemente es un catalogo de las criaturas más abundantes de las distintas épocas…

  28. Jajaja, ¡Quién sabe! Lo mismo efectivamente el tiempo te acaba dando la razón. En su momento no me convenció mucho la idea, pero es que son tantas las cosas que no sabemos que ya no me parece una idea tan descabellada.

  29. Pingback: 2011, el año de los gusanos xenúsidos (En busca del origen de los artrópodos) « Diario de un copépodo

Deja un comentario